Chipre idolatra a Diego León

Como Higuaín en el Nápoles, Neymar en el Barcelona o Villa en el Atlético, Diego León ha sido recibido en Larnaca, en Chipre, como un ídolo, como un icono para los hinchas del Nea Salamis, club al que regresa después de su estancia en Grecia la pasada temporada en el Kerkira FC de la Super Liga helena. Otro círculo en rojo marcado en el mapa futbolístico de este palentino de 29 años, fino centrocampista de corte ofensivo que destacó en las secciones inferiores del Real Madrid y que entrenaba en el filial blanco, pero que vivió la cruz del futbolista en un partido de Tercera División en la Ciudad Deportiva, entre el filial C y el Puerta Bonita de Carabanchel, cuando se fracturó la tibia derecha. ¿Qué habría sido de Diego León de no interrumpirse su trayectoria de forma tan brusca? ¿Habría llegado a debutar en el Santiago Bernabéu? Las preguntas quedan para la duda, pero lo cierto es que la grave lesión hizo que Diego León tomase otros derroteros deportivos, que hiciese la maleta y dejase el Real Madrid rumbo a Europa. Pero con un título de campeón de Europa Sub 16 con la selección española junto a Torres e Iniesta conseguido en 2001 ante el combinado de Francia.

Diego se mudó a Alemania en la temporada 2004-2005, al Arminia Bielefeld. De allí pasó al Grasshopper suizo en la 2006-07, y en 2007 fichó por el Barnsley inglés, de la Football League Championship. En 2009

recaló en la Unión Deportiva Las Palmas, yéndose del equipo insular en 2010. En 2012, y tras pasar por el SV Wacker Burghausen alemán y el Nea Salamis de Chipre, Diego León fichó por el Kerkyra FC de Grecia, club desde el que regresa ahora a Chipre.

Diego León aterrizó hace días en Larnaca para jugar las próximas dos temporadas con el Nea Salamis, y a su llegada al aeropuerto cientos de aficionados chipriotas le ofrecieron un recibimiento apoteósico, con bengalas y cánticos con su nombre, portándole incluso a hombros. «Los chipriotas son fanáticos del fútbol. Si tienen que renunciar a comer por ver el fútbol, lo hacen. Y siempre son así. Es una afición muy buena. El recibimiento que me hicieron fue espectacular, no lo esperaba», hace hincapié el jugador palentino en la conversación mantenida con este periódico desde el hotel en el que se hospeda.

«La gente aquí es muy familiar, te acogen con los brazos abiertos. Y es un país donde el fútbol se vive con auténtica pasión. A los jugadores nos tratan muy bien, y a los extranjeros nos cuidan y ayudan mucho. He decidido venirme aquí por su interés y también por el de la afición. No me esperaba el recibimiento, porque en este club ha habido grandes jugadores y no les han recibido como a mí», asegura Diego, un trotamundos del fútbol, un Phileas Fogg del balón.

«Me hubiera gustado haberme quedado en España, pero tampoco lo veo algo fundamental. Yo creo que cada persona tiene su destino. Y a mí me ha tocado estar fuera de España. Lo importante es que en este momento soy feliz. Mi familia también lo es, así que todos estamos contentos», añade el palentino, que reconoce echar de menos «cosas de España, como todos los que estamos repartidos por el mundo. España es un país muy bueno para el fútbol. También echo de menos mucho a mi familia», apostilla Diego León.