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Los autores forzaron los candados e incendiaron el taller de la calle Aralia. Las llamas carbonizaron un BMWy una furgoneta, además de afectar a una cuadra anexa
Intoxicado un conocido traficante de Valladolid al intentar sofocar un incendio

Intoxicado un conocido traficante de Valladolid al intentar sofocar un incendio

Las naves de la calle Aralia quemadas pertenecen a la familia de Pollito, recién condenado a tres años y medio de cárcel, pero que sigue libre

J. Sanz

Miércoles, 8 de marzo 2017, 09:59

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Luis Miguel Vidal, Pollito, el cabecilla de una red dedicada al tráfico de drogas que fue desarticulada en 2014, asumió hace seis meses una condena de tres años y medio de prisión que, sin embargo, no le ha llevado a ingresar en la cárcel. Tanto es así que en la madrugada de ayer, y a las puertas de su domicilio de la calle Aralia, en Las Flores, él mismo resultó intoxicado al intentar sofocar las llamas que carbonizaron un taller clandestino y una cuadra de su familia. El incendio fue intencionado y por eso los agentes de la Policía Nacional investiga ahora los motivos de un ataque que dejó dos vehículos carbonizados y miles de euros en daños. Pollito y su amigo Sergio S. J., que también fue condenado junto a él en noviembre, sufrieron sendas intoxicaciones por inhalación de humo.

Los hechos tuvieron lugar al filo de las tres de la madrugada en la fila de antiguas naves situadas al final de la calle Aralia, una vía sin asfalta perpendicular a la carretera de Villabáñez, en el barrio de Las Flores. Allí los autores forzaron los candados de las dos puertas de acceso a las cuadras en ese momento estaban vacías y «levantaron una chapa del portón del taller clandestino de vehículos situado a continuación». Una vez en el interior de este último incendiaron los dos vehículos que estaban allí estacionados, un turismo BMW y una furgoneta Mitsubishi propiedad de los titulares de las naves, que resultaron carbonizados.

Las llamas no solo destruyeron dichos vehículos sino que afectaron al material del taller bastante completo para tratarse de un simple garaje y a una motocicleta, además de propagarse por la cubierta hasta la cuadra colindante. Los tejados de las dos nave quedaron parcialmente destruidos. La suerte quiso que los caballos que habitualmente guardan en las cuadras habían sido trasladados recientemente a otras dependencias.

Dados de alta

Las explosiones del material combustible de los vehículos y la posterior humareda sacaron de la cama a los dueños de las naves la familia de Pollito, que viven justo enfrente, y que enseguida salieron para intentar sofocar el incendio. El propio Luis Miguel, de 42 años, y su amigo Sergio, de 25, se enfrentaron a las llamas con extintores y ambos acabaron siendo trasladados en ambulancia al Clínico al sufrir una intoxicación leve por inhalación de humo. Los dos recibieron el alta médica a las pocas horas de un ingreso.

Cuatro dotaciones de los Bomberos acudieron a continuación a la calle Aralia y sus once efectivos lograron controlar y sofocar las llamas después de casi dos horas. Su trabajo evitó males mayores, ya que al otro lado del taller siniestrado se encuentra una base de ambulancia con decenas de ellas. El fuego, por fortuna, no se propagó hacia ese lado y solo afectó a la cubierta de la citada cuadra.

Los agentes de la Policía Local, en una primera inspección de las naves, comprobaron que dos de los candados, los de las cuadras, habían sido cortados y que una de las chapas de la puerta del taller había sido doblado para facilitar el paso de una persona. La investigación pasó entonces a manos de la Policía Nacional, cuyos investigadores confirmaron ayer que el fuego «fue intencionado».

La calle Aralia, pese a tratarse de un camino casi escondido de Las Flores, no es un lugar desconocido para los agentes. Allí, en su domicilio, fue detenido el propio Luis Miguel Vidal, Pollito, en una redada llevada a cabo por la Guardia Civil el 10 de junio de 2014 en el marco de la denominada operación Replay VA, que se saldó con trece detenidos y con la incautación de 31,6 kilos de hachís, 640 gramos de cocaína y 15 de heroína. Pollito, su cabecilla, compartió banquillo con su amigo Sergio y con los otros once acusados el 8 de noviembre del año pasado. Doce de ellos asumieron su culpa y fueron condenados a penas mínimas de entre un año y medio fue el caso de Sergio S. J. y tres años y medio de prisión para Pollito. El único díscolo de los trece camellos acabó siendo condenado, por no pactar, a cuatro años y medio de cárcel.

Penas que suman trece años

El incendio que devastó en la madrugada del lunes al martes el taller de la calle Aralia volvió a sacar a relucir el nombre de un traficante, Luis Miguel Vidal, que ahora, en apariencia, se presenta como víctima de un ataque intencionado a él mismo y su familia. En su historial figuran dos sonadas condenas, en ambos casos por narcotráfico. La primera llegó en 2004, cuando fue sentenciado a diez años de cárcel por introducir veinte kilos de heroína en la capital, y la última se produjo el pasado noviembre. Entonces asumió tres años y medio por los que a día de hoy, según evidenció lo ocurrido ayer, no ha vuelto a pisar la prisión provincial.

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