Fiesta de la siega y la trilla en Golmayo

Un centenar de vecinos de Golmayo ( Soria ) han revivido, por décimo año consecutivo, las antiguas labores del campo en una jornada festiva en la que han segado, aparvado y trillado a la antigua usanza, tal y como sus mayores lo hacían antes de la aparición de las primeras cosechadoras.

Ha sido la décima edición de las Jornadas de la Siega y la Triga, organizada hoy, un año más, por la Asociación Cultural de Golmayo para recuperar las actividades tradicionales del pueblo.

"Intentamos enseñar a la gente cómo trabajaban nuestros mayores", resume José Miguel Nieto, presidente de la citada asociación, quien todavía tiene en la retina el recuerdo de lo que eran estas labores agrícolas cuando le tocaba de niño ayudar a sus abuelos en el campo.

Hablar ahora de la parva y el trillo, por ejemplo, son palabras que les suena a los más jóvenes a música celestial, ha reconocido Nieto.

"Ha sido un cambio tan grande en la agricultura que los más jóvenes no se lo pueden ni imaginar que fuera así", ha resumido.

La asociación cultural de Golmayo, con esta actividad, quiere dejar constancia de estas antiguas labores agrícolas, de su vocabulario, herramientas y vestimentas.

La trilla, la horca, el rastrillo o la aparvadera fueron aperos típicos de antaño que hoy han pasado a pertenecer, en el mejor de los casos, a colecciones etnográficas.

Tras segar en una pieza, amenizados por la música de los gaiteros, los participantes en la jornada han acudido a las eras de Golmayo para aparvar y trillar y finalmente, tras el esfuerzo, compartir unas migas pastoriles.

Los hoy improvisados segadores, con la hoz y la protección para sujetar la mies, han comenzado recogiendo a la antigua usanza un trozo de pieza dejada sin cosechar para la ocasión.

Para José Santabárbara, que realizó estas labores de verdad hace ya muchos años, la siega y la trilla eran jornadas familiares y de sol a sol.

Una pieza que antaño se segaba en medio día, ahora es cosechada en media hora con una cosechadora, ha destacado, para valorar el cambio del que se han beneficiado las labores agrícolas en menos de medio siglo.

Las tareas de la siega y la trilla se intentaban antaño "llevar lo mejor posible" y para ello, ha recordado Nieto, las familias y vecinos se ayudaban mutuamente.

"Había más hermandad y compañerismo que ahora, porque era el medio de vida y no te quedaba otro remedio que funcionar así", ha reiterado.

La cosechadora, principalmente, ha sido la auténtica revolución en las labores agrícolas, porque "hace prácticamente todo", desde segar, recoger y separar el grano de la paja.