Desafío
JOSÉ JAVIER ESPARZA
Lunes, 14 de enero 2008, 01:38
Se llama 'Desafío extremo'. Y, hombre, muy extremo no es que parezca, ¿verdad? Pero empecemos por el principio. Entre el paisanaje nacional tenemos un piloto y alpinista que se llama Jesús Calleja y es de León. A Calleja le pica la aventura. Cobró cierta notoriedad por su participación en 'rallies' africanos y, sobre todo, cuando se planteó 11 aventuras en dos años, con el patrocinio de la Junta de Castilla y León y de una empresa de reciclaje. A este fenómeno lo cogió Cuatro para poner en imagen todos esos desafíos, y de ahí ha nacido 'Desafío extremo', el programa que ahora tenemos los sábados en horario principal. Este sábado veíamos la ascensión al Elbrús, el pico más alto de Europa, en el Cáucaso, que es cumbre famosa, pero no inaccesible.
Aquí es donde al espectador habitual de este tipo de programas se le queda cara de decepción, porque, ¿dónde está lo extremo del caso? Es algo que el programa nos habría ahorrado si hubiera eliminado la palabra 'extremo' de su título. En el trance, Calleja nos va contando cómo hace las cosas. El discurso está bien: es pedagógico, tiene gracia y frescura, y uno aprende o recuerda cosas interesantes, como el peligro de no levantar los pies cuando caes por el hielo con los crampones puestos, la conveniencia de no perder de vista las grietas bajo la nieve o la necesidad de vigilar los periodos de aclimatación en ascensiones de altura.
Junto a todo eso, el deportista se convierte en reportero y nos invita a descubrir los pequeños detalles: la acumulación de basuras en el último refugio del Elbrús o los horteras que suben en máquinas oruga por la nieve.
Lo que se echa de menos es algo que le dé al programa una personalidad más acusada, más allá de la figura del protagonista: la realización, siendo eficaz, es plana, y el texto, siendo decente, no sale nunca de la mera narración en primera persona. Cuatro no se ha planteado este programa como un 'Desafío extremo'.