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Lionel Bringuier, en Valladolid.

«Desde el primer ensayo ha sido como estar en casa de nuevo»

Lionel Bringuier Quien, quien fue titular de la Sinfónica de Castilla y León, la dirige hoy y mañana con la ‘Segunda’ de Mahler

Victoria M. Niño

Jueves, 5 de febrero 2015, 12:09

El domingo volvió al hotel de siempre, donde vivió las semanas que dirigía a la Sinfónica de Castilla y León durante las tres temporadas que fue su titular. Y desde esa noche no ha hecho más que reencontrarse con caras conocidas y con sus músicos. «La OSCyL está en forma. Me impresionó el primer ensayo, no parecía que nunca hubieran tocado la Segunda de Mahler», dice Lionel Bringuier.

El actual director titular y artístico de la Tonhalle Orchestra de Zurich se siente «como en casa, como quien se reencuentra con un amor que hace tiempo que no ve pero todo sigue igual. Aquí estoy y espero que la relación siga. Para mí lo más importante siempre es la relación con los músicos».

La cita será todo un maratón mahleriano al que la OSCyLllega con entrenamiento de Petrenko y López Cobos. «Esta sinfonía la he trabajado como director asistente. Cuando te enfrentas a la Filarmónica de Los Ángeles que se la sabe de memoria, que la ha tocado con Giulini, te obliga a estudiar mucho. También hice el ciclo entero de Mahler con la Simón Bolívar. Aquí está yendo muy bien, tenemos un gran coro y unas fantásticas solistas». Menciona la orquesta venezolana y aparece la imagen de su amigo Dudamel. Si le se recuerda lo que dicen de ellos, de él, «la revolución de la dirección», sonríe. «Nunca me hago demasiadas preguntas. Desde que comencé a estudiar, solo me mueve la pasión por la música. Eso es lo que me conduce en la vida y sin pasión no podría hacerlo. Elegí una profesión que lleva implícita la humildad de reconocer que no sabes nunca todo, que hay que estudiar siempre, que exige una entrega continua. Estudiar es el primer paso, conocer la obra, y tener algo que decir. Eso es lo más importante, lo que te permite ponerte delante de los músicos y que confíen en ti. Así tiene un sentido, no es un mero show».

Hace diez años que ganó el concurso de dirección de Besançon, por el que dejó el chelo y cogió la batuta con 19 primaveras. Le eligieron para la OSCyL y después le llamaron para dirigir la Totenhalle. Está contento en Zurich, «está cerca de casa», dice quien vuelve a Niza en cuanto puede. El Mediterráneo le tira, los deportes náuticos. «Intento reservar unas semanas para estudiar tranquilo en casa».

Tras Mahler, a Zurich con un programa ruso con el que hace una larga gira europea. «Desde que estudiaba aprendí a amar la música que estaba haciendo en cada momento. He hecho música de cámara cuando era asistente en París, clasicismo en Bogotá, más moderna y popular en L.A., en Valladolid hicimos de todo, el ciclo de Brahms, Mussorsgky, Ravel, acabamos con la Novena de Beethoven. Ahora con la Tonhalle estoy haciendo el ciclo de Ravel que hemos grabado con la Deutsche Grammophon. Me gustan esos grandes proyectos».

En Zurich tiene vía libre para programar y dirigir la carrera artística de la orquesta,«con un equipo, con la intendente que tiene grandes ideas, pero digamos que tengo total libertad. Allí hay un sistema parecido al americano de mecenazgo privado y público. Hay muchos sponsors privados y tenemos que atender esos compromisos, un director hace mucho más que dirigir en un planteamiento así».

Se acerca a la treintena con la misma sonrisa con la que llegó en 2009. Lionel ha ganado en vuelo, sabiduría y diplomacia. 180 pares de ojos estarán atentos a sus manos esta noche, un centenar de músicos, 78 voces del Coro Nacional de España y dos solistas. A su espalda, el reencuentro que no podrá saborear hasta que acabe su trabajo, la Segunda de Mahler, con el público del auditorio Miguel Delibes, que recibe al maestro pródigo.

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