Burgos: «Burgos es una ciudad donde merece la pena vivir»
Especial Municipalismo. El patrimonio de Castilla y León ·
«Los platos burgaleses solo compiten como placer con la compañía disfrutada»daniel de la rosa Villahoz, alcalde de burgos
Miércoles, 1 de julio 2020, 17:54
Acojo con gusto la amable invitación de El Norte de Castilla para dedicar unas líneas a mi querida ciudad. Como podrán imaginar es imposible sentir miedo al folio en blanco con tan buenos mimbres como ofrecen las calles y las personas que frecuentas a diario. Sobre todo si por ellas sientes un inveterado sentimiento de orgullo y cariño.
Queda en el ánimo también el temor a no ser justo y olvidar algo que merece su espacio en estas líneas, pero habrá de asegurarse ante esta duda con la invitación franca a que, cada lector o lectora descubra por sí mismo o sí misma todas las bondades que Burgos ofrece a quien nos visita. En esta ciudad, históricamente hospitalaria, nadie ha de sentirse extraño.
Tirando de manual, habría de comenzar por citar a los tres Patrimonios de la Humanidad de los que podemos presumir y presumimos. Pero la catedral de Burgos, el camino de Santiago y los yacimientos de Atapuerca precisan de tan poca presentación que no creo equivocarme si doy por sentado el conocimiento de los mismos y la admiración que despiertan. Su imagen está en las retinas, su importancia está más que contrastada y su trascendencia es indubitada. Así son, merecidamente, acreedores de las mayores atenciones.
Dicho lo anterior, me dejarán que pueda descubrirles Burgos como ciudad de festivales: el Escena Abierta de teatro, el Internacional de folclore o el TriBu de música, gastronomía y arte urbano bien podrían ser algunos ejemplos. Permítanme que les destaque pequeños rincones donde disfrutar de la arquitectura y el arte, como la Sala de Poridad del Arco de Santa María, el Palacio de Castilfalé o la magnífica colección artística que cuelga en las paredes del Museo de Burgos.
No he de olvidarme del monasterio de las Huelgas, del Museo de la Evolución o de la Cartuja de Miraflores, pero tampoco dejar de citar experiencias imprescindibles como la de disfrutar de nuestra fiesta local de El Curpillos, vivir un partido del San Pablo Burgos en un Coliseum abarrotado o disfrutar de alguno de los exquisitos conciertos de nuestra Orquesta Sinfónica.
Pero aún tenemos muchas más razones para confirmar que acercarse a la ribera del Arlanzón es casi obligado: la popular celebración de las Marzas, el Museo del Retablo y el retablo de la iglesia de San Nicolás, el prestigioso festival de teatro Enclave de calle, la visita a las galerías y al pozo del castillo, el reparto de los titos en San Antón, el Palacio de Capitanía y Museo Histórico Militar, la Feria de las Flores o el encanto de edificios singulares como la Casa del Cordón, el Teatro Principal o el Monasterio de San Agustín (hoy Archivo Provincial).
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No dejen, por supuesto, de pensar en Burgos como la ciudad verde que es, desde los pequeños jardines, arbolados y paseos, hasta los grandes pulmones verdes que nos rodean. Fuentes Blancas, el parque del Castillo, La Quinta, el parque lineal del Vena y muchos espacios más conforman un patrimonio verde que burgaleses y burgalesas entendemos como un privilegio que cuidamos y disfrutamos. No ha llegado el día en que un visitante no se sorprenda de este regalo natural.
Para dejarles con buen sabor de boca, un aporte de algo que no ha de sorprender a nadie: la inagotable fuente de alegrías que es la gastronomía burgalesa. Dicen que en la variedad está el gusto, y con nuestra cocina comprobarán la primera y el segundo allá donde quisieran catar. En Burgos, lo tradicional marida de maravilla con la vanguardia, el producto es protagonista y los platos, en la mesa, solo compiten como fuente de placer con la compañía de quienes se compartan.
Burgos es una ciudad donde merece la pena vivir. Y, por supuesto, merecedora de visitarse. No dejen de hacerlo.