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Domingo, 31 de mayo 2009, 03:35
David Bisbal lleva al cuello un escapulario que le diseñó su novia. Él y ella están convencidos de que le protege. Alejandro Sanz luce sobre su pecho un colmillo, que también es como un amuleto. «Es mío. Bueno, mío no -aclara Elena Tablada con un guiño-, quiero decir que es una pieza de mi colección de joyas para hombre. A mí los colmillos aún no me han crecido tanto como para usarlos de colgante».
No es mujer de colmillo retorcido, pero la novia de David Bisbal, con dulzura y sin perder nunca la calma, se ha convertido, a sus 28 años, en una experta en lidiar con la prensa del corazón. De sangre cubana, nacida en Madrid y criada en Miami, Elena Montes Tablada (suprimió su primer apellido al nacionalizarse norteamericana) es lo que se dice una experta en nadar y guardar la ropa. Estos días está de actualidad porque presenta una nueva colección de joyas, en colaboración con la firma de venta por catálogo Cristian Lay.
«Son joyas muy juveniles y también espirituales», explica esta diseñadora de complementos. «Soy la típica -confiesa Elena- que lleva las muñecas llenas de pulseritas de la suerte. Y no me las quito ni para dormir. Estoy convencida de que me protegen y lo he comprobado: la pulsera directamente se rompe para evitar que algo malo te suceda». Con esta filosofía, no sorprende que Tablada, en las dos colecciones que acaba de crear para Cristian Lay, haya utilizado monedas y ojos de la suerte de Turquía. «Yo entiendo la joya como talismán, como algo que tiene un significado muy especial para mí y estoy convencida de que esos ojitos esmaltados te cuidan. Las piedras tienen mucho poder, fuerza y energía».
¿Alguna relación con la santería cubana? «No tengo nada que ver con eso, ni me gusta generalizar», puntualiza Elena. Tampoco es seguidora de la cábala. «Conozco ese hilo rojo en forma de pulsera que llevan los que profesan esa creencia, pero ni lo llevo ni sigo ese credo. Yo soy católica, aunque moderada. No me gusta el extremismo religioso.Creo que ha sido la causa de muchos problemas a lo largo de la Historia». Ni santera, ni cabalista, ni budista... Aunque ahora mismo porta en su muñeca una pulsera «muy especial, que me regaló un gurú de la India», y aunque todos sus diseños llevan como 'marca de la casa' un Buda diminuto. «El Buda sonriente es como mi firma -admite Tablada-. Pero no tiene sentido religioso. Lo he adoptado porque en la vida es importante sonreír y ver el lado bueno de las cosas. Mi abuelo me enseñó a ser así. Bueno, él y toda mi familia».
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