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Exterior de la residencia, en el Camino de Juana Jugán. / R. Martín
Valladolid

Las Hermanitas de los Pobres venden su residencia a otra congregación

Las Hermanas de Marta y María garantizan el mantenimiento de personal y de las condiciones de pago de los actuales residentes

V. ARRANZ

Jueves, 10 de abril 2014, 15:06

La congregación de las Hermanitas de los Pobres ha firmado la venta de su residencia del Camino Juana Jugán, que a partir de septiembre pasará a estar gestionada por las Hermanas de Marta y María. El acuerdo supone la continuidad del personal existente y el mantenimiento de las actuales condiciones económicas del centenar de residentes que viven en el centro, que en todos los casos pertenecen a familias con recursos muy escasos.

La noticia fue comunicada ayer mismo a las familias de los internos y a los trabajadores y fue recibida con «una gran alegría y alivio», según informó la madre superiora, sor María José de Notredame. «Estamos todos de fiesta», apostilló.

El anuncio, a finales del año pasado, de que las religiosas se veían obligadas a abandonar su centro de Valladolid, tras 132 años de estancia en la ciudad, por falta de vocaciones y envejecimiento de la comunidad, había sumido en una gran incertidumbre a los residentes. La razón es que gozan de unas especiales condiciones económicas que ninguna otra institución, religiosa o empresarial, parecía estar en condiciones de garantizar en el futuro.

De hecho, la aportación económica de los internos es el 85% de la pensión, y dado que todos los casos se trata de pensiones extremadamente bajas, pues esta era la vocación del centro, las aportaciones medias no superan los 500 euros. Esta situación provoca que los ingresos ni siquiera permitan cubrir en su integridad los gastos de personal. Y mucho menos los de calefacción, luz, electricidad o alimentación.

Hasta la fecha, el agujero era salvado por las donaciones que recogían las Hermanitas y por el trabajo altruista de muchos voluntarios, pero este es un modelo de gestión completamente intransferible. Era evidente para todos que no podría tener continuidad cuando la residencia Mi Casa cambiara de manos.

Durante estos meses, la congregación ha mantenido contactos con compradores interesados y a todos ellos les ha planteado siempre como condición ineludible el respeto de las condiciones de los internos que ya están en el centro. Pero este requisito impedía hallar comprador. Hasta ahora, en que el acuerdo ha sido posible con otra orden religiosa, las Hermanas de Marta y María, una congregación religiosa fundada en Guatemala por monseñor Miguel Ángel García y la madre Ángela Eugenia Silva Sánchez, y que tiene su sede principal en España en Tenerife.

Con todo, las Hermanitas de los Pobres han tenido que reducir al mínimo sus pretensiones económicas en la venta. Aunque la madre superiora no confirmó una cifra, sí aseguró que el precio final del traspaso no será ni una quinta parte del valor de tasación del inmueble y de la parcela en la que se asienta.

«No ha habido negocio»

«Algunos pensaban, o temían, que queríamos hacer negocio con la venta de la residencia. Pero no ha habido nada de negocio. Nuestro único negocio es el Señor, y la atención a los pobres», explicó sor María José de Notredame. «El dinero se necesita, pero la tranquilidad de haber hecho el bien es mucho más importante. Nos vamos tranquilas. No podíamos irnos dejando a la gente angustiada y sufriendo. Así que todos estamos muy contentos», recalcó.

La operación ha contado con el apoyo del Arzobispado de Valladolid, que dirige monseñor Ricardo Blázquez, que aportará un dinero a la nueva orden para que pueda afrontar la compra de la residencia de ancianos. El acuerdo especifica que las Hermanas de Marta y María tendrán libertad para establecer las condiciones que consideren oportunas para los nuevos ingresos que se produzcan en el centro, con el fin de garantizar su viabilidad económica. Y, por supuesto, podrán recibir subvenciones públicas, lo que no ocurría en la actualidad.

Sor María José de Notredame explicó también ayer a las familias que el traslado no será efectivo en ningún caso antes del próximo mes de septiembre, por imposibilidad de la orden adquiriente. Con todo, la fecha es sólo aproximada. «No es una fecha exacta porque antes hay que resolver muchos papeleos».

Con esta operación, las Hermanitas de los Pobres ponen fin a una estancia de 132 años de historia en la ciudad de Valladolid. Un periodo durante el que han atendido a más de 14.000 ancianos. La residencia del Camino Juana Jugán es la cuarta que ocupan las Hermanitas en sus 132 años de historia en Valladolid.

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