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Desde la izquierda, José María Ureta, Adrian Pradier, Fatima Pérez, Rodrigo Zaparain, Javier González, David Villa y Fernando García, ayer en el Colegio Mayor Peñafiel.

Guindas a la parrilla

Las VIII Jornadas de Estética y Artes Escénicas ponen su foco en el mundo de la cocina

samuel regueira

Jueves, 16 de marzo 2017, 12:16

En el teatro, el guindaje es la técnica de fijar el decorado y distintos elementos de atrezzo en el escenario, mediante cuerdas ('guindas'), garfios y ganchos que se entrecruzan en vertical y horizontal, dando así la ilusión de una 'parrilla'. Este es solo uno de los muchos elementos que bien pueden relacionar el mundo de la cocina con el de las artes escénicas, como ayer quisieron poner de manifiesto las VIII Jornadas de Estética y Artes Escénicas, celebradas en el Colegio Mayor Peñafiel, mediante tres actos en los que destacó la participación de los estudiantes de la Escuela Superior de Arte Dramático de Castilla y León.

Con el análisis de la obra La cocina, de Arnold Wesker, a cargo de José María Ureta y Rodrigo Zaparaín, se introdujeron una serie de pinceladas en torno al llamado «kitchen sink realism», traducido como «realismo de fregadero de cocina», un movimiento cultural inglés que ponía en tela de juicio la opresión al hombre en un contexto social y económico de aparente libertad política. El obrero y el ciudadano alienado plantan cara al empresario o a una sociedad asfixiante, como demuestran películas de la altura de Kes o La soledad del corredor de fondo, entre otros. Ureta también reflexionó sobre las muchas posibilidades dramáticas que brinda la construcción de una historia con una frenética cocina profesional como telón de fondo, «ideal para transmitir esa agobiante sensación de urgencia».

Igual de jugosa, y mucho más polémica, resultó la ponencia a cargo de Juan José Villanueva, que se vertebró en torno al arte del dramaturgo Rodrigo García. Con Accidens - Matar para comer, el artista plantea un espectáculo en el que se cocina un bogavante, desde que está vivo hasta que el actor sobre el escenario se lo come: «García devuelve a la comida y al cuerpo su carácter orgánico, sin simbolismos de ningún tipo, y suscita a la vez un extrañamiento de una acción cotidiana al ponerla en escena», expuso Villanueva. La censura sobre la obra deja servido, así, el debate sobre libertad de expresión artística queda.

Las jornadas se clausuraron con una segunda mesa con profesionales del sector; Cristina Tovar y Fernando García, del restaurante Le Bistró; Fátima Pérez, de la tapería La Atrevida, y Carlos Orgaz, de la Federación Nacional de Profesionales de Sala debatieron sobre la mediatización, espectacularización y evolución del trato con el cliente que ha sufrido su profesión, a raíz de programas como Top Chef y similares o aplicaciones como TripAdvisor. Dos titulares: «Todo el mundo entiende nada» y «Todo el que opina en redes cree ser un Masterchef».

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