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Manolo Blázquez. / CACHO
Manolo Blázquez, el toreo de sensibilidad y templanza
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Manolo Blázquez, el toreo de sensibilidad y templanza

El diestro de Medina fallecido el pasado viernes fue un ídolo en su pueblo natal, en cuya plaza se vistió de luces por primera vez

J. F.

Lunes, 9 de diciembre 2013, 13:56

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Sensibilidad y compás, suavidad y templanza son algunos de los términos con los que los aficionados mejor han definido el toreo de Manuel Blázquez Jiménez (Manolo Blázquez en los carteles), diestro nacido en Medina el Campo el 5 de octubre de 1936, que falleció el pasado 6 de diciembre. Fue un ídolo en su villa natal en cuya plaza se vistió de luces por primera vez un día de San Antolín de 1954 lidiando novillos de Pedro Baeza junto a Pedro Antonio Dueñas, después de haberse enfrentado ya a una res brava en la feria de Arévalo de ese mismo año.

Debutó con picadores al año siguiente, un 4 de septiembre, con un encierro de la ganadería de D. Filiberto Sánchez en una terna que conformaron Eduardo Melgar y Chicuelo III. Fue en Madrid todavía como novillero donde triunfó y salió numerosas veces a hombros antes de tomar la alternativa en la plaza de Las Arenas de Barcelona, el 23 de julio del año 1961, con Manuel González como padrino y actuando de testigo el salmantino Santiago Martín 'El Viti' frente a toros de la ganadería de Baltasar Ibán. La tarde de su doctorado Manolo Blázquez fue premiado con sendas vueltas al ruedo. Principalmente fue en la Ciudad Condal donde firmó sus grandes actuaciones.

En Medina del Campo se presentó como matador de toros causando una gran sensación el 7 de septiembre de 1961, día en el que cortó una oreja a un toro del Conde de Mayalde, junto a El Viti y Andrés Vázquez en el cartel.

Después lidió una media de una decena de festejos al año hasta que la misma fecha de su debut en el coso medinense del Arrabal, del año 1968, decidió cortarse la coleta, ya solo regresando en la celebración de sus bodas de plata como matador. Hace un par de años, en 2011, conmemoró el cincuenta aniversario de su alternativa y cada vez que podía trasmitía su sabiduría y buen hacer con capote y muleta enseñando a becerristas y novilleros de zona.

En los años posteriores a su trayectoria taurina en los ruedos también se prodigó en la faceta de empresario como gerente de la plaza de Medina durante un cuarto de siglo y otros cosos, así como ganadero y como apoderado ayudando al vallisoletano Roberto Domínguez hasta el doctorado de éste y posteriormente dirigiendo la carrera del novillero 'El Niño de Leganés'. Era apodado en los ambientes taurinos como 'El Seda'.

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