Castilla y León se prepara para tres semanas más de dura lucha antivirus
La región rebasa los cien muertos mientras el Gobierno anuncia que prorrogará el estado de alarma 15 días más y que advierte de que vienen momentos «muy difíciles»
Entre las decenas de whatsapp diarios que arriban, pip-pop, al móvil, entre grupos de trabajo y contactos personales, asoma de cuando en cuando un mensaje que llama más la ateción que otros. Este domingo fue uno que circulaba, vete a saber desde dónde, diciendo que la semana del 23 de marzo al 3 de abril –bienvenidos, es esta misma– es la que va a definir el pico de propagación del coronavirus. Confirmaba la venda que ya había puesto días antes la consejera de Sanidad, que advertía de que se aproximan días muy duros. Ratificaba, también, el contenido del discurso sabatino para televidentes del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que sin anunciar lo que ya tenía en mente dijo, exactamente: «Llegarán días muy duros».
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Cojonudo
Por si no era suficiente con haber rebasado, en una tacada de 28 víctimas en 24 horas, el centenar de fallecidos. Ya son 102 en Castilla y León. Más de mil en la Comunidad de Madrid.
Coincidía el 'whatsapp' con la previsión del Ministerio de Sanidad que, de nuevo por boca de Fernando Simón, ausente el sábado por sospechas de que pudiera padecer la nefanda COVID-19, explicaba que el punto crítico en la curva de contagios será esta semana.
Y dejaba nítido e inequívoco, en fin, el mensaje de que sí, que lo de la cuarentena va para largo. Que en cuanto el Congreso le dé el visto bueno al Gobierno, algo que puede suceder mañana mismo, se decretará la prórroga del estado de alarma hasta el 11 de abril. Con lo que la cuenta atrás que se había iniciado el domingo anterior con una serie de 15, 14, 13... ya no está en el 7, como pensábamos, sino en el 20.
Vuelta a empezar desde un pasito más atrás.
Pero, ¿será esta semana, efectivamente, la que muestre el pico de la crisis? Ojalá lo fuera. Estudios diferentes, en diferentes países, sitúan el periodo de incubación del coronavirus entre los cinco días y los once. Así es esta pandemia, repleta de incertidumbres. Si estos cálculos fueran ciertos, la avalancha que se cierne sobre el sistema sanitario regional –y español, claro– alcanzará un nivel colosal entre hoy y el viernes, aproximadamente.
En Castilla y León, con 1.744 casos confirmados, la curva de la escalada muestra una desaceleración, a pesar de que la irrupción del virus en las residencias de mayores ha provocado que las cifras se tornen aún más alarmantes. Durante tres días consecutivos el incremento se ha reducido. Creció un 32% entre el jueves y el viernes, para pasar a un +27% y a un +18% los dos días siguientes.
Estos números hay que combinarlos con los nuevos casos que se confirman cada día, que están entre los 275-320, y con las altas, que suman ya 117, lo que es la mejor noticia.
Porque hay otra curva preocupante. Mucho.
Es la curva del estrés sanitario. Los casos nuevos se suman a los que continúan con los procesos de curación, y hay que recordar que a estas alturas ya se contabilizan 740 hospitalizados en planta y otros 120 en las UCI de Castilla y León. Es decir, casi el 49% de los casos confirmados necesita pasar por el hospital.
A esa línea ascendente y acumulativa se le une otro dato precatastrófico: 3.475 de los positivos de todo el país son sanitarios. En Castilla y León, el viernes pasado, se contabilizaban ya 632 profesionales aislados, de los que 190 eran positivos. Un 16% de los casos que hasta entonces se habían registrado en la región.
Todo junto, suena tan desmoralizante como para que todas las administraciones, desde el Gobierno hasta las comunidades autónomas, se hayan anticipado a la eclosión de casos y a sus consecuencias con un mensaje tremendista: Vienen días peores.
Proteger a los sanitarios
De ahí se deriva, además, la gran discusión nacional, la pelea por un material de protección que no llega a la velocidad ni en la cantidad que se espera. La Delegación del Gobierno, ayer, distribuyó un comunicado ministerial con la cifra de mascarillas que se han repartido: 346.365 han sido para Castilla y León, explica. Una distribución que la Junta de Castilla y León desmiente con rotundidad. Aquí, aseguran fuentes del Ejecutivo regional, apenas han llegado 86.000 en todo este tiempo. Y Javier Izquierdo, delegado del Gobierno, que compartía la nota gubernamental, con su vídeo correspondiente, en Twitter con un mensaje: «No hay nada más fuerte que la verdad». Y la Junta, de nuevo, esperando a que lleguen los aviones con el material que compró en China. Para eso Mañueco pidió a Pedro Sánchez que se habilite un 'puente aéreo' para que la mercancía no se distraiga en burocracias a la salida ni a la entrada. Petición similar a la de Isabel Díaz Ayuso en Madrid. ¿Y los test rápidos que se prometieron a principio de la primera semana de confinamiento? Pues los ocho mil primeros han ido precisamente a Madrid. «El Ministerio ha adquirido 640.000 test rápidos procedentes de China a los que se sumarán otros seis millones importados de países europeos». La cuestión es que Castilla y León está pendiente de esos test para poner en marcha una nueva estrategia o, en caso contrario, extender las pruebas a pie de coche, con cita previa, que se instauraron como plan piloto en El Bierzo. Todo está conectado.
Empieza la segunda de cuatro semanas antivirus.