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La Filarmonía y Pascual Osa, en el Teatro Zorrilla.
Valladolid agotó las entradas de los dos conciertos de Año Nuevo

Valladolid agotó las entradas de los dos conciertos de Año Nuevo

El Zorrilla y el Carrión vivieron una noche de vino, rosas y música galante para inaugurar el año

Victoria M. Niño

Viernes, 2 de enero 2015, 11:51

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Las primeras notas musicales de 2015 fueron galantes, amables y risueñas en los dos teatros de Valladolid que, emulando la tradición vienesa, propusieron un concierto de Año Nuevo. Al cobijo de los Strauss, el público del Zorrilla y del Carrión vivieron esa tarde inaugural entre poinsetias, vino y rosas. Los melómanos del 1 de enero saben lo que quieren y los programadores aceptan el lance, música alegre y ligera, melodías que borran las sombras del año que acaba y alimentan el anhelo de que lo mejor está por venir.

Tras el sofocón de tener que renunciar a la orquesta programada, el responsable del Zorrilla, Enrique Cornejo, encontró el antídoto de la desilusión. Un accidente impidió llegar a España a la Filarmónica de Praga, que iniciaba en Valladolid su gira española, y el empresario vallisoletano logró mantener la cita con la Filarmonía, una formación que ha protagonizado dos citas similares en este teatro.

A pesar de las 48 horas sin dormir para solucionar el imprevisto, el caballero Cornejo recibió impecable a las damas con una rosa blanca en el foyer. Ya en el escenario, agradeció la presencia de caras conocidas que repiten experiencia. Para el nuevo año pidió unidad con la esperanza de que este sea el de la luz al final del túnel. Y dejó el podio al maestro Pascual Osa. El director de la orquesta de El Conciertazo mantiene su espíritu divulgador hasta el punto de que canta y habla a sus músicos durante el concierto. Osa paladea cada vals y así se lo transmite a sus músicos para que estos conviertan en sonido su goce. La Filarmonía, una orquesta de plantilla reducida con solistas femeninas al frente de la cuerda, respondió al deleite que les proponía su maestro

A la misma hora, en el Carrión, comenzaba otro concierto. Si en el primero señoreó Johann Strauss hijo, en el segundo la Filarmónica de Valladolid abrió un poco más el abanico. Comenzó la orquesta sin director, aunque pronto salió Ernesto Monsalve para aclarar que lejos de perder el norte, el periódico homónimo le acompañaba siempre. Su propuesta era un homenaje al concierto vienés que celebraba ayer su 75 aniversario. Así que el programa lo conformó buena parte de las obras que sonaron en el Musikverain en aquel Año Nuevo inaugural. En el descanso, bodegas Liberalia ofreció una cata de un blanco dulce y un tinto antes de llegar al cava. El público volvió a sus asientos para una segunda parte en la que la Filarmónica junto al coro de voces blancas del colegioSafa-Grial interpretó el himno a Santa Teresa, Maestra de la luz, compuesto por Palazón con letra de Carlos Aganzo. Las palmas de la Marcha Radesky cerraron la noche con el único lamento de no poder ejercer el verbo valsar.

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