Ayuda para jóvenes vírgenes

Imaginación no le faltaba a la hora de confeccionar las cartas al director de banco condenado por la Audiencia Provincial de Palencia a cuatro años y dos meses de cárcel. Y es que J. S. B., que se apropió del dinero que una cliente de la entidad enviaba a un sacerdote amigo ya muerto -y al que el director de la sucursal suplantó por medio de cartas- llegó a elaborar misivas figuradas que databa en países como Pakistán, Afganistán o la India, como una misiva enviada desde Nueva Delhi en la que pedía a la víctima «un esfuerzo más, por favor, por amor de Dios y por la caridad divina» para que le enviase el máximo dinero posible para los damnificados de Irak.

En otra de las cartas -una datada en Eritrea-, J. S. B., haciéndose pasar por el cura amigo de la mujer, relataba a ésta cómo se habían refugiado en la misión tres niñas de 16 años que huían de sus casas tras haber sido vendidas por sus padres «a tres hombres ricos, pero viejos», y cómo estos amenazaban con incendiar la misión si no se las entregaban. «Si lo hacemos, corremos el riesgo de condenarlas a ser infelices toda su vida, sin tener en cuenta la paliza que las darán por huir y que les practiquen la ablación. Existe la posibilidad de comprar la libertad de estas jóvenes vírgenes, pero no tenemos un duro», escribía en la carta.