El violador del ascensor está en el primer catálogo de asesinos en serie de España

Nunca hasta ahora se había sabido el número exacto de asesinos en serie de España, pero Pedro Luis Gallego, que acabó con las vidas de las jóvenes Leticia Lebrato y Marta Obregón a principios de los años noventa además de agredir sexualmente a otras 18 mujeres con anterioridad a los asesinatos, está entre ellos. Una completísima ficha del violador del ascensor figurará en la primera base de datos de asesinos en serie de España que está elaborando el equipo investigador que dirige la criminóloga Janire Ramila a partir de un exhaustivo trabajo de campo que les ha llevado, entre otras tareas, a realizar entrevistas con algunos de estos criminales por las prisiones españolas. En este temible ránking, el vallisoletano figuraría como el único asesino en serie conocido en Castilla y León, al menos de la era contemporánea.

Según el avance de este primer estudio sobre el fenómeno de los criminales en serie de España, que se dio a conocer ayer en el III Seminario Internacional de Investigación Criminal, del período comprendido entre 1900 y 2013 se han contabilizado y documentado hasta 34 asesinos seriales, personas que han cometido dos muertes o más. En total, se llevaron por delante 70 víctimas en España, aunque algunos, como Volker Eckert, el 'camionero asesino', dejó bastantes más cadáveres en sus rutas por Europa. Una cifra pequeña en relación con otros países del entorno como Italia (97), Francia (46) o Rusia (solo 39, «aunque presumiblemente haya más criminales en serie que actuaron antes de la caída del Muro de Berlín pero que habrían sido casos silenciados», apuntó la doctora Ramila). Desde luego, son cifras que están a «años luz» de los Estados Unidos, donde se han contabilizado en este mismo período más de dos mil asesinos categorizados como asesinos múltiples.Tradicionalmente se ha considerado que el asesino múltiple es más bien un producto de la sociedad anglosajona.

El término se acuñó en los años setenta en Estados Unidos por el agente del FBI Robert Ressler, aunque ya existía desde los años treinta del pasado siglo para calificar a psicópatas homicidas con más de tres víctimas en su haber y con una sistemática determinada en sus crímenes. Hasta ahora no se había prestado tanta atención a esta tipología criminal que parecía ajena a los países mediterráneos como para establecer una metodología científica documental que englobara todos los perfiles de los asesinos en serie patrios para facilitar la investigación policial futura y el estudio por parte de los especialistas.

El trabajo de Ramila va en esta dirección. «Se trata de crear una base de datos sobre ellos a la que pueda acceder cualquier persona, con fichas que contienen 75 items: el móvil, la firma, el modus operandi, las fechas claves, la reconstrucción de los hechos, detalles de su infancia y otros documentos, como planos, dibujos o cartas», especificó. Todo ello permitirá comprender, argumenta la autora, si estas personas sufren un trastorno compulsivo, si matan por placer y tienen capacidad para dejar de hacerlo, así como ayudar en su trabajo a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, así como mejorar la calificación penitenciaria de estos reos que, a pesar de su peligrosidad latente, a veces pueden hasta manejar herramientas para hacer trabajos en el centro penitenciario.

El estudio se centra especialmente en el período comprendido entre 1992, que coincide con la fecha del primer asesinato de Pedro Luis Gallego, y 2013. ¿Por qué? Porque a partir de los años noventa se produce un despegue de las ciencias forenses, se descubre la importancia del ADN en la investigación criminal y, lo que es más significativo, los autores de estos crímenes están vivos y lo pueden contar «siempre y cuando ellos nos den permiso y siempre bajo la cláusula de confidencialidad». Por esa misma condición la investigadora no quiso revelar si Pedro Luis Gallego fue entrevistado antes de salir de la prisión madrileña de Alcalá-Meco. Lo que sí confirmó es que está en el catálogo de asesinos en serie que formarán parte de la base de datos. Otros, a excepción de los que están en las prisiones catalanas, donde la profesora de la Universidad Europea de Madrid confesó que se están produciendo algunos escollos para la investigación, ya lo han sido.

Narcisismo

Uno de ellos, un pederasta que asesinó a dos menores, le ha escrito una carta en la que advierte a los niños que no se acerquen a personas mayores que les sonríen o les hacen regalos, y les aconseja que nunca salgan solos. «Las carantoñas pueden llevar a la muerte», concluye. Otro le ha dibujado un croquis describiendo paso a paso el asesinato. Y un tercero hasta le ha donado el cerebro «para la investigación científica», ironizó la docente. Se prestan a la entrevista, tal vez para descargar su conciencia, pero la mayoría «por puro narcisismo, como buenos psicópatas que son». También pueden mentir en el número de víctimas, unos por exceso y otros por defecto, de forma que en el estudio solamente se tienen en cuenta las sentencias judiciales en ese aspecto.

El estudio aporta un dato escalofriante: Desde 1992 surge en España un asesino en serie cada 1,7 años y tienen en su haber una media de 3,5 muertes hasta su detención. Joan Vila es uno de los que más cuenta en su haber: mató a 11 ancianos en un geriátrico de Olot entre 2009 y 2010, aunque hay psiquiatras que no le incorporan en la categoría. Por zonas geográficas, Madrid, con siete asesinos seriales, encabeza el ránking. Después, Cataluña, con cinco y Andalucía, con dos. Le siguen otras comunidades con un solo caso, como País Vasco. Y Castilla y León.