La nueva Unidad de Quemados evitará el traslado a Madrid de 165 pacientes al año
El Río Hortega abrirá en los próximos meses el servicio más novedoso del hospital, que dispondrá de cinco habitaciones, zona de urgencias y quirófano propio
ANA SANTIAGO
Martes, 24 de febrero 2009, 08:30
Es realmente la gran novedad del nuevo Río Hortega y un servicio largamente demandado. La Unidad de Quemados supone además la ampliación de la cartera de servicios de toda Castilla y León dado que atenderá a las víctimas de fuego, de una descarga eléctrica o de quemadura química de la comunidad. Esto supone, según cálculos de las estadísticas epidemiológicas, que habrá cada año unos 780 pacientes que requieran este tipo de atención especializada; de los que 165 requerirán ingreso y no tendrán que ser desplazados para ello a Madrid, a los hospitales de La Paz o a Getafe, para su tratamiento y rehabilitación como ocurre en la actualidad.
Unos 66 de ellos precisarán cuidados intensivos y la estancia media prevista de los ingresados será de 16 días. Sólo Valladolid envía quince afectados al año, según los datos facilitados por Cirugía Plástica y Reparadora del Río Hortega, del que depende esta nueva unidad.
Este servicio entrará en funcionamiento este año. Sanidad todavía no aventura una fecha concreta porque depende de algunas obras en el mismo, para mejorar el control de los pacientes, y del periodo de formación del personal; pero todo apunta a que será en el último trimestre del año.
Distribución
El centro de quemados cuenta finalmente con un espacio de 700 metros cuadrados frente a los 200 diseñados inicialmente. Una gran habitación de urgencias de quemados con dos bañeras y una ducha, cinco boxes y un quirófano específico configuran el servicio junto a los despachos, almacenes, cuartos de limpio y sucio y sala de rehabilitación, entre otras dependencias. También cuenta con cuatro camas en planta.
Estas instalaciones están aisladas del resto del hospital mediante un sistema de esclusas que impide que ni familiares ni personal hospitalario pueda acceder a la zona sin el atuendo adecuado dado el delicado estado de este tipo de pacientes. Además, la temperatura y humedad están contínuamente controladas y hay un sistema de presión diferencial para que la ventilación sea siempre de fuera hacia adentro en cada box. La unidad tiene un equipamiento de respiración asistida y sistemas de seguimiento de los pacientes. El servicio proyecta instalar circuitos cerrados de televisión y una UCI especializada. Uno de los boxes es para niños y hay un baño asistido donde «una vez dormido el paciente se le lava, se le quitan las escaras y se le prepara para la cirugía», destaca el jefe de Cirugía Plástica, Alfonso Abascal.
El quirófano dispone de una pequeña unidad de Reanimación (Rea) para la atención de la víctima antes y después de su intervención quirúrgica.
Quemados tendrá además guardias de presencia física, hasta ahora el servicio de la que deriva las tiene localizadas, y no sólo será un servicio de referencia regional sino que proyecta serlo nacional y atender a pacientes de otras comunidades. Ni Asturias, Cantabria o Extremadura, colindantes a Castilla y León, disponen de este tipo de servicios y asistir víctimas de otras autonomías supondría ingresos económicos para Sacyl.
Las personas que ingresan en una unidad de quemados están en un estado muy grave y su hospitalización puede durar fácilmente tres meses. No obstante, un servicio de estas características no sólo tratará a los grandes quemados sino lesiones que afectan sólo a una parte del cuerpo. Es muy habitual las quemaduras de niños pequeños en la mano por accidentes con la plancha o en la cocina.
Los servicios municipales de extinción de incendios contabilizan centenares de siniestros cada año. Las características de las ciudades y de algunas empresas hacen prever que numerosas personas puedan sufrir quemaduras que obliguen a un tratamiento hospitalario, que ahora no puede ofrecerse en la propia comunidad.
Investigación clínica
El centro de quemados, que atenderá a niños y adultos, se encargará del diagnóstico, tratamiento e investigación clínica. Rehabilitación, control ambulatorio, apoyo emocional al paciente y su familia, asistencia social y reinserción forman parte de una organización que también prevé programas de prevención y la participación en el desarrollo del plan de catástrofes.
La unidad contará con la colaboración de multitud de servicios hospitalarios dado que la atención de este tipo de pacientes es multidisciplinar. Junto a los cirujanos, el papel de los intensivistas es fundamental para mantener con vida a las víctimas, pero también intervienen endocrinos, psicólogos, anestesistas o fisioterapeutas, entre otros. Y ello, sin olvidar enfermeros y auxiliares formados para esta especialidad.