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PALENCIA

Dulzura reencarnada

La hija pequeña de la inolvidable Rocío Dúrcal rindió anoche tributo a su madre recordando rancheras y boleros que ahora suenan renovados en su tierna voz

VIRGINIA REDONDO

Martes, 4 de septiembre 2007, 03:35

Poco queda ya de la pequeña que quería seguir los pasos de mamá, de la ingenuidad con la que le acompañaba en sus giras mundiales o de los tímidos coros que una jovencita adolescente hacía a la gran Rocío Dúrcal. La inocencia de aquella Shaila se ocultó anoche tras la seguridad de una sonrisa que delata estar viviendo el soñado momento de su carrera musical, más aún tras su reciente nominación a los Grammy como mejor vocalista de pop femenino. Y es que anoche bastó con apreciar el eco de su dulce voz para ver la eterna estela que ha dejado 'la más mexicana de las españolas', como bautizaron a su madre en su México lindo.

Canciones que pasarán a la historia en los labios de Rocío, como 'Volver a verte', 'Déjame vivir' o 'No lastimes más', que suenan diferentes en la maravillosa voz de su hija pequeña. Baladas con arreglos del más puro estilo pop y rancheras adaptadas a los sonidos más innovadores para 'enganchar' a las nuevas generaciones, ésas que aunque no conocieron a la Dúrcal sobre un escenario hoy cantan sus grandes éxitos gracias a 'Recordando', el tributo que Shaila ha querido rendir a su madre con la pervivencia de sus populares canciones.

Tras «el pequeño regalito que os he preparado esta noche» -se refería la joven artista a varias versiones que ha realizado de grandes éxitos de Serrat y Camilo Sesto-, llegó el momento más emotivo del concierto. Las luces se apagaron, el cielo del Pabellón de Deportes se llenó de luminosas estrellas y Shaila pidió a la luna que se volviera. «'Vuélvete la luna' es una canción a la que tengo un especial cariño porque se la canto a mi madre que ya no la tengo aquí conmigo», explicaba embargada por la emoción. 'Quiero que tú sepas que aquí estás conmigo y que el cruel destino nunca nos va a separar' le cantaba mientras el público se llenaba de la débil llama de unos cuantos mecheros. «¿Eres una artista!», coreó al unísono un entregadísimo público.

Algunos dicen que con Shaila ha llegado la reencarnación de la inolvidable Dúrcal, y las críticas no son desde luego nada alocadas. A sus 28 años, la ternura en su rostro -cada vez más parecido al de la desaparecida Rocío- y sus alegres y seguros movimientos sobre el escenario -que hacen difícil creer su corta vida musical- hacen imposible no ver en ella la viva imagen de su madre; ni que decir tiene cuando sobre sus hombros cuelga un elegante mantón para recordar a la reina de las rancheras. «¿Qué es una fiesta mexicana sin sus rancheras?», se preguntaba exultante de felicidad para dar la bienvenida al grupo de mariachis Águilas de Tijuana'.

Y aunque faltaron los tequilas, la fiesta en honor al país azteca, no defraudó ni a grandes ni a pequeños; ni a fans de Rocío ni a seguidores de Shaila, aunque quizá anoche el público era simplemente Dúrcal. Una hora y media de concierto en el que sin duda lo peor fue ver un pabellón con apenas mil personas. Probablemente, todo sea debido a una falta de organización: Pasión Vega en la Plaza Mayor y Shaila Dúrcal pagando en el pabellón; dos conciertos, casi a la misma hora. Y es que ya se sabe, lo que es gratis...

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