De vuelta a la selva
Un proyecto financiado por España ayuda a que los orangutanes domesticados en Indonesia regresen a su hábitat natural
JUAN PALOP
Lunes, 30 de junio 2008, 03:53
Un proyecto financiado por España en el parque nacional de Gunung Leuser, en el noroeste de Indonesia, busca devolver a la selva a orangutanes que han vivido en contacto con el ser humano.
Cuando Sasa, una orangután de 13 años, llegó al centro de protección del parque, en la localidad de Bukit Lawang, sabía vestirse y bañarse con jabón, pero era incapaz de trepar por un árbol. «La trajeron con cuatro años», relata Tomin, uno de los diez cuidadores de orangutanes de Gunung Lawang, y añade: «Suponemos que antes había estado en un circo porque era capaz de actuar, pero no sabía valerse por sí misma en la selva». Sasa despacha sonrisas a diestro y siniestro desde su jaula. «En su caso creemos que no vamos a poder reintegrarla, que no va a ser capaz de vivir en la selva y tendrá que quedarse aquí», explica Tomin.
El objetivo del programa para orangutanes de este parque nacional del norte de Sumatra, incluido en la Red Mundial de Reservas de la Biosfera y declarado Patrimonio Mundial por Naciones Unidas, es reintroducir a los ejemplares que han entrado en contacto con el hombre en su medio natural y, sobre todo, preservar la especie. Según la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Mundial para la Naturaleza, el orangután de Sumatra está «críticamente amenazado».
Casi descartada por completo Sasa, las esperanzas de los cuidadores de Gunung Leuser se centran ahora en el otro inquilino de la jaula, un joven orangután macho de seis años llamado Radaria.
El proceso de reintroducción de los orangutanes comienza con la recogida del animal y su chequeo médico, para pasarlos a continuación a las jaulas donde viven Sasa y Radaria. «Estas celdas están al descubierto para que se acostumbren al clima de la selva», apunta el cuidador. «Además, aquí sólo les damos fruta, porque eso es de lo que se alimentan en libertad». Luego, sus cuidadores empiezan a sacarlos a la selva para que aprendan a trepar por los árboles y procurarse comida.
Progresivamente, los períodos de integración en la selva se van alargando, hasta que un día, los antiguos inquilinos de la jaula desaparecen para siempre, ya totalmente recuperados de su paso por la civilización. «Queremos que no se habitúen al contacto con los hombres, porque no es natural», asegura Tomin. Por eso, los cuidadores mantienen una lucha paralela con algunos guías locales que, para atraer turistas, les dan de comer durante las marchas por el parque.
Para reforzar la actividad de conservación de Gunung Leuser, el ministerio de Medio Ambiente de España en colaboración con Naciones Unidas ha donado 530.000 euros en los últimos años.