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M. BALÍN
Martes, 19 de febrero 2008, 01:07
El idioma español es una 'empresa multinacional' que, como tal, debería conocer el valor real de sus acciones en el mercado global. Y más cuando, el castellano será la segunda lengua de uso e intercambio en el mundo en la próxima década. Son los primeros datos de un proyecto que, formado por seis profesores universitarios, dio ayer el primer paso para saber su verdadera contribución en el mundo y analizar su potencial económico, que ya supone el 4% del Producto Interior Bruto nacional (PIB), según datos del Ministerio de Cultura.
'El Atlas de la lengua española en el mundo', auspiciado por la Fundación Telefónica, presentó sus dos primeros tomos de un total de ocho en los que se ponen los cimientos del valor económico de nuestra lengua, tercera más hablada después del chino y el inglés con 438 millones de parlantes potenciales, el 5% de la población mundial. En los últimos años, el número de hablantes ha crecido casi un 10%.
Tomada en su conjunto, la comunidad hispanohablante forma un gran mercado de renta media, en cuyo seno existen grandes disparidades regionales y sociales que no evitan que el producto represente una «porción considerable» de la economía mundial. En el año 2002, el peso con respecto a otras lenguas era del 6,5% del total, mientras que en 2010 se augura que descenderá al 5,2%.
Esta leve caída se vaticina por la incorporación acelerada al desarrollo de países emergentes como China e India y diversos Estados árabes, la comunidad de hablantes que más crece. Asimismo, los autores del atlas resaltan la debilidad de las exportaciones en los territorios hispanohablantes en comparación con comunidades lingüísticas con menor peso demográfico, caso del alemán, holandés o japonés, lo que demuestra la incipiente internacionalización de sus economías.
Principales activos
Según señala el estudio 'Economía del español. Una introducción', la lengua hace que se multiplique entre dos y tres veces la cuota de mercado de las exportaciones españolas con el conjunto de países hispanohablantes (una veintena), un alto factor multiplicador que es mayor incluso que en el inglés entre los países anglosajones.
Esta revelación lleva a uno de los tres autores del libro, el profesor José Luis García Delgado, a pensar que el español «sólo ganará peso» si los países que lo sustentan son fuertes política e institucionalmente.
Otro gran activo de la lengua de Cervantes es que, gracias a los referentes culturales de los hispanohablantes, se aminoran los costes de integración de los inmigrantes, tanto en España como en el resto de países iberoamericanos. Asimismo, el crecimiento de los parlantes nativos presenta unas «muy notables» expectativas de desarrollo económico en la región de América Latina, según concluye la primera parte del estudio. Un crecimiento que también mejoraría el acceso del español a la Sociedad de la Información (Internet), hoy bastante inferior a otras comunidades lingüísticas.
En la ONU, el español es una de las seis lenguas oficiales, aunque los hispanohablantes tienen «una cohesión lingüística mayor» que las de esas otras lenguas oficiales. De hecho, el 90,8% de los habitantes de los países hispanos tienen dominio nativo de la lengua.
De estas proyecciones se deduce que el reto en el futuro no estará tanto en su crecimiento demográfico como en la difusión de su uso como idioma internacional. Una posición que el inglés domina ahora de forma incontestable (campo de los negocios, tecnología, cultura, etc.) debido a su papel de lengua franca global.
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