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FRANCISCO IZQUIERDO
Lunes, 30 de mayo 2011, 12:58
Si hay algo que frena a muchas parejas jóvenes a la hora de iniciar una vida juntos es la falta de vivienda. Para muchos, hacerse con un hogar es harto complicado y significa una auténtica odisea. Primero, que el precio se adecue a lo que se gana; después, buscar la financiación con una entidad bancaria; más tarde, esperar que la constructora cumpla los plazos y, finalmente, que se produzca la entrega de llaves. Una vez superados todos estos obstáculos parece que, como en los cuentos, ya llega el final feliz. Pero no siempre es así.
Este es el caso de Raúl Rodríguez. Un vecino de la zona de Sotoverde, en Arroyo de la Encomienda, quien desde que recibió las llaves de su nueva vivienda, el pasado mes de febrero, ha visto como su vida es distinta. «O vendo el piso o mi mujer se separa». ¿La razón? Carecer de transporte público para llegar a su trabajo. Y es que como enfermera del nuevo Hospital Río Hortega «tiene que ir hasta Valladolid con el autobús que sale de Arroyo y luego hacer transbordo con el de Auvasa». En total una media de «tres horas entre ir y volver». Demasiado tiempo que podría reducirse si su mujer condujera «pero tiene pánico al coche y tampoco es solución».
La venta del piso, como le ha pedido su pareja, es algo que tampoco contempla «porque cuando lo compré hace cuatro años, me costó 140.000 euros y ahora, un piso de las mismas características, se vende por 110.000». Ante esta situación desesperada, Raúl pidió ayuda al alcalde del municipio, José Manuel Méndez, a través de un correo electrónico en el que le explicó su situación. «Me ha contestado que él no puede hacer nada porque el transporte es competencia de la Junta de Castilla y León». Por eso pide que «los políticos se pongan de acuerdo para solucionar este asunto». Y no solo pensando en su problema «porque si mi situación sentimental finalmente no tiene arreglo, al menos que se beneficie el resto de vecinos del alfoz».
Si no es así ya sabe que su matrimonio peligra ya que, aunque él vive en Sotoverde, su mujer se ha ido a casa de su madre en la capital como ultimátum para que arregle una relación que depende de una línea de transporte.
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