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Presos castellanos y leoneses en el extranjero.

La mitad de los castellanos y leoneses presos en el extranjero están internos en cárceles peligrosas

El número de reclusos por tráfico de drogas en prisiones foráneas se ha multiplicado por tres desde el inicio de la crisis

ical

Domingo, 2 de noviembre 2014, 13:28

Un total de 33 castellanos y leoneses cumple en la actualidad condenas en cárceles de 19 países extranjeros. En nueve de cada diez casos, llegaron a ellas tras ser procesados por tráfico de drogas, delito que, como consecuencia de la crisis económica y la situación límite de muchas personas ante la falta de recursos, se ha disparado en los últimos cinco años.

La mitad de estos reclusos están internos en penales en los que el cumplimiento de los derechos humanos dista mucho de ser una realidad. Quince castellanos y leoneses figuran en la 'lista roja' de la Fundación +34, institución recién creada en Valladolid para ayudar a los presos españoles en el extranjero, facilitar su extradición y colaborar a su reinserción una vez cumplida la pena.

Cinco castellanos y leoneses están internos en penitenciarías de Perú, dos en cárceles de Brasil, Ecuador y la República Dominicana, y uno en las de Bolivia, Colombia, Paraguay y Túnez. Menos preocupante es la situación de los tres presos de la comunidad que cumplen condena en Argentina, Costa Rica y Eslovenia. Los quince restantes se encuentran en centros 'verdes', con garantías similares a las del sistema penitenciario español. De estos, seis reos se encuentran en Alemania y tres en Francia. El resto se reparte por Noruega, Portugal, Inglaterra, Australia, Bélgica y Estados Unidos.

Según explica el presidente de +34, el vallisoletano Javier Casado, los dramas personales y la desesperación que ha generado la crisis han sido el caldo de cultivo que han aprovechado muchas organizaciones criminales para ponerse en contacto con parados o con personas que estaban a punto de perder su vivienda por un embargo para ofrecerles hasta 10.000 euros por hacer de mensajeros de mercancías ilegales.

«Nunca vamos a intentar justificar los hechos por los que las personas están presas, pero si que es una realidad que el 97% de los reos españoles en el extranjero en los últimos cinco años están acusados de tráfico de drogas y, entre estos, la mayoría de los casos son de personas sin antecedentes penales, pero que ante situaciones límites y empujados por la desesperanza, se han arriesgado a transportar en una maleta algo que sabían que era ilegal. Al final, la mayoría de los correos acaban cayendo, lo que ha provocado que el número de presos nacionales en extranjero se haya multiplicado por tres desde que comenzó la crisis», explica Javier Casado.

Pero si difícil es la situación de los presos en las cárceles de la 'lista roja', más complicada es la situación de los 460 presos españoles en el extranjero que figuran como 'no consta', entre los que se encuentran algunos castellanos y leoneses. Estas personas, según Casado, una vez que son condenadas en el extranjero prefieren no desvelar su identidad y figurar como desaparecidos para que su familia no se avergüence de él.

Además, si la vida de un preso puede resultar cruel en un sistema poco garantista con los derechos humanos, en algunos casos, como en las cárceles bolivianas, puede llegar a ser una auténtica tortura diaria por el mero hecho de ser español. «El odio que existe a todo lo español en muchos sectores de la población de Bolivia se acentúa en el caso de Andalucía, por ser esta región el punto de partida de Colón, al que ven como un violador de sus ancestros y un usurpador de sus derechos». En este sentido, el presidente de +34 denuncia que en los últimos años son varios los presos españoles en Bolivia que han regresado a nuestro país en una «caja de pino».

Constituida oficialmente el pasado mes de mayo, el germen de la Fundación +34, que toma su nombre del número que hay que marcar para llamar por teléfono a España desde el extranjero, se remonta al año 2011 cuando varios de los fundadores comenzaron ayudar a un amigo encarcelado en Australia por tráfico de drogas. En la actualidad, son ya 200 los voluntarios que se han sumado a este proyecto, muchos de ellos en los países extranjeros donde trabajan como visitadores.

La Fundación también cuentan con voluntarios que ellos denominan 'anónimos', cuyo trabajo consiste en mantener un diálogo con los presos. «Luchar contra la soledad y el olvido de los presos es uno de nuestro objetivos, especialmente en el caso de los 'no consta', dado que hay situaciones de incomunicación extremas, como si se tratara de enterrados en vida. La única necesidad de muchas de estas personas es poder comunicarse con alguien», asevera Casado.

Además de traductores y oficinistas, otro grupo de voluntarios que realizan una gran labor son los propios presos que ya han cumplido su pena o los familiares de personas encarceladas que comparten su experiencia.

Prisioners Abroad

El objetivo de +34 no es otro que seguir el camino de 'Prisioners Abroad', una asociación británica que lleva treinta años luchando por los derechos de los presos de Reino Unido en el extranjero y que el pasado año movió más de tres millones de libras en ayudas a sus compatriotas. «Allí tienen claro que el mejor lugar para que sus compatriotas cumplan sus penas es su propio país. El mío en mi casa cumpliendo tu condena», explica Casado,

A la vez, también lamenta la ausencia de ese sentimiento de ayudar a los compatriotas cuando llaman a las puertas de administraciones públicas y reciben como respuesta un lapidario «que no lo hubieran hecho». «Afortunadamente de vez en cuando te encuentras a políticos con otra sensibilidad y yo quiero agradecer el apoyo que estamos recibiendo del delegado del Gobierno en Castilla y León, Ramiro Ruiz Medrano, así como de la Junta de Castilla y León».

Casado matiza que su trabajo no contempla la asistencia a presos encarcelados por terrorismo, delitos de sangre o agresiones sexuales, e insiste que «nosotros no cuestionamos la condena, sólo trabajamos para que las condiciones de los compatriotas presos mantengan unos niveles admisibles». A su vez, también explica que otro de sus objetivos es poner en marcha todos los mecanismos de extradición que sean posibles, matizando que una visita, el envío de algún objeto o incluso llevar a cabo una solicitud de repatriación, pueden ser acciones extremadamente complicadas en algunos países.

En el conjunto del país, a fecha 1 de octubre, son 1.802 los presos en cárceles extranjeras, cifra que se ha multiplicado por tres en los últimos cinco años. Más del 80% se encuentra en prisión por posesión ilícita o tráfico de estupefacientes. El 55% de los reos españoles se encuentran presos en países de Iberoamérica, un 37% en países europeos y el 6%, en África.

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