Cuatro muertos desde octubre y un centenar de intoxicados por inhalar humo
La región registra 38 incidentes desde que empezara el frío, el último el día de Navidad en Salamanca
Suman ya, con los dos incidentes del día de Navidad y Nochebuena, 99 personas intoxicadas en la comunidad por monóxido de carbono en los 38 ... incidentes que se han registrado en Castilla y León desde que comenzara la temporada de frío en octubre. Es, desde este mes al de marzo, cuando más casos de intoxicación por este gas se producen en la comunidad debido al uso de aparatos de calefacción para combatir el frío y, en algunos casos como los dos últimos, por incendios.
Con los dos sucesos de estos días, los datos registran muchos más afectados que el año pasado. En 2018, entre el día 1 de octubre y el 23 de diciembre, hubo 66 afectados en 34 incidentes, por lo que el aumento de personas atendidas por esta causa es del 1,5% en exactamente el mismo periodo, sin contar a las 26 personas atendidas ayer en Salamanca, además de la persona fallecida en Nochebuena en Burgos. También se ha producido un aumento en el número de incidentes, en este caso y en el mismo tiempo comparado del 5,8%, al sumar dos a los 34 del año pasado; y habría que añadir los dos recientes. En total, 38.
Veintiséis personas tuvieron que ser atendidas por inhalar humo en el incendio de una vivienda de la calle Bolivar, en el barrio Garrido de Salamanca, sin que el estado de ninguna de ellas revistiera, en principio, gravedad; aunque 18 de ellas sí tuvieron que ser hospitalizadas, siete menores, según informa Efe.
Los heridos son personas que vivían tanto en el piso donde se inició el fuego como en otras viviendas del mismo edificio.
La madrugada del martes pasado, el día de Nochebuena, una mujer de 90 años falleció en el incendio de una vivienda en la localidad de Medina de Pomar (Burgos) y otras cuatro fueron atendidas por los servicios de Sacyl. La mujer murió por asfixia, al inhalar humo.
Más en León
Lo más destacado en la comparativa de ambos años es que los casos registrados en la presente temporada de frío han tenido peores consecuencias, con el fallecimiento de tres personas en la comunidad, más la citada anciana a causa de un fuego, mientras que el año pasado en el mismo periodo no se produjo ninguna muerte por estas causas.
De los 38 casos que han tenido lugar desde el pasado mes de octubre, la mayoría se han producido en la provincia de León, con nueve incidentes registrados. Le siguen las provincias de Valladolid y Zamora, con seis casos cada una. Por su parte, Salamanca tuvo seis casos de intoxicación por monóxido de carbono; Ávila, cuatro; Burgos, cuatro; Palencia, dos, y Segovia, uno, mientras que la provincia de Soria no ha contabilizado ninguno. Si tenemos en cuenta los datos del Servicio de Emergencias desde octubre de 2018 a 31 de marzo de 2019, es decir, durante la pasada temporada de frío completa, las víctimas de estas intoxicaciones fueron 142 en un total de 78 siniestros. Ninguno de ellos tuvo consecuencias mortales.
Sí ocurrió así un año antes, ya que entre el 1 de octubre de 2017 y el 31 de marzo de 2018, cuatro personas de las 159 que resultaron afectadas perdieron la vida.
Gas tóxico
Desde el Servicio de Emergencias 112 explican que el monóxido de carbono (CO) es un gas tóxico que se caracteriza por ser inodoro, incoloro e insípido, por lo que no puede detectarse con los sentidos.
Cuando tiene lugar una combustión, se produce este gas, que puede resultar peligroso en espacios cerrados donde hay déficit de oxígeno y donde puede producirse una intoxicación por su inhalación.
La causa más frecuente de las intoxicaciones es la mala combustión en sistemas de calefacción como braseros, estufas, hornos de leña o glorias que funcionan con combustibles vegetales como carbón, leña, cisco o pellets de madera. A esto hay que unir los casos de mal funcionamiento de instalaciones domiciliarias de gas.
Desde la Fundación Española de Toxicología Clínica señalan que el monóxido de carbono produce con frecuencia intoxicaciones en los meses de invierno que afectan a miembros de una misma familia u otros colectivos que comparten espacios comunes. A esta entidad pertenece Ángel Bajo, médico del Servicio de Urgencias del Complejo Asistencial de Salamanca, que ha liderado una investigación sobre este tema que fue premiada en el mes de octubre en el Congreso Nacional de Toxicología que se celebró en Valencia.
La investigación, en la que han participado miembros del Servicio de Urgencias y de la Facultad de Medicina de Salamanca, es un proyecto que arrancó en el año 2009 con una beca de investigación de la Junta de Castilla y León.
La conclusión del estudio es que es recomendable hacer un seguimiento de todos los pacientes que sufren intoxicaciones por monóxido de carbono porque, aunque en la mayoría de los casos no dejan ninguna secuela, puede aparecer un deterioro neurológico como párkinson, demencia o temblores a partir de los tres meses del accidente e, incluso, hasta uno o dos años después.
La investigación realizada ha tenido como objetivo poner de relevancia una patología que es frecuente en la comunidad, «pero que muchas veces se infravalora y no se le da la importancia que tiene», según afirma Ángel Bajo.
«En el momento, la persona se recupera bien porque es de fácil tratamiento y manejo, pero a estos pacientes hay que vigilarlos a lo largo, por lo menos, del primer año para ver si presentan algún deterioro o no», recomienda el equipo de investigación del hospital salmantino.
