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Después de un retiro de cuatro años y medio, Eminen vuelve con 'Relapse', un disco de veinte temas donde se refocila en la violencia, el sexo y la homofobia.
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Enemigo público

Superadas sus adicciones, el rapero blanco regresa con la lengua afilada: «Es hora de que me odiéis de nuevo», anuncia

JOSU OLARTE

Viernes, 22 de mayo 2009, 02:55

E s el regreso más esperado de los últimos tiempos. No en vano, estamos ante el tipo que más contribuyó a que, hace una década, el rap se convirtiera en el estilo musical más popular de EE. UU., superando por primera vez al country. Cerca de 70 millones de copias vendidas ha acumulado el rapero blanco de Detroit de sus bombazos 'Slim Shady' y 'Marshall Mathers' y las secuelas 'The Eminem Show', la oscarizada banda sonora de '8 Millas' o el postrero 'Encore'. A los 36 años, su turbulenta historia personal, contada el año pasado en su jugosa autobiografía 'The Way I Am', y sus credenciales raperas avalan a un Enimem que se ha ganado el respeto del planeta hip hop. Pero, al mismo tiempo, sus registros han dado argumentos a especialistas como Doug Century, que auguraron que -igual que pasó con el rock- los blancos acabarían por dominar un género que, incluso en su facción más gangsteril, consumen masivamente jóvenes rostros pálidos de familias acomodadas.

Con semejantes antecedentes co­mer­ciales, se entiende el secretismo y la rumorología que han venido rodeando el disco de retorno de Eminem, que esta vez ha logrado evitar que se filtrara a Internet. El álbum sale tras una cuidada estrategia promocional basada en el goteo de singles como el número uno de aperitivo 'Crack In A Bottle' (con su protegido 50 Cent), 'We Made You' o '3 AM', en cuyo vídeo Eminem encarna a un asesino en serie huido de un centro de rehabilitación que incluso se masturba viendo a Hannah Montana.

'Relapse' certifica además la salida de ese «limbo» en el que Eminem dice haber vivido, un retiro de cuatro años y medio marcado por una reconciliación fallida con su segunda esposa y la rehabilitación de los somníferos y la variada farmacopea a la que ha estado enganchado, sobre todo tras la pérdida de su mejor amigo DeShaun 'Proof' Holton, colega del grupo D12 tiroteado en un club de Detroit. En su dependencia de las píldoras está inspirada la portada del sexto disco oficial, aunque Eminem asegura estar colgado sólo de su «propia mierda» (o sea del rap).

'Relapse' (es decir, 'Recaída') ha sido gestado junto a Dr Dre, productor de confianza al que Eminem recurrió para que sus ritmos gordos y gomosos le permitieran centrarse más en la carga lírica de las rimas, que dispara con 'flows' renovados. Lo que en septiembre del 2007 se programó como dos meses de trabajo se alargó durante más de un año de colaboración fértil, de la que ha salido material suficiente (más de cien temas, se dice) para un 'Relapse 2' que verá la luz en la recta final del año.

El Anticristo

Frente al tono atemperado de 'Encore' (dardos contra Bush, Cheney, Bin Laden y Michael Jackson al margen), lo nuevo de Eminem responde a su título y devuelve al rapero con lengua de víbora de 'Slim Shady' y 'Marshall Mathers'. Pero, frente al tono autobiográfico de entonces, 'Relapse' no cuenta la historia del hombre que hay detrás del micro. Más bien parece un esquizofrénico ejercicio de sinceridad brutal por parte de una estrella con un ácido sentido de la provocación, resumido en sentencias del tipo «el jodido Anticristo ha vuelto, es hora de que me odiéis de nuevo».

Con Britney, Mariah Carey y Sarah Palin entre las víctimas de algunos de sus dardos más ofensivos, en los 20 temas de 'Relapse' Eminem se enfanga en su propio universo insano y dispara sus explícitas y gruesas rimas en todas las direcciones, flirteando con la violencia, el sexo y la homofobia. Pero, superado el 'shock' que causaron sus primeras entregas, ese 'Deja Vu' que titula una de las canciones planea sin remedio sobre su reincidente regreso.

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