«En Sepúlveda muchas familias han vivido del oficio de la cantería»
La villa segoviana exhibe sus atractivos turísticos en Fitur dentro del expositor que comparte con Ayllón, Cuéllar, El Espinar y Riaza
C. A.
Sábado, 31 de enero 2009, 02:32
El cincel de Juan Emilio Cristóbal esculpe un escudo heráldico ante la atenta mirada de los miles de visitantes que pasan por Fitur al cabo de un día. Este escultor sepulvedano del taller de cantería de los Hermanos Cristóbal Martín habla de un oficio muy arraigado en su villa natal y que también -¿por qué no?- puede ser objeto del llamado turismo industrial.
-¿Qué está haciendo?
-Trabajar la piedra. Somos canteros de tradición familiar, la cuarta generación de canteros. Habitualmente trabajamos la piedra rosa sepulvedana, procedente de las canteras de Sepúlveda. Es una piedra caliza que se deja trabajar bien y que aguanta perfectamente la intemperie. Sepúlveda y los pueblos de alrededor están construidos con este tipo de piedra y han aguantado siglos.
-Y está esculpiendo un escudo heráldico.
-Sí, estoy haciendo una demostración de cómo se trabaja la piedra artesanalmente. En la piedra podemos hacer de todo, desde un sillar o un capitel hasta un escudo heráldico o una escultura. Las de la Catedral de la Almudena son nuestras.
-¿Tienen muchos encargos de escudos heráldicos?
-No faltan. Hay peticiones de instituciones y de particulares.
-¿Utiliza muchas herramientas?
-Sí, y cada una tiene su medida, como los pinceles de un pintor. Las hay con dientes, en forma redonda, cinceles, punteros... estas son las herramientas que utilizamos para el acabado final, la filigrana, el detalle. Luego están las que son para quitar más piedra.
-De las canteras sepulvedanas salió el gran Emiliano Barral.
-Efectivamente. La nuestra es una de las muchas familias que en Sepúlveda se han dedicado a la cantería, porque era uno de los oficios
más representativos. Barral llegó muy lejos. Esculpió el busto de Machado, y éste le dedicó aquellos versos que dicen: «Y tu cincel me esculpía / en esa piedra rosada / que lleva una aurora fría / eternamente encantada».