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GALARDÓN | ZAMORA

«Hay que aguantar recortes que a lo mejor se podrían evitar»

Jesús López Cobos es el nuevo Premio Castilla y León de las Artes como el director de orquesta español «con mayor proyección internacional»

EL NORTE

Lunes, 22 de abril 2013, 13:58

Cuando los estudiosos de la época medieval comenzaron a emplear el 'criterio de autoridad', inventaron una expresión a la que, si hubiera que ponerle nombre, recibiría el de Jesús López Cobos (Toro, Zamora, 1940) y la imagen grave y sobria de quien sabe lo que sabe. El Premio Castilla y León de las Artes 2012 habla de un modo pausado pero firme, afable pero incisivo y puede presumir de haber dejado pasar de largo cualquier servidumbre. Tiene el poder que proporciona la razón, el conocimiento y una trayectoria profesional que le coloca a la altura de los más grandes y que ya le ha concedido un puesto de honor en la historia universal de quienes mueven la batuta. El maestro acaba de dirigir tres funciones de 'Rigoletto', de Giuseppe Verdi, en la Ópera de Viena, todas ellas, con el cartel de 'sold out' (entradas agotadas) en la taquilla y aparece en breve en el Arriaga, en Bilbao, lanzadera que podrá aprovechar para hacer una escapada el día 22 a la entrega en Valladolid del reconocimiento más reciente.

¿Cómo recibe y cómo interpreta este premio?

Recibo el premio con emoción y agradecimiento por venir de la tierra donde nací. Me hace especial ilusión y estoy verdaderamente encantado con él. Me siento muy honrado.

Ser profeta en la tierra siempre es muy difícil. ¿Es su cercanía y la preocupación que ha mostrado por su tierra lo que le mantiene en primera línea afectiva para sus paisanos?

Probablemente, es el haber llevado siempre el nombre de Toro a los cuatro puntos cardinales lo que ha hecho que sienta el cariño de mis paisanos y, por tanto, me haga sentirme un poco profeta en mi tierra, al menos, en mi patria chica.

Usted no se distingue por ser especialmente sensible al halago. ¿En qué momento dejan de hacer mella los premios para un artista?

Con la edad, los premios dejan de hacer mella pues le recuerdan a uno demasiado el pasado.

Hace unos años, causó cierto revuelo al afirmar que la política en España se metía más de la cuenta en las artes. ¿Ha mejorado o ha empeorado la situación con la crisis?

No creo que la situación haya empeorado con la crisis económica. Ha hecho dicha intromisión más peligrosa pues, con la excusa de la crisis, hay que aguantar recortes que a lo mejor se podrían evitar. En los países mediterráneos, la cultura siempre ha tenido ciertas interferencias con la política, que ha querido manipular también el mundo de la cultura. En ese aspecto, creo que, aunque haya una crisis, siempre hay que acusarlo y criticarlo porque el político debe poner los medios para que la cultura pueda llegar a todos pero sin interferir en ella.

Como gran conocedor por dos décadas de experiencia musical en Alemania, ¿considera que es el mejor lugar de Europa para desarrollar el arte en momentos tan difíciles?

Sin ninguna duda. Alemania siempre fue un país donde la cultura, en general, y la música, en particular, se escribieron y se siguen escribiendo con mayúscula. La cultura define la idiosincrasia de un pueblo y un pueblo culto nunca renuncia a ella. La música y la cultura siempre han estado muy apoyadas por la sociedad y también por el estado.

¿Qué opina de las subvenciones en las artes?

Las subvenciones de las artes son parte fundamental de la obligación de cualquier Estado con sus ciudadanos. No sólo de pan vive el hombre. El espíritu también necesita ser alimentado y cultivado. La ópera es un espectáculo mucho más caro de lo que el público podría pagar porque sería imposible poner una butaca al precio real que cuesta tener y mantener una orquesta. Por eso son necesarias las subvenciones pero eso no significa que en tiempo de crisis las instituciones musicales no tengan que buscar también otras soluciones como el mecenazgo. Por desgracia, para eso necesitaríamos una ley de mecenazgo que todavía no tenemos y, por tanto, queda mucho que hacer en ese camino.

En medio de las críticas y de la situación que atraviesa España, ¿cómo ve el futuro en cuanto a orquestas se refiere?

El futuro de nuestras orquestas esta en entredicho mientras haya quien piense que son un lujo innecesario y que están ahí para entretener y que, por lo tanto, son prescindibles.

¿Cree que España sigue siendo un país de individualidades en el arte?

Siempre fuimos un país donde las individualidades primaron sobre el trabajo en equipo aunque, en ese aspecto, hemos cambiado a mejor. Piénsese en los deportes de equipo, por ejemplo.

¿Sigue siendo el miedo a lo menos conocido la tónica entre los principales programadores europeos y, en especial, españoles?

El miedo a lo desconocido está en la naturaleza humana pero son los que no tienen miedo y arriesgan los que hacen avanzar a la sociedad.

Al margen de los recuerdos abruptos, ¿qué es lo que más echa de menos de su etapa en el Teatro Real?

He pasado página totalmente aunque, a veces, tratan otras personas de que no sea así.

Alcanzada la cota que ha alcanzado, ¿qué se pide a la vida profesional?

Salud para continuar haciendo música. A mi edad, lo único que uno pretende tener es la salud suficiente como para seguir practicando esta profesión que, además, es mi vocación.

Del Verdi de Viena, al Haydn de Bilbao.

Sí. Vengo al Arriaga y ha coincidido perfectamente porque puedo asistir el día 22 a la entrega de los premios y, al día siguiente, empezar a ensayar en Bilbao la ópera 'Il mondo della luna' y, después, vuelvo a Valladolid a dirigir otra vez.

Su relación con la música toresana es más que estrecha. ¿Cómo consigue mantenerla?

Visitando mi tierra natal frecuentemente y preocupándome por la Escuela de Música de Toro. Todo lo que pueda hacer por esta escuela lo seguiré haciendo.

Hace unos años, le vimos dirigir en la Colegiata de Toro en un concierto memorable. ¿Tiene previsto dar alguna sorpresa a su paisanos próximamente?

Previsto, nada, pues no tengo el poder de decidir en ninguna institución en la actualidad pero sí que me gustaría hacer una visita a la Colegiata de Toro con la Orquesta de Castilla y León. Sería fantástico.

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