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La delegación vallisoletana del instituto Pinar de la Rubia, en el Parlamento de Estrasburgo.
El instituto Pinar de la Rubia representa a España en Euroscola, un foro de la UE en Estrasburgo

El instituto Pinar de la Rubia representa a España en Euroscola, un foro de la UE en Estrasburgo

Los vallisoletanos comparten debate sobre el futuro comunitario con 500 jóvenes de 21 países

Víctor Vela

Martes, 29 de marzo 2016, 14:32

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Marta Gómez, estudiante del instituto Pinar de la Rubia, levanta la mano, recibe el turno de palabra y se pone de pie en este escaño 93 que suele ocupar la eurodiputada finlandesa Heidi Hautala, del grupo Los Verdes. Marta enciende el micrófono y pregunta:

¿Por qué la Unión Europea parece más preocupada por las cuestiones económicas que por las medioambientales?

Hay dos segundos de espera. Los intérpretes traducen sus palabras al inglés y al francés mientras 491 jóvenes como ella recogen los ecos de su interrogación. Son estudiantes de 21 países representados en Euroscola, este foro de debate que en el Parlamento de Estrasburgo analiza el futuro de la UE con aquellos que están llamados a construir la comunidad durante los próximos años. Una generación entre los 15 y los 18 que disecciona los retos de esta Europa de los derechos que duda en sus políticas sobre seguridad, refugiados, empleo... Sí, también medio ambiente. Marta pregunta a los tres representantes (francesa, italiano, griego) que, desde la tribuna, reciben los dardos juveniles.

¿Por qué tanta economía y tan poca ecología?

Dicen los políticos que en realidad eso no es así. Que el medio ambiente es una de las prioridades de la UE, que se está apostando por las energías renovables, que hay objetivos para la reducción de emisiones... Pero la respuesta no termina de convencer a Marta. Tampoco a compañeros de Italia, de Bulgaria o de Grecia, que critican el excesivo peso que lo financiero ha tomado en la política comunitaria.

¿Cómo pueden ustedes dormir tranquilos cuando sus decisiones contribuyen a incrementar los beneficios de los bancos mientras crece la desigualdad en Europa y hay tanta pobreza en África?

La pregunta, planteada por una joven griega, arranca un espontáneo aplauso en un hemiciclo plagado de nuevos aires, de ideas traídas hasta Estrasburgo por casi 500 jóvenes de 24 centros de 21 países. Hasta aquí han llegado los mejores alumnos del continente. Aquellos cuyos institutos han ganado las fases locales y nacionales de Euroscola, un certamen educativo creado en 2001 que promueve el uso de Internet y las nuevas tecnologías, el aprendizaje de idiomas y el conocimiento sobre las instituciones europeas. El año pasado se inscribieron 469 equipos en España. Al final participaron 310. De ellos, se eligió a los diez mejores para representar al país.

En ese podio estaba el grupo de Bachillerato del Pinar de la Rubia, capitaneado por el profesor José Ramón Uldemolins. Obtuvieron su pasaje a Estrasburgo después de un proyecto que utilizó la radio, los blogs, la fotografía móvil, la tertulia literaria o las actividades solidarias para difundir «un mundo más justo y sostenible». También con Empoderando a las niñas, una exposción que ya ha visitado varios centros cívicos y que ahora puede verse en la Escuela Oficial de Idiomas. La muestra está compuesta por paneles elaborados por los alumnos en los que recuerdan los derechos de la infancia a través de microrrelatos, entrevistas, códigos QR y elementos de realidad aumentada (a través del móvil)para conocer cómo es la vida de las niñas también sus carencias, la injusticia en diversos países del mundo. Este trabajo obtuvo la valoración más alta por parte de un jurado que consideró que los alumnos del Pinar de la Rubia debían llevar sus ideas al Parlamento Europeo y compartirlas así con jóvenes de otros países.

