El escaño 82: En campaña
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¿Quién tiene más que ganar el 10 de noviembre? La repetición electoral supone una segunda oportunidad para el PP. Oxígeno puro para quienes supieron lo que era una derrota después de 30 años de victorias(*Cada semana, Susana Escribano -experta en los entresijos políticos y conocedora de los protagonistas de la actividad parlamentaria en la comunidad- escribe sobre las claves políticas de Castilla y León. Si eres suscriptor, apúntate aquí a esta newsletter.)
Desde anoche, estamos en ello oficialmente, porque una ya ni se acuerda de cuando vio políticos que gastaran suela y energía en algo que no fuera una campaña electoral. No valió lo de abril y nos vuelven a mandar votar siete meses después. Castilla y León saca a subasta, otra vez, 31 escaños para diputados y 36 de senadores.
¿Quién tiene más que ganar el 10 de noviembre? La repetición electoral supone una segunda oportunidad para el PP. Oxígeno puro para quienes supieron lo que era una derrota después de 30 años de victorias. Desde 1989. Ganando siempre con la misma holgura con la que el PSOE perdía de forma contumaz.
El granero de votos empezó a vaciarse con el turrón de 2015. El tradicional reparto de 21 diputados PP y 11 PSOE pasó ese diciembre a 17 para el PP, 9 para el PSOE, 3 para Ciudadanos y 3 para Podemos. Los populares recuperaron en junio de 2016 el escaño que los de Rivera obtuvieron en Salamanca (ocupado por Pablo Yáñez, que dimitió tras descubrirse el pucherazo de las primarias a favor de Silvia Clemente, todavía bajo investigación judicial) y los naranjas vieron cómo se esfumaba su diputado por León, provincia que perdió un parlamentario por efecto de la despoblación.
Los electores de Castilla y León dieron la vuelta en abril a ese 18 PP, 9 PSOE, 3 Podemos y 1 Cs de junio de 2016. Enviaron a Madrid a 12 diputados socialistas, 10 populares, 8 de Cs y 1 de Vox. El PSOE se merendó a los tres de Podemos y los de Rivera mantuvieron el escaño de Valladolid y birlaron al PP uno en todas las provincias restantes salvo en Soria. El trompazo de los de Pablo Casado creció al ceder su segundo diputado vallisoletano a Vox y perder por primera vez en el escrutinio del Senado, donde el habitual 27 PP y 9 PSOE pasó a ser de 17 populares y 19 socialistas, dos de ellos logrados en Segovia y Zamora por un puñado de papeletas al recontar el voto emigrante.
¿Quién tiene más que perder ahora? Es evidente que quien obtuvo un escaño con horizonte temporal de cuatro años y vuelve a la casilla de salida siete meses después. Sobre todo los que salieron de terreno disputado, ganado al corralito tradicional del PP. Y suerte si los diputados y senadores elegidos en abril vuelven ahora a esa casilla de salida, porque los cambios en las listas ya han dejado fuera a diputadas que pillaron acta en abril. La socialista Mar Rominguera no encabeza en Zamora y las populares Beatriz Escudero o Carmen González Guinda tampoco en Segovia y León. El retorno al Congreso deberá ser a costa de arañar los escaños de Cs en esas provincias.
He aquí la otra formación que tiene bastante que perder en la comunidad. Los de Rivera hicieron caja a costa del PP con la efervescencia que generó que Francisco Igea, abanderado de la regeneración, ganara al superfichaje oficialista que fue Silvia Clemente. Cs pasó de 205.600 votos (2016) a 285.500 (2019) y de uno a ocho diputados cabalgando la ola del Quijote que venció al aparato en un combate desigual aderezado con unas primarias dopadas.
Ganaron escaños con resultados ajustados en provincias como Palencia, donde el PSOE quedó a 444 votos de lograr el segundo diputado a costa del parlamentario de Cs. Ese escenario no se parece al de ahora. Las encuestas muestran una tendencia del PP al alza y de Cs a la baja a nivel nacional. Y el microclima castellano y leonés no es el mismo para los naranjas que el de primavera. Va con el calendario. Otoñal profundo.
Cs optó por cogobernar con el PP y Alfonso Fernández Mañueco. Ser copartícipe de hacer senador a Javier Maroto, del incremento de altos cargos y asesores (entre ellos el exsenador Ignacio Cosidó), de amarrar la Alcaldía de Palencia, presidir la Diputación de Zamora o vicepresidir la de Valladolid teniendo una presencia testimonial y habiendo exigido la supresión de estas instituciones o de incumplir el acuerdo de las 35 horas, unido a los bandazos con la fusión-no fusión de municipios, la reforma sanitaria rural o el pisito de las Cortes conforman un anticlima electoral para Cs en Castilla y LeónLos dirigentes del PP ven a tiro esos escaños, aunque les quita el sueño que el resugir de Vox les impida optimizar votos la noche del domingo 10.
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