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Edificio LUCIA, de la Universidad de Valladolid, uno de los más eficientes energéticamente.
El 80% de las viviendas de Valladolid son energéticamente deficientes

El 80% de las viviendas de Valladolid son energéticamente deficientes

Vidal Arranz

Lunes, 21 de julio 2014, 12:54

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Alrededor del 80% de las viviendas existentes en Valladolid tienen sistemas de aislamiento térmico muy primitivos, que figuran en las categorías más bajas de la calificación de sostenibilidad ambiental, conforme a los baremos del Código Técnico de Edificación aprobado el año 2008.

Alberto López Merino que conoce bien el sector porque trabajó regularmente en la construcción de pisos hasta el estallido de la burbuja inmobiliaria estima que cerca de la mitad del parque vallisoletano obtendrían certificaciones F o G, mientras que otro 30% conseguiría una E, que sigue estando en la parte baja de la tabla. Y sólo el resto estarían en niveles algo más óptimos.

En el lado de los ejemplos positivos, el edificio nuevo del colegio San José, que fue construido por este mismo arquitecto hace unos pocos años, logró una A en calificación energética, la más alta valoración posible hoy, conforme a la normativa española.

«La deficiente situación del parque de viviendas no es algo exclusivo de Valladolid; es general en España, aunque aquí quizás se agrave algo más por el clima. Hemos estado muy atrasados en este campo», explica. Para colmo de desgracias, cuando cuando la administración decidió ponerse seria e introducir exigencias energéticas, al sector le estalló la crisis inmobiliaria en las manos, con lo que apenas se han construido viviendas nuevas en estos años. «Por otra parte, el Código Técnico era al principio muy poco eficiente en materia ambiental. Hay que esperar hasta el año pasado para que aumenten las exigencias significativamente». A modo de ejemplo, la normativa vigente desde hace un año exige el doble de aislamiento que antes. Y no acepta ninguna vivienda por debajo del grado C de eficiencia energética.

El problema ahora es que no es fácil convertir, a posteriori, lo regular, o deficiente, en óptimo. «Hay mucho trabajo por hacer en la rehabilitación de viviendas con criterios energéticos. Pero no es fácil». López Merino recuerda que Gijón subvenciona con 3.000 euros cada rehabilitación de este tipo que se acomete en el municipio. Hay que tener en cuenta que una intervención integral en las fachadas y en la envolvente térmica de un edificio insuficientemente aislado puede costar de 12.000 a 20.000 euros por vivienda. Aún así, hay demanda y están empezando a surgir en España empresas especializadas en este tipo de actuaciones.

«En estos momentos se pueden conseguir ayudas públicas del IDAE, pero maneja un presupuesto muy escaso: 105 millones de euros para tres años y para toda España. Hace falta más financiación, ya sea del Estado, de los fondos europeos o de la banca», explica López Merino. Una ventaja importante es que el emergente sector financiero de la autodenominada banca ética incluye entre sus actuaciones preferentes el apoyo a este tipo de edificiosx, lo que facilita la consecución de un crédito que en estos momentos no es fácil para el sector de la construcción.

«El futuro del sector va a estar en la rehabilitación de lo que tenemos». Y en esto Valladolid es una ciudad especialmente exigente (como Burgos o Soria) debido a las peculiaridades de su clima. «Aquí gastamos diez veces más en calefacción que en climatización. Nos pesa el invierno. El verano, con un poco de habilidad en el manejo de la ventilación, lo podemos salvar».

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