El equipo liderado por Ángel Bajo estudió la evolución de los pacientes atendidos por esta causa en el Servicio de Urgencias de esta provincia durante dos años porque el envenenamiento por monóxido representa un porcentaje importante dentro de todas las intoxicaciones que pueden producirse. «Estos enfermos se agrupan fundamentalmente desde octubre hasta abril, en otoño e invierno», explica el especialista, quien añade que llega el momento de mayor peligro con las temperaturas bajo cero.
Braseros de cisco
«Todavía por desgracia se echa mano de braseros de cisco y carbón, que son en muchos casos, junto con estufas de leña o chimeneas mal ventiladas, los principales causantes», señala el médico de Urgencias sobre los casos más habituales en el medio rural. También se registran intoxicaciones en las ciudades, principalmente por la combustión incompleta de sistemas de calefacción.
El perfil mayoritario de las personas afectadas, según explica, es el de personas mayores que viven en el ámbito rural y usan braseros de carbón o chimeneas que no están acondicionadas. También se registran casos de grupos, ya sea de amigos o familiares, que se reúnen en una casa para pasar juntos unos días y tapan los conductos de ventilación para no pasar frío sin saber que esto supone un peligro.
«El problema es que la intoxicación por monóxido no huele, no se ve ni se nota. Te vas quedando dormido y es una muerte silenciosa», alerta el especialista. Cuando una persona resulta intoxicada, es necesario extraerla de la fuente de monóxido de carbono y aplicarle oxígeno a alto flujo lo antes posible y como mínimo durante seis horas. En muchos incendios, las personas se ven más afectadas por el humo que por el fuego.
Recomendaciones
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1
Mantener una ventilación adecuada en las estancias en las que se instalen calefacciones alimentadas por combustibles vegetales.
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2
Evitar colocar este tipo de aparato en dormitorios.
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3
Revisar las chimeneas de instalaciones de calefacción como hornos, estufas de carbón o leña.
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4
En las instalaciones de gas asegurarse de que todos los equipos estén instalados correctamente y realizar revisiones periódicas por parte de un profesional cualificado.
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5
Cuando los aparatos estén en funcionamiento, verificar que la llama sea del color adecuado. Cuanto más azul sea, más perfecta es la combustión.
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6
Es importante que todos los aparatos se encuentren en lugares correctamente ventilados y nunca taponar las rejillas y respiradores.
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7
Es peligroso utilizar hornillos o barbacoas en espacios cerrados.
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8
Revisar las chimeneas y conductos de ventilación antes de la temporada de frío y después de nevadas.
Desde la Fundación Española de Toxicología Clínica señalan que el monóxido de carbono produce con frecuencia intoxicaciones en los meses de invierno que afectan a miembros de una misma familia u otros colectivos que comparten espacios comunes. A esta entidad pertenece Ángel Bajo, médico del Servicio de Urgencias del Complejo Asistencial de Salamanca, que ha liderado una investigación sobre este tema que fue premiada en el mes de octubre en el Congreso Nacional de Toxicología que se celebró en Valencia.
La investigación, en la que han participado miembros del Servicio de Urgencias y de la Facultad de Medicina de Salamanca, es un proyecto que arrancó en el año 2009 con una beca de investigación de la Junta de Castilla y León.
La conclusión del estudio es que es recomendable hacer un seguimiento de todos los pacientes que sufren intoxicaciones por monóxido de carbono porque, aunque en la mayoría de los casos no dejan ninguna secuela, puede aparecer un deterioro neurológico como párkinson, demencia o temblores a partir de los tres meses del accidente e, incluso, hasta uno o dos años después.
La investigación realizada ha tenido como objetivo poner de relevancia una patología que es frecuente en la comunidad, «pero que muchas veces se infravalora y no se le da la importancia que tiene», según afirma Ángel Bajo.
«En el momento, la persona se recupera bien porque es de fácil tratamiento y manejo, pero a estos pacientes hay que vigilarlos a lo largo, por lo menos, del primer año para ver si presentan algún deterioro o no», recomienda el equipo de investigación del hospital salmantino.
El equipo liderado por Ángel Bajo estudió la evolución de los pacientes atendidos por esta causa en el Servicio de Urgencias de esta provincia durante dos años porque el envenenamiento por monóxido representa un porcentaje importante dentro de todas las intoxicaciones que pueden producirse.
«Estos enfermos se agrupan fundamentalmente desde octubre hasta abril, en otoño e invierno», explica el especialista, quien añade que llega el momento de mayor peligro con las temperaturas bajo cero.
«Todavía por desgracia se echa mano de braseros de cisco y carbón, que son en muchos casos, junto con estufas de leña o chimeneas mal ventiladas, los principales causantes», señala el médico de Urgencias sobre los casos más habituales en el medio rural. También se registran intoxicaciones en las ciudades, principalmente por la combustión incompleta de sistemas de calefacción.
El perfil mayoritario de las personas afectadas, según explica, es el de personas mayores que viven en el ámbito rural y usan braseros de carbón o chimeneas que no están acondicionadas. También se registran casos de grupos, ya sea de amigos o familiares, que se reúnen en una casa para pasar juntos unos días y tapan los conductos de ventilación para no pasar frío sin saber que esto supone un peligro.
«El problema es que la intoxicación por monóxido no huele, no se ve ni se nota. Te vas quedando dormido y es una muerte silenciosa», alerta el especialista. Cuando una persona resulta intoxicada, es necesario extraerla de la fuente de monóxido de carbono y aplicarle oxígeno a alto flujo lo antes posible y como mínimo durante seis horas. En muchos incendios, las personas se ven más afectadas por el humo que por el fuego.
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