La Feria del Libro, en busca del punto ciego
La literatura en femenino copa las ventas de la 52ª edición en Valladolid
Javier Cercas alude en 'El punto ciego' a esa especie de vacío, de pregunta sin respuesta, de incógnita sin resolver que se encuentra en una ... parte bien generosa de la novela moderna y que deja al lector la responsabilidad de dar él mismo con su propia respuesta, ante el silencio deliberado del escritor. 'Don Quijote', 'Moby Dick', 'La ciudad y los perros' o el grueso de la obra de Kafka son ejemplos canónicos de este acertijo literario en abierto. Uno al que parece enfrentarse, en sus propios términos, toda Feria del Libro que se precie, en busca de la solución a una gran pregunta que trae de cabeza a instituciones públicas, editores, libreros y autores, ocupando, este año, hasta cincuenta casetas: ¿cómo hacer que la gente lea más?
En la 52ª Feria del Libro de Valladolid se han propuesto, en la línea tradicional de ediciones pasadas, los célebres encuentros en conversación con autores reputados de la última temporada editorial (si bien con ciertas dificultades, al compaginar con la simultánea pujanza que seduce a los autores desde Madrid, pero arrojando eventualmente un saldo de plumas de calidad más que digno). También hay actividades de toda índole, que no descuidan a los autores locales, que miran a los poetas y que tienen en vista hasta talleres para los más pequeños.
El esfuerzo de los libreros es, de lejos, el más encomiable. Desde que montan con cierto cuidado el stand, siguiendo sus rituales y sus estrategias de disposición concretas para visibilizar aquello que da más juego, sus movimientos no carecen de épica para una comunidad que se encuentra la cuarta por la cola en el índice de lectura, solo por delante de Andalucía, Canarias y Extremadura. Algunas libreras locales llevan la coherencia de su establecimiento hasta la caseta: Arantxa, de la activista y combativa librería La Otra, revela desde su esquinado stand próximo a la calle Pasión cómo el libro 'Sexo es una palabra divertida', cuidadosamente situado en el punto más visible de su recinto, «levanta todo tipo de comentarios, desde la sonrisa hasta el escándalo». No hay mejor carta de presentación para una librería local que esta clase de experimentos.
Pero... ¿valen la pena estas fatigas? Mientras se colocan en lugares bien visibles los libros de Santiago Lorenzo, Patricio Pron, Cristina Morales, María Tena o Gustavo Martín Garzo, autores invitados, los más vendidos no se corresponden con estos nombres: «Mucha literatura femenina, sobre todo Julia Navarro y María Reig», señala Leonor, de la librería Los Arcos. También se cuela un nombre local: el de Nieves Muñoz, que con 'Las batallas silenciadas' ha conquistado un primer puesto en más de un stand. Y entre viñetas, Castilla Cómic da la sorpresa: una reedición de 'Los surcos del azar', de Paco Roca, por delante de su novedad 'El tesoro del Cisne Negro'.
Literatura en femenino
Por otra parte, sí parece conciliarse esta tendencia con el propósito de visibilizar a mujeres que ha ostentado esta edición de la Feria. En cambio, su otro gran caballo de batalla, la literatura francesa, no ha gozado de la misma suerte en la librería de idiomas Eurobook: «Hay interés, aunque el repunte está en autores italianos y portugueses, y los líderes siguen siendo Harry Potter y 'Juego de tronos'», señala su librero, Pablo. Ni siquiera la literatura infantil parece corresponderse con el gusto del público: los niños se entusiasman más ante los libros de 'Fortnite' y similares que con otros ardides de excelencia pretendidamente adaptada a sus paladares.
Los autores de caseta también corren desigual suerte. Las hay relatistas que, desde Madrid, afirman haber vendido mucho en tres días. Otros, volcados en la poesía, divulgan el propósito de dedicarse a la prosa «a partir del año que viene». La explicación del mal clima, que justificó las dificultades del año pasado, hoy ya no vale para muchos libreros, quienes ven cómo sus expectativas no se cumplen mientras los que registran las más grandes afluencias se encuentran en el Café del Norte. El punto ciego sigue siendo un misterio.
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