«Un ilustrador tiene que hacer algo de magia al dibujar»
MARÍA NIETO
Miércoles, 7 de enero 2009, 02:21
La palentina Noemí Villamuza estudió Bellas Artes en Salamanca. Reconoce que no era una alumna brillante, pero ha conseguido dedicarse casi en exclusiva a dibujar, aquello que le obsesionaba cuando era una adolescente. Ilustra libros, la mayoría infantiles. La traducción al castellano de 'El Capote', de Nikolái Gógol, ha sido el último. (Nórdica Libros, 80 páginas, 25 euros).
-¿Cómo entró en el mundo editorial?
-Mi primer acercamiento al mundo editorial me llegó en los últimos años de carrera, con libros de texto. Poco después me ofrecieron el primer cuento, hace unos diez años, y hasta entonces, afortunadamente, no he parado. También doy clases, pero el 90% de mi producción es el libro.
-Ha ilustrado muchos cuentos para niños, pero este último libro es para adultos. ¿Hay alguna diferencia entre dibujar para unos y otros?
-Creo que ninguna. En el fondo, los dos son consumidores de imágenes. Varían los contenidos, pero no la forma de dibujar.
-¿Con qué libro ha disfrutado más?
- Con 'Libro de Nanas'. Recogía canciones de cuna, muchas inéditas, escritas por García Lorca, Miguel Hernández, Gloria Fuertes, Gabriela Mistral, Juan Goytisolo... Estuve casi cuatro años haciéndolo, pero fue todo un lujo.
-¿Es lo mismo ser dibujante que ser ilustrador?
-No. Un ilustrador es un dibujante que intenta dar luz a un texto, que intenta darle una nueva versión. El ilustrador tiene su propia voz, paralela a la del autor del texto.
-Recurre mucho al lenguaje simbólico en sus ilustraciones...
-Un buen ilustrador tiene que hacer un poco de magia, recurrir a lenguajes metafóricos. Ya sabemos lo que es un señor que camina por la calle con un abrigo, por ejemplo, pero hay que explicar de alguna forma que ha trabajado mucho para poder comprarse un abrigo nuevo. Entonces yo lo veo volando.
-Ahora vive en Barcelona. ¿Echa de menos Palencia?
-Tengo muy buenos recuerdos del instituto viejo, como le llaman. Vuelvo a Palencia cada verano y siempre siento que se respira diferente, es una ciudad que sigue manteniendo cierta pureza.