Gemelos sin minutos
Los hermanos Javi Jiménez y Diego Jiménez comparten comparten vivencias personales y profesionales en el filial blanquivioleta, donde han vuelto a coincidir tras separarse hace cinco años
ARTURO POSADA
Lunes, 24 de noviembre 2008, 02:21
Javi Jiménez y Diego Jiménez nunca imaginaron que sus trayectorias futbolísticas les llevarían a encontrarse en el Real Valladolid. Hace cinco años, estos dos gemelos nacidos en Logroño en junio de 1987 tomaron rumbos diferentes: Javi, portero, aprovechó una oferta del Alavés para formar parte de sus categorías inferiores. Diego se quedó en el Logroñés, donde había jugado con su hermano y, la pasada temporada, recaló en el Promesas blanquivioleta que le cedió al Íscar. «Hemos estado casi toda la vida juntos», dicen al unísono para explicar que se sienten muy a gusto al encontrarse de nuevo. Aunque la situación que atraviesan diste de resultar idílica.
Diego, defensa, se ha quedado sin ficha en el Real Valladolid B y busca una salida en invierno. Javi perdió la titularidad en la portería tras ser expulsado en la octava jornada. Los gemelos sufren por partida doble.
«Me sienta fatal no poder jugar ni tener ficha, pero es una decisión del club y hay que respetarla», asume Diego. «Yo he dejado de ser titular y el técnico no me ha dicho nada. Kevin [el otro portero] lo está haciendo muy bien», subraya Javi.
En los momentos difíciles, los gemelos buscan el apoyo de su par. «Nos entendemos a la perfección», explican. «Hay que animarse mutuamente», interviene Javi Jiménez, de carácter más volcánico que su hermano. «Yo me alegraría de que Diego se marchase en diciembre porque soy consciente de que se iría para jugar al fútbol. Aquí no va a tener ninguna oportunidad porque no cuentan con él. Me alegraría por él. No me preocupa quedarme solo. Ya he estado alejado varios años de él y no pasa nada».
«Ahora que ha dejado de jugar yo le animo a él», añade Diego, más templado. «Si queremos progresar deportivamente lo más probable es que tengamos que separarnos. Fue lo que sucedió cuando teníamos 16 años», continúa el defensa.
«Es duro al principio porque te alejas de la familia», concede el cancerbero, «pero yo ya sabía que tendría que buscarme la vida en otro sitio y tratar de hacerlo lo mejor posible. El Alavés me hizo una oferta, acepté y tan contento».
Ahora, pasan las 24 horas del día juntos. «Entrenamos, hacemos la comida... nunca hay roces», explica Javi. Los dos gemelos viven con Víctor Andrés, otro integrante del Real Valladolid B.
«Técnicamente Diego sabe manejar muy bien los dos pies, saca la pelota sin problemas y tiene una gran visión de juego. Es rápido, maneja el uno contra uno y ha mejorado en el juego aéreo. Podría jugar en este equipo», elogia Javi a su gemelo. «Mi hermano tiene muchas virtudes: sabe colocarse en la portería y mandar», devuelve Diego.
Con 1,83 de estatura, el físico condiciona más al guardameta. «Para mí siempre ha sido un problema, pero hay que suplirlo con reflejos, rapidez y otras cualidades», reconoce Javi.
A los cinco años de edad, los gemelos comenzaron a jugar al fútbol. Lo hacían de extremos, uno por cada banda. «Se nos lesionó el portero tras recibir un pelotazo en el ojo. Me puse yo y hasta hoy», recuerda Javi. «A mí no me gusta ese puesto», diverge Diego.
Como se puede apreciar en la foto que ilustra esta página, Diego y Javi Jiménez son fácilmente distinguibles. El portero lleva cresta y es más corpulento. Además, no visten con la misma ropa. «No, no vamos igual. Eso era cuando teníamos cinco años... Poseemos gustos parecidos de música y ropa, así que si nos compramos un pantalón o una chaqueta nos la intercambiamos».
Los dos andan ennoviados («pero no son gemelas, ja, ja, ja») y piensan que si volviesen a jugar juntos en el mismo equipo nadie les ganaría en sincronía.
¿Es infrecuente encontrarse a dos gemelos futbolistas? En absoluto. Sin movernos del Real Valladolid B, el delantero Carlos García Cuello tiene un gemelo (Álvaro) que la pasada temporada militaba en el Juvenil y este año juega con Los Gatos de Íscar. Porque muchas veces la realidad también depara historias gemelas.