Y aquí están. En Estrasburgo. Distribuidos en comisiones. En unos equipos de trabajo que presentarán conclusiones para su posterior votación. «No sois cargos electos, pero sí que estáis aquí en representación de distintos países. Europa no es algo que ya os venga dado, sino que se construye entre todas las generaciones. Por eso nos gustaría que vosotros, que sois el futuro del continente, os impliquéis en el desarrollo de Europa», les explican desde la organización una vez que cada uno de los estudiantes de este plenario ha ocupado su escaño. Hoy son casi 500. A lo largo de todo el año, más de 10.000 jóvenes participarán en el programa.

Jóvenes como Diego Mallada. Él es el portavoz español. El encargado de presentar a sus compañeros de Irlanda, Eslovenia o Francia quiénes son, de dónde vienen. Durante su intervención, Diego recuerda que Valladolid fue la ciudad donde murió Colón, donde vivió Cervantes, donde nació Felipe II.

Después de las presentaciones, llegan las preguntas. Los jóvenes muestran sus inquietudes. La de Marta por el medio ambiente. La de su colega griega por la desigualdad. Hay un joven de Bulgaria que pregunta por los refugiados. Hay una chica irlandesa que se interesa por el conflicto entre Israel y Palestina. Hay un danés que inquiere por los controles sanitarios para eviten que virus como el zika lleguen a Europa. Hay un chaval griego que pregunta por la posible salida del Reino Unido de Gran Bretaña. Y luego hay vallisoletanos que se han quedado con la mano levantada sin poder preguntar porque no había turno ni tiempo para todos.

A PabloCarbonero le hubiera gustado plantear en el pleno qué se pueda hacer para que «la voz del ciudadano de a pie llegue a las instituciones». Sara del Caño se quedó con las ganas de plantear qué papel puede jugar la UE ante el posible referéndum de independencia en Cataluña. No tuvieron oportunidad. Pero Sara se desquitó. Ella fue una de las seis ponentes (solo seis) elegidas por sus 492 compañeros para esgrimir en público las mociones que se abordaron durante la jornada.

Una vez concluido este primer turno de trabajo, los jóvenes (cuatro de cada país)se reunieron en seis grupos de discusión encargados de redactar un acuerdo que luego sería sometido a votación en el pleno. Sara fue una de las portavoces de esas comisiones. Subió al estrado para presentar una propuesta sobre limitación de libertades en casos de amenaza de seguridad. Tuvo que defender una postura es lo que tocó que no recibió el respaldo del hemiciclo. Hubo 163 votos a favor de esos recortes de libertades, por 181 en contra y 130 abstenciones. Pero las votaciones abordaron otros aspectos. Por ejemplo, cómo promover el desarrollo sostenible (este es el Año Europeo del Desarrollo). Qué rol debería desempeñar Europa en la integración de los emigrantes. Qué posibilidades de empleo tienen hoy los jóvenes del continente... Fernando Arroyo, Andrés Herruzo, Sergio Martínez y Patricia Mielgo aportaron ideas al debate sobre cómo compaginar el desarrollo económico sin que eso afecte a la igualdad de los ciudadanos de la UE. Víctor Álvarez, Daniel Agustín, Gonzalo Díez y Sergio García participaron en la comisión sobre qué retos deberá afrontar Europa en el futuro. Y sí, salió el terrorismo. Y sí, también se habló sobre los refugiados.«Ha sido sin duda la parte más interesante», explica Carlos Calle, quien entiende que el principal problema respecto a las políticas migratorias es que «no hay una política europea común, cada país intenta resolver su situación sin respetar los acuerdos de reubicación». Eva Caravaca, Paloma Esclapés, María García, Antonia Longás, Francisco Javier Lozano, Pablo Martín, Elena Mateos, María Mena, Tomás Meroño, Laura Pérez y Marina Valle completaron la deleación vallisoletana en este encuentro que persigue en Estrasburgo alimentar el músculo comunitario entre las generaciones que dentro de unos años tomarán las riendas del continente.

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