El monstruo vuelve a casa

Desde el 29 de abril pasado, Josef Fritzl, el criminal más famoso de Austria y que fue bautizado por la prensa de su país como el 'Monstruo de Amstetten', vive aislado en una celda de la cárcel de St. Polten donde, además de confesar su crimen a la revista 'News', escribe sus memorias y sueña con volver a ser un hombre libre.

Ayer, la apacible rutina del hombre que convirtió a su hija Elisabeth en una esclava sexual quedó trastocada por la decisión de un juez de obligar al anciano, de 73 años, a regresar al lugar donde cometió su crimen: el sótano de su casa.

En medio de amplias medidas de seguridad y amparados por el silencio cómplice de la Policía, Fritzl bajó al subterráneo para completar algunos detalles técnicos de la investigación. Sin embargo, el secretismo que rodeó la operación se esfumó gracias a un testigo, cuya identidad se desconoce, que fotografió al 'monstruo' en el interior de un coche y vendió la sensacional exclusiva al periódico 'Kurier'. El diario publica mañana un reportaje acompañado de una instantánea en la que aparece Fritzl hojeando unos papeles. «Se le veía tembloroso y nervioso», aseguró el testigo al periódico austriaco.

Aún no está claro si la presencia del observador de la primera visita del 'monstruo' al sótano fue fortuita o bien alguno de los agentes que participó en el operativo filtró la información.

Sin esposas

Según el rotativo, cuando Fritzl salió del vehículo para descender a las entrañas de la casa no estaba esposado, vestía tejanos, una chaqueta a rayas y se tapó el rostro para evitar ser retratado. Tras dos horas salió por la puerta trasera e inició el camino de vuelta a la cárcel.

El juez de instrucción Nikolaus Obrovski fue quien ordenó la visita con el fin de comprobar el mecanismo de cierre de una de las puertas. No obstante, en ningún momento se abordaron aspectos relacionados con el crimen.

El martirio de Elisabeth Fritzl acabó el 27 de abril, cuando la Policía detuvo a su padre gracias a una llamada telefónica anónima. Cuando la mujer de 42 años tuvo la certeza de que jamás volvería a ver a su opresor confesó la tragedia a las autoridades. Al poco tiempo de que el 'monstruo' ingresase en prisión relató su propia versión de los hechos a su abogado, quien lo vendió a la revista 'News'. Ahora algunos periodistas apuntan a que Fritzl, intenta negociar con los derechos de un libro de memorias.