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Sacerdotes palentinos, durante la celebración de la Misa Crismal, el 15 de abril de este año.
Las ordenaciones sacerdotales han descendido el 80% en cuatro décadas

Las ordenaciones sacerdotales han descendido el 80% en cuatro décadas

De los 51 curas que se consagraron en los años setenta se ha pasado a diez en el primer decenio del siglo XXI

Fernando Caballero

Lunes, 15 de diciembre 2014, 11:27

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El próximo 26 de diciembre, aún con el recuerdo vivo de la Navidad, la Diócesis de Palencia asistirá a una nueva jornada de celebración. Ese día tendrá lugar un acto de fiesta mayor, la ordenación sacerdotal de un joven que dejará su condición de diácono para convertirse en pastor de la Iglesia. Será a las cinco de la tarde en la iglesia de la Virgen de la Calle y lo presidirá el obispo de la Diócesis, Esteban Escudero.

Estos días de fiesta ya se viven con menos frecuencia en la Diócesis, y no solo en la de Palencia. La reducción de las vocaciones ha sido drástica en las últimas décadas. Ahora mismo, solo tres jóvenes de la Diócesis cursan estudios en la Facultad de Teología de San Dámaso en Madrid, donde se forman futuros sacerdotes. Son Álvaro Pinto, Daniel Becerril (en el tercer curso de sus estudios teógicos) y René Casero (cuarto). Atrás quedaron los tiempos en los que los seminarios estaban llenos, los menores y los mayores. No solo los diocesanos. También los que pertenecen a órdenes religiosas.

Una mirada retrospectiva a la Diócesis de Palencia da idea de la drástica reducción de vocaciones y, en consecuencia, de actos de ordenación, como el que se vivirá el día 26 en Palencia. Porcentualmente, el descenso ha sido de casi el 80% en cuatro décadas: desde las 51 ordenaciones en la década de los setenta del siglo pasado a los diez del primer decenio de la actual centuria. La disminución ha sido galopante y con porcentajes del cien por cien: en la década de los ochenta, 21 ordenaciones; en la última del siglo XX, 11, aunque una cantidad similar se produjo en el primer decenio del XXI, 10. En los cuatro primeros años de esta década se ha contabilizado apenas 3 ordenaciones: 2 en 2013 y la que tendrá lugar el 26 de diciembre.

Un problema importante

Para el rector del Seminario de Palencia, Raúl Muelas, estos datos constitiyen «un problema importante». «Las comunidades cristianas (parroquias, movimientos, asociaciones) necesitan de la presencia del sacerdote que presida los sacramentos, especialmente los de la eucaristía y la reconciliación, y explique a los fieles la palabra de Dios. La falta de nuevas vocaciones afecta, pues, a la atención de estas comunidades», reconoce. Y no solo, en su opinión, es un problema la falta de vocaciones sacerdotales. «También la falta de vocaciones a la vida consagrada y al matrimonio comprometido con la vida de la Iglesia», agrega. «El Espíritu Santo sigue enriqueciendo a su Iglesia con carismas especiales, pero la falta de respuesta a esas llamadas del Señor, al final ponen de manifiesto una crisis de vida cristiana en muchos de los bautizados», apostilla.

Esta situación afecta a muchos países de Europa. Sin embargo, otros países de América Latina, de Asia o de África, están disfrutando de un florecimiento vocacional. «También se está experimentando desde hace ya muchos años un repunte muy notable de las vocaciones en los nuevos movimientos eclesiales y en algunas diócesis españolas», asegura el rector del Seminario.

La consecuencia más visible del descenso de vocaciones es «la falta de una presencia más constante del sacerdote en cada comunidad cristiana que tiene encomendada». «Las tareas que cada sacerdote recibe son mayores y, por lo tanto, han de distribuir su tiempo entre todas ellas. Pero la falta de vocaciones de especial consagración (sacerdotes, religiosos) también supone un empobrecimiento de la vida eclesial. En la Iglesia, todos somos importantes: las personas y las vocaciones particulares de cada una de ellas. Como familia que somos, todos contribuimos a enriquecer la vida domestica. Si hay ausencia de alguna de esos ministerios, lo notamos todos», explica Raúl Muelas.

Las causas del descenso vocacional son múltiples y difícilmente analizables. Raúl Muelas afirma que al final todo se resume en una: crisis de vida cristiana. «Si Jesucristo no es anunciado con entusiasmo y con toda la novedad de su fuerza redentora hoy, si los bautizados no tomamos conciencia de la nueva vida en Cristo, si no frecuentamos los sacramentos, si no acudimos a la misa dominical, si no escuchamos la palabra de Dios, si no tenemos vida de oración, si no practicamos la caridad como lo más importante, difícilmente habrá vocaciones a ningún estado de vida en la Iglesia», señala el rector.

Muelas mantiene que la crisis económica no tiene por qué afectar. «La crisis de valores afecta en mayor medida. Y no tanto la crisis de valores de los que se sienten fuera de la Iglesia, sino de los que estamos dentro», concluye.

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