Inma Cañibano: «El vino es para disfrutarlo»

Lejos de tecnicismos, la cata con Estancia Piedra se convirtió en un auténtico disfrute para el paladar. La directora gerente de esta bodega de la Denominación de Origen Toro desgranó con maestría las factores diferenciadores y los detalles de los cuatro vinos que presentó con su nueva etiqueta más moderna y atractiva, al centenar de invitados de El Norte de Castilla, en el Hotel AC Palacio de Santa Ana.

Fueron cuatro vinos, un rosado y tres tintos. El primero fue Piedra Rosado 2013, elaborado con Tinta de Toro, la variedad reina de esta denominación de origen regada por el Duero, pero también por sus afluentes Bajoz y Guareña. Este río es el que da nombre al último vino que se cató, Lagarona 2006, el más complejo de todos, que se produce con el 75% de Tinta de Toro y el 25% de Garnacha. Una variedad denostada de la que Inma Cañibano hizo muchos elogios. Como muchos parabienes recibió su rosado limpio y luminoso, fresco y goloso, por parte de los invitados que participaron de forma activa en la cata, entre ellos los hosteleros Alfonso García (del restaurante Don Bacalao), Antonio González (Los Zagales) y Alejo Burgos (Ceijo); y el sumiller de la Escuela Internacional de Cocina José Carlos Arroyo. Fortu Prieto, de la Vinoteca El Buen Gusto; Francisco Heras, propietario de los cines Broadway, y el presidente de la Academia de Gastronomía de Castilla y León, Julio Valles, ensalzaron los tres tintos.

Después, salió Piedra Azul Tinto 2013, un vino que a pesar de su juventud y de no haber sido envejecido, tiene mucho recorrido en la botella, según destacó la responsable de esta bodega que cuenta con más de un centenar de hectáreas de viñedos, que fueron plantados en 1968. Después, se degustó Piedra Rojo, un crianza, con larga vida en botella.

Después de hacer un alegato del disfrute del vino, Inma Cañibano invitó a los presentes a acudir de vista a una bodega que, desde sus inicios, ha apostado por tener sus puertas abiertas a los amantes del vino y de la cultura. Dos valores que se entrecruzan en sus actividades. Una bodega que es producto del sueño del escocés Grant Stein y su mujer Anne.