Cuellos arriba
S. MEDINA HERRERO SARA MEDINA HERRERO
Sábado, 24 de octubre 2009, 03:11
La escena preferida de Paul Laverty en la película sitúa a Eric Cantona tocando la trompeta, con desde luego menor talento que con la pelota en los pies. Una habilidad musical a la que dio salida durante la suspensión de nueve meses a la que le sometieron tras propinar una patada a un espectador que le insultó durante un partido, herido sin remedio su orgullo. El episodio cristaliza el encantador malhumor de un genio imperfecto, de un provocador incansable que dejó el fútbol cuando apenas sobrepasaba la treintena porque ya no le entusiasmaba, y volvió a su Francia natal a labrarse un hueco como actor con bastante fortuna, apareciendo incluso junto a Catte Blanchett en 'Elizabeth'. Su carisma inundó una y otra orilla del Canal de la Mancha, sus subidos cuellos de camisa marcaron tendencia y ha sido de los pocos jugadores galos que ha derretido el duro y frío corazón de la Premiere inglesa. Aún hoy, en los alrededores de Old Trafford se siguen vendiendo camisetas con su famosa frase «no soy un hombre, soy Cantona» y los pubs recuerdan a ritmo de himnos a un futbolista que militó en el Manchester United durante quince años, deleitando a los siempre difíciles seguidores británicos con su mezcla de filosofía de barrio y su dureza de depredador en el campo.
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