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Guerra política por Ryanair: Vox y el PP se alinean con la empresa y Aena «desmiente» las cifras de la aerolíneaJesús Julio Carnero, alcalde de Valladolid, se hizo una foto con los dirigentes de Ouigo, empresa francesa que comenzó sus conexiones de alta velocidad ... con la ciudad. Poco después, cuando el ministro de Transportes, Óscar Puente, atacó a la multinacional francesa por competencia desleal -pendiente de un informe que Renfe llevará a Bruselas- mientras el Gobierno francés obstaculizaba el desembarco de Renfe en el país vecino, Carnero defendió la política de bajos precios de Ouigo.
Con el caso de Ryanair, la batalla política en Castilla y León se ha recrudecido. A las críticas de Jesús Julio Carnero se han sumado las de Vox, a través de su portavoz parlamentario, Juan García-Gallardo, mientras el Ministerio de Transportes, con Aena como ariete, ha salido a desmentir las cifras aportadas por la aerolínea.
Gallardo considera que la responsabilidad del abandono de Ryanair de sus rutas en Villanubla y otros aeropuertos regionales es del ministro. «Óscar Puente condena a Castilla y León ahogando a las compañías aéreas con tasas aeroportuarias inasumibles. ¿Es esta la estrategia del PSOE contra la despoblación?», reclamaba en Twitter.
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El portavoz de Vox aprovechaba para atacar, de paso, al PP castellano y leonés. Y es que hay ejecutivos autonómicos que han decidido subvencionar la actividad de aerolíneas de bajo coste como Ryanair, como Asturias o Cantabria, estrategia que Castilla y León no ha seguido. «¿Va a hacer algo Mañueco de una puñetera vez para defender la comunidad que preside?», se preguntaba Gallardo.
A Carnero le cuestionaron el viernes, en una rueda de prensa que contraprogramaba la visita del ministro de Justicia, Félix Bolaños, por eso mismo, después de que también criticara el papel del Ministerio de Transportes. «La competencia es del Gobierno de España. Cuestión distinta es que un Gobierno, de la índole que sea, quiera hacer promoción turística o cultural a través de una compañía aérea. Pero el mantenimiento de la actividad del aeropuerto de Villanueva compete al Ministerio de Transporte y Movilidad Sostenible. A mí me da igual las líneas aéreas que estén volando desde Villanubla, yo lo que quiero es que haya líneas aéreas que vuelen desde Villanueva. Me da lo mismo que tengan una índole u otra, estén o no patrocinadas por un gobierno u otro. Lo que quiero es que quien tiene la competencia haga del aeropuerto de Villanubla un aeropuerto que dé progreso económico y social a la ciudad de Valladolid a través de su actividad. Y no solo está ocurriendo eso, sino que el aeropuerto de Villanubla en estos momentos está en regresión, precisamente por la inacción del señor Puente».
La situación no es nueva. En 2013, Ryanair abandonó Villanubla después de una disputa con Aena por las tasas aeroportuarias. Coincidió con que se había terminado el acuerdo publicitario con el que la Junta subvencionó durante ocho años a la aerolínea por mantener sus rutas internacionales: 20 millones de euros entre 2004 y 2012. Entonces, como ahora, se calculaba que Villanubla iba a perder 100.000 de los 241.000 viajes que llegó a tener en 2012, al caerse los trayectos a Bruselas y Londres.
Óscar Puente, de momento, ha dejado la respuesta a la aerolínea en manos de Aena. Hace un año, el ministro de Transportes y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se reunieron en Moncloa con el CEO de la compañía, Michael O'Leary. «El plan de inversiones de la compañía aérea en España contempla pasar de los actuales 55 millones de pasajeros a 77 millones, aumentar el número de rutas de 730 a más de un millar en el año 2030 y abrir cinco nuevas bases», detallaba la nota de prensa de aquel encuentro. Y añadía: «El presidente del Gobierno y el consejero delegado de Ryanair han acordado trabajar en el refuerzo de aeropuertos de ámbito regional».
Poco después, en abril, Óscar Puente visitaba el centro de formación de la compañía en Dublín, después de que Ryanair anunciara su intención de crear otro similar en Madrid. «Es una gran noticia que la empresa haya elegido Madrid para construir otro de estos centros, que creará➕150 puestos de trabajo. Otro ejemplo de su apuesta por España».
Algo se ha torcido desde entonces hasta ahora. En noviembre, el ministro de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, Pablo Bustinduy, (Sumar) firmó sanciones para Ryanair, Vueling, Easyjet, Norwegian y Volotea por prácticas abusivas. Entre ellas, cobrar suplementos por el equipaje de mano o por reservar asientos contiguos para acompañar a personas dependientes. 179 millones de euros. En una entrevista en El Norte, Bustinduy explicaba que hacía una década que el Tribunal Superior de Justicia de la UE había establecido que no se puede cobrar un exceso de precio por el equipaje de mano». Y lanzaba un órdago: «No se puede basar un modelo de negocio en prácticas abusivas». Recordaba que el precio medio del billete ha subido «un 64% en España en los últimos años, más del doble que en otros países de la UE».
A la noticia del abandono de Ryanair respondió Aena el viernes por la noche con un extenso comunicado en el que trataba de desmentir las cifras aportadas por la compañía. «A finales de octubre de 2024, Aena aprobó un nuevo incentivo comercial para los 17 aeropuertos regionales -menos de 3 millones de pasajeros anuales-: un 100% de descuento a las aerolíneas de las prestaciones de los epígrafes de las tarifas aeroportuarias correspondientes a seguridad aeroportuaria y pasajeros con movilidad reducida». Un incentivo que se añadía, recordaba Aena, al vigente hasta 2026 para «todos los pasajeros adicionales para cada compañía aérea con respecto a los pasajeros en la temporada equivalente de 2023».
Esto hace, calcula Aena, que las tasas por pasajero sean en la práctica de unos 2 euros por pasajero. La acusación de Aena a la luz de estos datos es directa. «Ryanair pretende utilizar buena parte de los aeropuertos españoles gratis». Y recuerda que el Estado posee el 51% de Aena. «Lo que Ryanair pretende es que los accionistas de Aena, entre los que están todos los españoles, transfieran su dinero al bolsillo de los accionistas y directivos de la aerolínea».
Aena habla claramente de que «es muy difícil no interpretar como un chantaje» la táctica de la aerolínea.
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