Marina: «Leemos el titular y ya creemos estar informados»

Si el lector que hojea este periódico piensa que con haber leído la frase de aquí arriba que recoge las palabras de José Antonio Marina «Leemos el titular y ya creemos estar informados», ya conoce todo lo que este pedagogo abordó ayer junto al historiador y colaborador de El Norte Enrique Berzal, puede considerarse una víctima de esta imperante corriente de aprendizaje, contra la que Marina se planta cara y soluciones desde la llamada «movilización educativa».

«Nos quedamos en el eslogan y al final nos resultará progresivamente costosa la comprensión de textos largos», sostuvo el filósofo, que no dudó en señalar a las nuevas tecnologías y los medios informáticos como responsables de esta implantación de costumbres: «Son tan potentes que pronto se producirá un desbordamiento de los métodos de enseñanza tradicional, el negocio del trillón de dólares de la formación se encauzará a través de programas rápidos y privados si en la red pública no hay un talento para combatirlo». Y sin embargo, Marina asegura entender que el ritmo de la vida se ha acelerado y, lo que es más, que con él ha de incrementarse la velocidad de aprendizaje: «Es la ley de Revans: toda persona o sociedad necesita aprender a la misma velocidad con la que cambia su entorno, quien diga que no está condenada a ser una marginada social».

En constante aprendizaje

En ese sentido, confía el autor de El aprendizaje de la sabiduría en el «poderoso» sistema educativo actual, al que urge una llamada a la acción en uno de sus últimos trabajos, Despertad al diplodocus: «Tenemos 650.000 profesores, una buena tasa de escolarización y a nivel mundial, pese a lo que diga el informe PISA, estamos en una posición media», subrayó. «El problema es que no mejoramos, y tenemos que ser capaces de formar a chicos que puedan estar aprendiendo siempre».

Marina consideró en la Feria que «la educación está íntimamente relacionada con el libro y todas sus posibilidades» y, con la mira puesta hacia Finlandia como modelo educativo a seguir por España, defendió la propuesta llamada Objetivo 5-5-5: destinar a Educación el 5% del PIB durante cinco años con cinco metas mensurables en mente. Estas pasan por rebajar el nivel de abandono escolar al 10% e incrementar a su vez la formación postobligatoria, subir 35 puntos en el informe PISA, reducir la diferencia entre los resultados positivos y negativos de los alumnos, ocuparse de los niños con necesidades especiales e introducir en los currículos las llamadas «destrezas del siglo XXI».

«Se pueden conseguir grandes resultados con una buena gestión pese a una mala ley», aseguró, si bien se lamentó de que las distintas propuestas educativas siempre se vieran mezcladas con distintos aspectos políticos, como «la noción de la excelencia que la izquierda considera un disparate», así como «insistir en el esfuerzo del alumno que no llega, lo que le hace responsable único de su fracaso sin tener en cuenta el profesorado, el entorno sociocultural o las ayudas económicas que recibe su centro».

En ese aspecto se mostró de acuerdo Berzal: «La historia de España es una continua batalla por la escuela y al primer colectivo al que culpamos es a los políticos», aportó. Marina se lamentó de que «mientras cada grupo político se fije en una cosa y no busque sintetizar entre todos algo legítimo, el país seguirá sin llegar al nivel».