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Aduriz (i) y Susaeta celebran uno de los goles.
Sin defensa en Bilbao
SUPERCOPA DE ESPAÑA

Sin defensa en Bilbao

El peor Barça en mucho tiempo se estrella contra el Athletic y contra Aduriz

cristian reino

Viernes, 14 de agosto 2015, 01:49

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Después de la inyección de adrenalina de la Supercopa europea, de subir y bajar en la montaña rusa frente al Sevilla, al Barça le dio un bajón en toda regla en San Mamés y, salvo gesta épica en la vuelta, tiró por la borda su objetivo de obtener el sextete.

Los de Luis Enrique naufragaron en San Mamés, donde hicieron aguas en defensa, estuvieron perdidos en el centro del campo y ausentes en ataque, ante un Athletic que aprovechó los regalos y que se encomendó a Aduriz, el héroe de la noche, con tres tantos, que huelen a título. Al donostiarra tienen que dedicarle una calle en Bilbao, porque a pesar de sus 34 años, sigue siendo la referencia y el salvador de los rojiblancos año tras año. Llevan más de tres décadas sin levantar un trofeo y este vez parece que lo tienen cerca.

Como en Georgia, los azulgranas volvieron a sufrir una buena pájara. La temporada no ha hecho más que empezar, pero Luis Enrique ya debe tener motivos de preocupación, pues su equipo ha transmitido señales de excesiva debilidad mental y lagunas en defensa.

Aunque también ha tenido buenos momentos. Es lo que tiene el fútbol. Tomando como referencia las primeras partes de Georgia y buena parte del choque de Bilbao, nadie acertaría a decir que se trata del mismo equipo. En tierras del Cáucaso, el Barça salió eléctrico, dinámico, con nervio; en cambio en San Mamés, todo lo contrario. A verlas venir, esperando al rival, jugando al paso, sin desmarques, contemporizando en exceso, en un campo donde el local sale con el cuchillo entre los dientes y donde si el visitante no se pone a su altura, acaba sufriendo. Ter Stegen fue el claro ejemplo de la falta de tensión de su equipo. No solo por la jugada del primer gol, sino porque con anterioridad ya había protagonizado un par de frivolidades, impropias de un portero y de un partido de competición. El alemán salió con la sangre muy fría, despejó una pelota de cabeza sobre el borde de su área, con la mala fortuna (la jugada no exigía arriesgar tanto) que le entregó el balón a San José, quien desde casi el círculo central, en campo azulgrana, le pegó a bote pronto y la coló en la portería blaugrana. Golazo por el golpeo del navarro, pero error imperdonable de Ter Stegen, que en el inicio de temporada está contando como titular para Luis Enrique, en detrimento de Bravo, que se incorporó mucho más tarde al grupo por su participación en la Copa América. Su actuación en San Mamés le resta puntos en la pelea con el chileno por el 1 en la portería.

El Barça había salido mal, pero el gol al cuarto de hora de los rojiblancos acabó de complicar el envite para los azulgranas, porque los bilbaínos, con muy poco habían abierto la lata y empezaban a sentirse mucho más cómodos en el césped. Bien es cierto que Luis Enrique hizo cambios respecto a la Supercopa europea e introdujo a Bartra, Vermaelen, Adriano y Sergi Roberto, en parte de Piqué, Iniesta, Busquets y Rakitic. El año pasado le funcionaron las rotaciones y este año repetirá la fórmula, aunque en Bilbao le saliera el tiro por la culata. Valverde también tuvo que hacer cambios, pues tenía a Mikel Rico, Ander Iturraspe, Iñaki Williams y Muniain en el dique seco. La apuesta por Eraso y Merino le salió bordada.

El Barcelona ni siquiera pudo recurrir a Messi, estelar en Georgia, y empeñado en San Mamés en hacer la guerra por su cuenta y en firmar otra obra de arte como el gol de la fina de la Copa del Rey del pasado mes de mayo. De sus botas, no obstante, salieron las mejores ocasiones culés. Una falta directa al borde del descanso, que sacó Iraizoz y un remate bajo al poco de arrancar la segunda parte. Poco antes, Pedro había avisado, con un derechazo al larguero. Ahí se acabó la producción blaugrana, ya que un minuto después, Merino se fue de Alves y le puso la pelota donde le gusta a Aduriz, en la cabeza, para hacer el segundo. En el 53, el derrumbe azulgrana fue absoluto. Hundidos, sin moral, con la cabeza agachada, no podían frenar las embestidas rivales. En el 61, el Titanic ya era insalvable: Alves despejó mal dentro del área, se la dejó a Aduriz y el guipuzcoano fusiló a Ter Stegen. A los 6 minutos, el lateral brasileño completó la noche más aciaga de su carrera, con el penalti más absurdo de la historia. Aduriz no perdonó y San Mamés era un delirio.

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