Tango desafiante

El Fin de Semana Tanguero de Puebla de Sanabria reunió ayer en las actuaciones centrales a las 27 parejas de aficionados de baile de diferentes provincias que se dieron cita en esta primera convocatoria, venidas desde Segovia, Valladolid, Madrid, Zamora, Oviedo, Bilbao y Santander y de la propia comarca. En las dos sesiones, de mañana y tarde, abiertas al público en general, las parejas lucieron la sensualidad y la dominación de un baile aparentemente fácil de dos por cuatro, pero que se resiste a los pies de los joteros y el pasodoble local.

En esta segunda edición la participación fue muy alta y se prepara una tercera, aunque para fechas más cercanas del buen tiempo. El programa completó las expectativas en general. La mañana amaneció ayer con pocas ganas de bailar en Sanabria, más por el mal tiempo que por la destreza de los 54 miembros de las diferentes asociaciones que estaban invitadas a la milonga tanguera. El baile en 'petit comité' arrancó el sábado en el hotel Los Meleiros, de Castro, en la cena de bienvenida organizada en Sanabria. La velada se prolongó hasta amanecido el domingo.

En estos dos días se han puesto en práctica sobre la pista las tres modalidades de tango argentino: tango-tango, la milonga y el tango vals. En la organización destaca la asociación zamorana, que preparó estas jornadas con Angélica Quintero y José Luis Miranda, y desde la asociación de Sanabria se contó con Montserrat Zazo. En Sanabria hay 16 personas, cuatro de ellas como parejas permanentes, que practican este baile en el que es difícil enganchar a los hombres, aunque como un baile dentro de la Asociación de Sevillanas.

La lluvia, a media luz, obligó a la organización a trasladar el primer baile hasta el pabellón de deportes de Formación Profesional en el convento de San Francisco, aunque esta contingencia ya estaba prevista de antemano. A partir de la una de la tarde el pabellón comenzó a resonar con los acordes de los clásicos como Gardel. Poco a poco el público se acercó tímidamente al espectáculo a medida que finalizaba la misa del Corazón de Jesús en el templo de San Francisco.

Sobre la pista las parejas desarrollaron su repertorio completo: el ocho, el boleo, el giro completo con boleo, el gancho y la sacada, la barrida, para los más diestros. Sin prisa pero sin pausa asaltan a molinete y la cruzada. Vaqueros, minifaldas, trajes, flecos, mantillas, tacones, zapato bajo, ningún atuendo era inapropiado para la milonga, que lejos de ser competitiva se mostraba como diversión y entretenimiento porteño. Durante más de una hora el espectáculo se prolongó en el recinto cerrado, aunque no fue suficiente.

Las ganas de bailar seguían intactas y se programó casi sobre la marcha una segunda actuación en el escenario que originalmente iba a acoger la sesión, la Plaza Mayor de Puebla, a partir de las cinco de la tarde con parte de las parejas que bailaron por la mañana.

Más de una hora de baile regalaron al público las diferentes asociaciones y aficionados, antes de completar su programa de tango, incluso bajo el paraguas y la lluvia. El público se dio cita poco a poco en torno a la música inconfundible del tango argentino y unos fundamentales pies que dirigen toda la coreografía. Entre los más sorprendidos los grupos de turistas alemanes que asistieron a toda una demostración en pleno conjutno histórico.

Para Monserrat Zazo es «el único baile en que dirige el hombre y la mujer se deja llevar». El primer paso es masculino, que arrastra a su media naranja femenina «que luego se suelta». Y pese a los innumerables pasos «es improvisación, lo que al hombre le salga en ese momento y dejarse llevar».

Las asociaciones visitaron las turísticas como el Lago y el conjunto histórico. El trato y la visita colmaron las expectativas de las asociaciones que seguramente volverán. Volver, volver.