«El público es distinto cada día»

Los hermanos David y José María Muñoz, ilustres nativos de Cornellá de Llobregat (Barcelona), tras el esfuerzo hecho con vistas al mercado americano con su reciente y grandioso disco Esto es Estopa, afrontan una gira desnuda, a dúo, ellos solitos con sendas guitarritas rumberas, para hacer balance de su carrera. Esta gira solo pasará en Castilla y León por Valladolid el viernes 6 de junio, en el Auditorio Miguel Delibes. Charlamos con David, el mayor, de 38 años, que habla desde Madrid.

Gira A solas. ¿Por la crisis?

¿Eh?... No, no, no Por la crisis no. Todo lo contrario. Nos apetecía muchísimo a mi hermano y a mí hacer un espectáculo donde pudiéramos expresarnos en nuestra máxima expresión. Es más Estopa que nunca. En realidad, no hay ni un bongó. Si fuera por la crisis hubiéramos puesto un bongó, un tecladito, no sé qué. Y no: ni Dios. Mi hermano y yo. Y dos guitarras.

Ya.

Es un espectáculo atemporal. Este formato acaba en junio y luego volveremos a hacer discos nuevos, actuaciones en la plaza de toros y cosas de estas. Pero esto lo dejamos ahí guardadito porque es un formato al que queremos volver no se sabe cuándo. Tal y como está yendo, sospecho que puede convertirse en un seguro de vida.

Este formato a dúo lo habrán hecho siempre, ¿no?

De hecho, es lo que nos gusta más. Mirar a mi hermano, él me pilla a mí, va muy lento, va muy rápido, vamos a darle más caña o a hacerlo de otra manera O sea, podemos cambiar cosas y hacer gags musicales. Lo que más nos gusta de esto es que no tenemos que ensayar.

¿Van a contar chistes?

No pretendemos hacer el Club de la Comedia, ni hacer monólogos, ni pretendemos cansinear, ja, ja, ja Lo que pretendemos es expresarnos. Hemos preparado un concierto con sorpresas para que el público interactúe. Que el espectador sepa que al azar, siempre al azar, puede salir al escenario a participar en unos cuantos trucos. Eso sí lo tenemos preparado, pero lo demás no. Es como cuando empezamos mi hermano y yo con la guitarra. Y sí, hay un orden de las canciones, y unas las tocamos en unos sitios y en otros no, y hay titulares, hay reservas, hay rotaciones La temporada es mu larga Ya sabes, todos estos tópicos, ja, ja, pero la verdad que nos lo pasamos genial en el escenario. Un teatro te permite hablar. No hablar más, sino que permite que la gente te entienda cualquier cosa que digas bajito. La gente está escuchando. Eso es muy distinto a una plaza de toros.

Donde estamos bebiendo.

Y donde sales y sueltas buenas noches..., como si no te oyeran, como cuando tu padre te habla por teléfono y piensas que no te oye porque estás muy lejos. La gente también capta la relajación, la inercia y la magia del teatro. Lo de la carne de gallina que te ponen algunas canciones solo sucede en el teatro.

Más magia

¿No tenéis miedo de no llenar solo con vuestra presencia física un auditorio?

Hemos tocado en sitios megaultragrandes en que se nos veía como hormiguitas. Aquí lo único es que toda la atención se centra en nosotros. No está el batería haciendo su solo, ni el guitarra llamando la atención con un riff guapo, no hay un percusionista No hay nada de nada: solo mi hermano y yo. Y cuantas más miradas haya sobre nosotros, más magia, creo. No tenemos miedo a la frialdad de un recinto. No creo en recintos fríos. De hecho, hemos tocado cuatro veces en Barcelona y fueron cuatro días súper distintos todos, ¿sabes? Cada público tiene derecho a expresarse como desee. Ni siquiera se puede hablar del público de un sitio: se trata del público de ese día en ese sitio. Es una de las cosas que hemos aprendido en esta gira de teatros y también durante estos años. Los públicos son distintos cada día.