La gestora de Caja Segovia estudia ofertas de Benetton y Cortefiel por uno de sus edificios

La ciudadanía segoviana no está en condiciones de dejar pasar más trenes, y todavía menos la que aspira a ser la futura fundación en la que ha de transformarse la extinta Caja Segovia para reinventarse y sobrevivir al despojamiento de la actividad financiera. Su reducida maniobrabilidad limita el desarrollo del compromiso adquirido y aprobado a principios de año por los seis integrantes que conforman a día de hoy la junta gestora de dar continuidad a la función social y cultural que abanderó desde siempre su Obra. Esos deseos colisionan con un entorno hostil para la inyección financiera. Por un lado, maniatados por la coyuntura; y por otro, sometidos a las reglas del juego que marcan el camino a seguir en ese proceso de la reconversión.

Pese a todo, la gestora se afana en dejar lo que queda de la institución en las mejores condiciones posibles dentro de la legalidad a la que supedita para encarar una nueva etapa ignota que está por explorar y que asoma por el horizonte rodeada de incógnitas por despejar después de la desaparición como tal de la caja de ahorros.

En esa transición, los miembros de la comisión los seis que quedan de los doce nombrados a finales del año pasado por la Junta para guiar la nave en este periplo de la transformación en fundación celebran reuniones periódicas para dar cumplimiento de lo que le exige la Administración regional, y en concreto satisfacer el guión establecido con la Consejería de Presidencia que ampara al Protectorado de Fundaciones al que se debe la entidad.

Saber de cuánto se va a disponer

Entre los deberes encomendados está la elaboración de un plan de viabilidad. Sin él no será posible ningún objetivo. Hay que saber qué tiene Caja Segovia, cuál es el legado del que va a disponer el futuro patronato que dirigirá la nave, el valor del patrimonio que posee y concretar los recursos con los que podrá contar la futura fundación para afrontar esa actividad que venían desarrollando los 117 centros integrados en la Obra Social y Cultural de Caja Segovia, tanto en la capital como en la provincia.

En esa bruma espesa de incógnitas e interrogantes, los comisionados sí tienen una cuestión clara: la viabilidad que se demanda pasa de forma inevitable por la explotación mercantil de los inmuebles que posee en cartera. Una de las más recientes reuniones trató precisamente de ello, de los intereses concretos trasladados por algunas empresas a la gestora y que ésta posee ya sobre la mesa para su evaluación.

Los grupos textiles Benetton y Cortefiel han mantenido algún tipo de contacto con el ente rector actual. Ambos han hecho llegar su intención de instalarse en el edificio situado en la avenida Fernández Ladreda, sito frente a la sede central de la extinta caja de ahorros de la que la separan las escaleras que acceden a la Calle Real por arriba y a la bajada del Carmen por abajo. Este bloque que hace esquina está ahora cerrado. Ubicado a escasos metros del Acueducto, pasó a ser de la Obra Social y Cultural cuando se materializó la integración en Bankia. Las instalaciones también disponen de acceso por Cervantes, donde últimamente operó la división de empresas y el departamento inmobiliario hasta que la reestructuración de la entidad obligó a mudar estos despachos comerciales a las oficinas principales. Con anterioridad el bloque acogió la tienda de alimentación Cerezo y un comercio de venta de ropa.

Unos 10.000 euros de renta

Son de momento dos trenes empresariales que han hecho escala pero sin concretar todavía si esa parada será definitiva. El interés está e incluso alguna oferta económica que ratifica la intención de ocupar el edificio en régimen de alquiler. Ese precio podría estar en torno a los 10.000 euros mensuales.

Una delegación del grupo Cortefiel ya conoce el sitio y la privilegiada ubicación en de la capital segoviana. Representantes de la compañía, entre los que se hallaba incluso un aparejador, visitaron este martes las dependencias del local.

Novios parece que no faltan. Otra tercera firma, cuyo nombre no ha trascendido, también ha mantenido contactos con la gestora para preguntar por las condiciones y el lugar. En este caso, el interés solo sería por una parte de las dependencias, la que posee su acceso por la calle Cervantes.

Uno de los nombres barajados ha sido el del grupo Inditex que preside Amancio Ortega. Fuentes de la compañía niegan que haya habido cualquier relación o contacto para implantar una tienda de Zara en este emplazamiento.