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VUELTA DE HOJA

Las cosas de comer

MANUEL ALCÁNTARA

Viernes, 21 de diciembre 2007, 01:23

ES una sabia recomendación la que nos induce a no jugar con las cosas de comer. La proponían con desigual éxito nuestras madres, que en general no eran tan ricas como sus hijos. Ahora, dada la anual confusión entre teología y gastronomía, los alimentos terrestres han subido de precio sobre un 30%. Sálvese el que pueda y haga la digestión el que quiera comer angulas, para demostrar no sólo su capacidad estomacal sino la adquisitiva. La verdad es que más que una digestión es una demostración. ¿Qué manera mejor de demostrar el gozo que nos produce la llegada del Niño Jesús al mundo que tener en la mesa un pavo del tamaño de un niño?

Hay que reconocer que al paso que vamos somos la última generación que come. Las siguientes se limitarán a ingerir. Habría que ensayar cierta contención, que no es lo mismo que una cierta austeridad. Lo ideal sería un decente equilibrio: que no falten las ganas de comer y que no sobren turrones. Quizá sólo aquellos, inventados por los dentistas, que siempre arrasan con algunos molares. No se sabe si en otros tiempos ha habido comida para todos, pero se sabe que siempre ha habido para los mismos. De aquí en adelante van a cambiar las cosas, no sólo porque somos más, sino porque se han democratizado los gustos. Las cigalas acabarán vendiéndose en las joyerías, al lado de las piedras preciosas y de otras bastante bonitas.

España, que nunca ha sabido lo que se pesca, tendrá derecho a un 15% más de capturas de merluza, pero verá reducida la cuota de anchoas. Coincide con esta normativa la autorización de EE. UU. a la comercialización de animales clónicos para la alimentación humana. Quizá no se equivoquen los que quieran aprovecharse. Buen apetito.

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