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Ciudadanos norcoreanos se inclinan ante las estatuas de Kim Il-sung y Kim Jong-il.
La luciérnaga que burló a la tiranía de los Kim

La luciérnaga que burló a la tiranía de los Kim

'La acusación' reúne los mordaces cuentos prohibidos por el régimen de Corea del Norte

Miguel Lorenci

Miércoles, 7 de junio 2017, 03:24

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El férreo control de la dictadura norcoreana tiene agujeros. Por uno de ellos se colaron los cuentos de 'la luciérnaga', traducción al español de Bandi, el seudónimo que protege al autor 'La acusación' (Libros del Asteroide), los 'Cuentos prohibidos de Corea del Norte' que llegan al lector español. Burló desde dentro al tiránico Gran Hermano norcoreano y a sus esbirros para ofrecer al mundo libre estas mordaces ficciones de aire kakfiano -su título evoca ya 'El proceso'- que retratan el absurdo de la vida cotidiana bajo uno de los regímenes más sanguinarios y herméticos del mundo.

Sarcásticos y conmovedores, escritos «con sangre y lágrimas», se publicaron en 2014 en Seúl. Era la primera vez que una ficción emergía de las totalitarias tinieblas de país asiático, gobernado desde hace siete décadas por la dinastía del terror que instauró Kim-Il sung. Traducidos a 18 lenguas, se publicarán en más de 20 países.

El autor de este crítico libro contra el régimen norcoreano, el primero escrito desde su infernal interior, aún vive bajo la siniestra bota de los Kim. Bandi logró sacar el manuscrito en 2013 gracias a la colaboración de una familiar y de una ONG de Seúl. Para escarnio de los sabuesos del régimen, el original salió de Corea del Norte oculto entre escritos de Kim Il-sung y otros materiales propagandísticos. Fue un turista chino quien, alertado por Do Hee-yun, presidente de la asociación que vela por los desertores norcoreanos consiguió sacar las 743 páginas del manuscrito junto a unos poemas que Bandi mantuvo escondido durante años.

Su seguridad exige ocultar cualquier detalle sobre la 'luciérnaga', cuya identidad es aún un misterio. El editor surcoreano cambió nombres y localizaciones en los cuentos para no dar pistas sobre el autor. Luis Solano, su editor en español, da por buena, la escasa información de la que dispone. Bandi es coreano, nació en 1950 en el norte del blindado país y creció en la región china de Manchuria a la que huyeron sus padres. Regresó con 20 años para debutar en una revista del partido y pertenece al Círculo de Escritores Coreanos, un organismo estatal que se dedica a la producción de literatura censurada para las publicaciones del régimen.

En un poema en el que habla de sí mismo, Bandi se describe como «un autómata, un humano sometido al yugo». Dicen los expertos que su escritura comparte los modismos propios del coreano del norte y su muy especial evolución. Hay arcaísmos en desuso en el coreano del sur y neologismos propios del norte. Se presenta Bandi como un poeta «animado por la indignación» que en lugar de «escribir con tinta y pluma» lo hace «con los huesos calados de sangre y de lágrimas».

Escritos a mano en un papel marrón de baja calidad de uso habitual en Corea del Norte, fechados entre 1989 y 1997, con el país sometido por Kim Il-sung y Kim Jong-il, 'La acusación' reúne siete relatos sobre gente común enfrentada al cruel sinsentido de la dictadura comunista. De ahí que su editor lo presente «como ejemplo de literatura casi 'concentracionaria', dado que el país es un enorme campo de concentración».

Sus personajes son gentes de a pie atrapadas en la sanguinaria mecánica de la dinastía de los Kim. En 'La ciudad del fantasma' un niño llora en una gran avenida de Pyongyang ante el retrato de Karl Marx, creyendo que es Obi, un monstruoso hombre del saco que quiere atraparlo, lo que provoca la caída en desgracia de la familia. Como en 'La fuga del norte', en la que otra familia 'apestada' es reducida a 'la número 149' porque su padre fue incapaz de sembrar el arroz en un invernadero, como exigía el partido. En 'El escenario' una pareja se convierte en sospechosa tras darse la mano mientras corta flores para un funeral y lamenta el corderil sometimiento de «un pueblo de comediantes capaz de disimular su dolor».

Escribe Bandi de un hombre que trata de viajar a su pueblo natal para despedirse de su madre moribunda, de un héroe de guerra y ferviente comunista que planta un olmo en el jardín de su casa para conmemorar el triunfo de la revolución, o de una mujer que se encuentra con el mismísimo Gran Líder en una situación peligrosa.

«Sincero y desolador», el primer libro de ficción que sale clandestinamente de Corea es «fascinante y escalofriante», para la escritora Margaret Atwood que lo califica de «lectura imprescindible. «Un testimonio valiente y estremecedor -dicen sus editores- que nos ofrece una nueva perspectiva del pomposo régimen norcoreano, la del pueblo que lo sufre».

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