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Susana Gutiérrez
Martes, 8 de diciembre 2015, 17:14
Medio siglo de vida da para mucho y buena muestra de ello ofrecen los hermanos de San Gabriel que hace 50 años inauguraron en Aranda de Duero un seminario para vocaciones de la congregación y, hoy en día, gestionan un centro educativo pionero y moderno que les ha abierto las puertas de China, de la elaboración de vinos y de las visitas ilustres, entre muchas otras cosas. El 15 de agosto de 1965, el entonces obispo de Burgos, Segundo García, inauguraba en un paraje situado en La Aguilera, pedanía de Aranda de Duero, un nuevo edificio de la congregación de los Hermanos de San Gabriel.
La gran presencia de burgaleses dentro de la orden hizo apostar por la expansión desde Cataluña. En un primer momento se intentó en la capital, pero al no encontrar ningún lugar idóneo, la congregación puso sus ojos en ese paraje situado en lo que ahora es el corazón de la Ribera del Duero. Las obras comenzaron en 1963 y dos años después se inauguraba el edificio por todo lo alto. En esos primeros tiempos, los hermanos de San Gabriel apostaron por una casa de formación de noviciado, pero el paraje de entonces, que dista mucho del aspecto actual, no llamaba a las vocaciones y durante el periodo entre 1969 y 1978 se cedió a la orden de Corazonistas, que durante esos años apostaron por seguir manteniendo la utilidad de seminario.
Momentos clave
«En el año 1978 los hermanos de San Gabriel se dan cuenta de que tienen un edificio con muchas posibilidades y deciden aprovechar todo su potencial con la apertura de un centro educativo», cuenta el director actual del colegio, Enrique García Agüera. A partir de ese momento, se comenzó a implantar el entonces EGB y gradualmente los estudios de BUP y COU, ofertando también la posibilidad de régimen de internado. El desértico aspecto cambió radicalmente con la plantación de zonas verdes, de arbolado y la construcción de una piscina para dar una imagen totalmente renovada.
El colegio, según su director, ha vivido varios momentos clave, «el primero en el año 1978 y otro a destacar llegó en 2000 cuando se decidió utilizar el viñedo de propiedad de la congregación con fines educativos gracias a la creación de la escuela de enología y la bodega». A partir de ahí, llegó el trato empresarial para dar formación a los trabajadores primero con las bodegas, luego a través del Grupo Calidad Pascual y, más tarde, a las empresas siderometalúrgicas de la ciudad. A eso se sumó gradualmente la escuela de soldadura, de estudios deportivos, el curso de verano y la delegación de la Universidad Udima.
El crecimiento educativo se tradujo también en un aumento de las infraestructuras. «Se mantiene el edificio original al que luego se le añadieron anexos para oficinas, salón de actos, comedor. Luego se levantaron otros edificios para la bodega y el centro de I+D+i», comenta García Agüera. Incremento gradual también en la plantilla ya que el número de profesores en la actualidad es de 42 y multiplica casi por cuatro los que tenía el colegio en 2001 cuando contaba con 11 docentes.
En el centro, a fecha de hoy, hay nueve hermanos de la congregación, algunos de ellos jubilados, «pero que colaboran al máximo en las actividades del centro, cada uno en la función que le toca».
Más de 7.000 alumnos han pasado por el centro en este medio siglo, en un primer momento casi al completo de Aranda y la Ribera del Duero, pero en los últimos tiempos San Gabriel puede presumir de contar con estudiantes llegados desde muchos puntos del país, y desde lugares de lo más exóticos como Estados Unidos, China o Australia.
El colegio, según su director, no esconde que ha vivido momentos mejores y peores a lo largo de su medio siglo de vida, «de épocas de crisis hemos podido resurgir con más fuerza, así es la historia de los Gabrielistas». Al respecto, añade que el centro se ha reinventado teniendo como base siempre la educación y abriendo otras líneas para poder seguir haciendo viable su funcionamiento. «Los centros concertados al uso tienen un futuro complicado y por eso hay que optar por la innovación que permitan mantener la esencia clave: la educación».
En cualquier caso, nadie en la congregación sospechaba que ese pequeño seminario se iba a convertir en lo que es hoy en día. «Es la providencia la que ha marcado que sea así», mantiene el director. Entre los aspectos insospechados y anecdóticos que más llama la atención en la propia orden es su irrupción en China, con la apertura de la escuela de enología y el centro de negocios. «Quién nos iba a decir a nosotros que una congregación religiosa iba a poder abrir un centro en un país comunista en un local propiedad del gobierno Chino, es algo impensable que se ha conseguido y creemos que es un hito», concluye.
Para celebrar ese medio siglo de vida, el centro de San Gabriel ha organizado un programa conmemorativo de actos que se prolongarán hasta el próximo mes de mayo. El primero de ellos tuvo lugar este viernes con una misa de acción de gracias y la inauguración de un Belén con una recreación de algunos espacios de la ciudad.
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