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Una reunión multitudinaria de cibernautas en la Gran Quedada./ EL NORTE
VIDA Y OCIO

Dos de cada tres internautas no distinguen entre un bulo y una noticia

Crear alarma social u obtener algún beneficio son los principales motivos para difundir deliberadamente información falaz en la Red, según la Asociación de Internautas

A. PRÁDANOS

Jueves, 4 de septiembre 2008, 03:04

El anonimato, la rapidez y la inmensa audiencia potencial -1.200 millones de seres en todo el mundo- han convertido a Internet en un gran bazar donde cabe todo, lo útil, lo inútil, lo verdadero y lo falso. El problema es que las fronteras son difusas y no siempre es fácil discernir lo veraz de lo inventado o, peor aún, de las mentiras deliberadas. De hecho, dos de cada tres internautas españoles admite no distinguir siempre entre una noticia real y un bulo de los muchos que circulan por la Red. Según una encuesta de la Asociación de Internautas entre 2.283 de sus usuarios, sólo el 35% de los navegantes por la red tiene clara la diferencia, y un 31% se traga a pies juntillas lo que le aparece por la pantalla del ordenador. El tercio restante discierne la mentira sólo a veces.

Falsas cadenas de solidaridad, spam, anuncios con regalos inverosímiles, alertas sobre peligros ficticios de determinados productos, rumores o calumnias puras y duras circulan libremente por la red, alimentados a veces por botarates y, más a menudo, por ciberdelincuentes. El negocio del bulo ó 'hoax' en sus siglas en inglés es «uno de los más lucrativos en el mundo», subrayó Ofelia Tejerina, de la Asociación de Internautas.

Llamada a la compasión

Detrás de estos mensajes falaces enmascarados con llamamientos solidarios o de otro tipo suele haber intereses comerciales y la búsqueda de un beneficio económico. Los 'hoax' son falsedades transmitidas a conciencia, no errores involuntarios, casi siempre sin firma, en forma de cadena y con un llamamiento para el reenvío a otras direcciones, bajo amenaza de castigo o algún tipo de desgracia para un pobre huérfano, abandonado, desaparecido, hospitalizado o similar. Se trata de un gancho para generar bases de datos de usuarios que luego se comercializan para bombardearlos con envíos masivos de publicidad ('spam'). También son el primer paso para tratar de acceder a los datos bancarios ('phising'), para estafas cibernéticas ('scam') o la transmisión de virus.

Argentina es el origen de casi el 80% de los bulos lanzados con fines de 'spam'. El 'phising' prolifera en la antigua órbita soviética, según la Asociación de Internautas.

Los bulos de última hornada más populares en España son la amenaza de cancelación de la cuenta de correo de hotmail si no se reenvía el mensaje, el descrédito de Actimel, alertas sobre la supuesta toxicidad de la bebida Red Bull, la existencia de explosivos en teléfonos móviles y memeces de similar tenor. Hay otros que desafían las modas y el paso del tiempo, como el del supuesto niño o niña enfermo que espera en un hospital una transfusión de sangre que no llega. «Ese lleva circulando siete u ocho años», explicó Víctor Domingo, presidente de la Asociación de Internautas. Ningún hospital solicita sangre o donaciones de órganos por esta vía, nunca.

Según la encuesta, los foros (57,5%) y los blogs (22,5%) son los principales mentideros de la Red. Para los navegantes, los medios digitales más fiables son los que tienen un medio convencional detrás, una cabecera de periódico, una televisión, etc.

El 64% de los internautas españoles borra los 'hoax' sin abrir; un tercio lo lee primero. El 86% los borra finalmente, pero un 11,28% lo reenvía a sus conocidos. Ahí es donde el problema se multiplica. Los expertos recomiendan no reenviar nunca la libreta de direcciones de e-mail en CC ('carbon copy').

Sentido común

No hay recetas para combatir el bulo en Internet más allá del sentido común, potenciar las campañas informativas a los usuarios, contestar públicamente cuando está en juego el buen nombre de uno -La Oreja de Van Gogh tuvo que salir a la palestra para desmentir un bulo sobre sus supuestas simpatías con ETA-, y llevar el caso a los tribunales cuando se tercie.

Pese a ello, la Asociación de Internautas no es partidaria de un endurecimiento de la legislación. «Se entraría en el terreno de la censura previa», aseguró Pedro Martínez, fiscal superior del Tribunal Supremo de Justicia de Madrid. El bulo «ha existido siempre», aseguró, antes en la prensa escrita y ahora en Internet.

«Sólo ha cambiado el medio. El bulo es la versión digital del amarillismo», apostilló.

También ha habido casos de cadenas de e-mail positivas, como la orquestada por Amnistía Internacional contra la lapidación de Amina Lawal en Nigeria, o la comunicación cívica y espontánea que sacó a millones de personas a la calle en todo el mundo contra la guerra de Irak. Una guerra «basada en otro bulo» difundido, ese sí, por los medios de comunicación convencionales sobre las armas de destrucción masiva que nunca tuvo el régimen de Sadam Husein.

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