Solidaridad vecinal, un gigante en la lucha contra el fuego: «Las brigadas necesitan comida y agua»
Más de 700 personas se organizan a través de un grupo de Whatsapp para hacer llegar víveres y enseres a albergues, efectivos del operativo de extinción y afectados por los incendios que han arrasado más de 40.000 hectáreas
El manido mantra del pueblo salva al pueblo es una realidad cuando de solidaridad se trata. Tres años después de los devastadores incendios de la ... Sierra de la Culebra el fuego vuelve a cebarse con una provincia despoblada y desdeñada, echando a perder más de 40.000 hectáreas, por el momento. Quienes no la olvidan son los mismos que ya mostraron el mismo músculo hace tres años. De esas cenizas surgieron Zamora Solidaria y La Culebra no se calla, que vuelven a tirar de coraje para llenar primero los albergues y los estómagos agradecidos de las brigadas de Bomberos Forestales, ante unas condiciones de avituallamiento que han sido puestas en entredicho en las últimas jornadas. Después la fauna y los animales de granja, muchos heridos, otros hambrientos ante las necesidades de pasto, forraje y paja.
«Nos han dicho voluntarios de Benavente que allí tienen de todo, ya están preparando comida para UME, efectivos y las personas que lo puedan necesitar. De momento para hoy ya no necesitan nada más». El mensaje entra ya pasadas las siete de la tarde del jueves en grupo de Whatsapp en el que ambas asociaciones coordinan la ayuda, la que se demanda y la que se ofrece. El desalojo de los albergues improvisados para los evacuados del incendio de Molezuelas y Puercas -que por el momento ya han vuelto a sus casas- en Camarzana y Tábara, ha permitido llevar los excedentes de alimentos y otros enseres a un punto de Cional. Desde ahí se ha organizado su traslado a Puebla de Sanabria, donde más de 1700 personas evacuadas de cinco localidades pasarán la noche ante el avance de los incendios de Ourense. Y cuyos accesos por carretera han estado colapsados. De ahí la importancia de esta organización.
Suena paradójico, pero ha sido tal la ola de solidaridad que han vivido en las últimas horas, que de momento, no necesitan nada. «Ahora mismo está todo muy bien porque enseguida se ha respondido, Zamora es super solidaria» explica Ana Ariza, presidenta de la asociación que lleva en el nombre el mismo calificativo. Llega a Abejera, uno de los pueblos más afectados por el incendio de Puercas, pasadas las ocho de la tarde. Ha salido de trabajar a las siete y se acerca a la localidad porque le han dicho que allí hay un vaquero que necesita ayuda para alimentar el ganado. Pregunta entre los vecinos, pero le dicen que no es de allí, así que pondrán rumbo a otros pueblos, para evaluar necesidades.
«En los grupos donde están los brigadistas y los bomberos se necesitaba comida. También en los albergues donde han metido a los evacuados. Y me han escrito que la gente ha llevado bocadillos, les han llevado agua, o sea que muy bien», agradece Ariza, que celebra, además, la solidaridad que les ha venido de vuelta de los damnificados de la DANA en Valencia: «Yo estuve ayudando en las labores de recogida de alimentos en IFEZA. Y mi hermano, su marido, una amiga y otro miembro de la Asociación, Goyo, bajaron en su día a Valencia. Recaudamos dinero y se lo hicimos llegar a través de ellos. Compraron allí, colchones, electrodomésticos, todo lo que la gente le iba diciendo de sus necesidades. Y esta tarde me han escrito un Whatsapp, que la gente de allí había ayudado y habían hecho una donación a la cuenta de Zamora Solidaria para ayudar con los incendios, porque dicen que nunca se van a olvidar de los voluntarios que estuvieron allí en esos momentos».
«Los afectados de la DANA han hecho una donación para ayudar con los incendios, porque nunca se van a olvidar de los voluntarios que estuvieron allí en esos momentos»
Ana Ariza, presidenta de Zamora Soliaria
Aunque ambas asociaciones pronto han arrimado el hombro, la iniciativa de crear un grupo de Whatsapp fue de Alba, una joven de 23 años de Puebla de Sanabria. «Me mandaron un grupo de ayuda para los incendios de León y al preguntar si había alguna para Zamora y contestarme que no, me animé a crearlo yo», explica, sobre los orígenes de una comunidad que ya suma más de 700 personas. «Lo que estamos haciendo es coordinar la ayuda y las donaciones para que sean más eficientes. En catástrofes como esta mucha gente quiere ayudar, pero somos conscientes de que tiene que ser de la manera en que realmente se necesita. No queremos saturar las carreteras con voluntarios llevando cosas que no sean necesarias, no queremos ocupar demasiado espacio en los albergues con cosas que no hagan falta y que puedan quitar espacio por si se necesita poner más camas», advierte la joven.
El primer paso ha sido organizar los puntos de recogida y coordinar las entregas a través de voluntarios, en colaboración con Cruz Roja, que les ha proporcionado información sobre la situación de los pueblos y los puntos de alojamiento. «Nos hablaron muchas personas dispuestas a prestar sus negocios para la recogida. Luego lo que hicimos fue acercarnos a los diferentes albergues para preguntar qué necesitaba y llevarlo desde Zamora», explica la veinteañera. También se han convertido en voz para los afectados. «Nos escriben vecinos de pueblos desalojados o de los alrededores dándonos información sobre la situación de los incendios o de los albergues a los llegan y si necesitan algo». Donaciones no han faltado. Medios para hacerlas llegar tampoco: «la gente también está ofreciendo sus coches».
La labor más ardua de la jornada ha sido hacer llegar los alimentos a los héroes de las mangueras y el batefuegos. «Nos han escrito unos cuantos bomberos diciéndonos la falta de avituallamiento que tienen y las malas condiciones en las que están. Nos intentan dar información sobre donde están para hacerles llegar agua fría y comida pero no está siendo fácil», explica la sanabresa, que apunta al corte de las carreteras, los impedimentos de las autoridades para acceder a zonas de riesgo y los cambios constantes en los frentes a los que están destinado, fruto de los ramalazos del viento. Nada que les frene: «está siendo complicado pero a eso nos vamos a dedicar hoy».
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