Jóvenes contra la violencia de género
Estudiantes zamoranos condenan los comportamientos machistas y alertan sobre los estereotipos que existen en redes sociales, libros o películas
Son Andrea Pérez, Claudia Lantarón, David Serrano y Marcos Reguilón. Son estudiantes de 1º de Bachillerato del Colegio Sagrado Corazón de Jesús de Zamora y, con edades entre los 16 y los 17 años, tienen las ideas muy claras. Con motivo de la conmemoración del Día Internacional contra la Violencia de Género, se reúnen y conversan en el colegio. El tema les interesa, les preocupa, es más, confiesan sentirse escalofriados cuando escuchan noticias de mujeres asesinadas a manos de sus parejas o exparejas.
En los últimos días se publicaban los datos del Barómetro 2017 de ProyectoScopio, elaborado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD). Apunta el informe que uno de cada cuatro jóvenes ve «normal» la violencia de género en la pareja y que uno de cada cinco cree que es un tema que se exagera.
No es la percepción que tienen estos jóvenes de Castilla y León, que han recibido charlas sobre este problema en el colegio y a los que siguen impresionando las noticias que se emiten y publican sobre el tema. «Me impacta cómo una persona puede llegar a tal punto de matar o herir a otra solo por ser de género diferente. No lo veo lógico ni algo que una persona con una cabeza amueblada haría», entiende Marcos Reguilón en una de las primeras ideas que se plantean en el debate.
Cree el grupo de alumnos del Sagrado Corazón de Jesús de Zamora que la violencia de género es un problema social importante. Andrea Pérez y Claudia Lantarón explican que supone agredir tanto psicológicamente como físicamente a una persona, pero que además es un daño que no pasa, que queda ahí durante toda la vida y que produce miedo a la persona que lo sufre.
Sus compañeros de curso David Serrano y Marcos Reguilón añaden que los agresores son personas con una mentalidad «bastante atrasada respecto a la actual». Sostiene David Serrano que mucha gente de las nuevas generaciones ya ha cambiado completamente esa mentalidad y reconoce que ese tipo de violencia «es una aberración».
«La mayoría ahora mismo no tenemos esa mentalidad, aunque siempre hay excepciones. Es un problemón bastante grande porque atenta contra la seguridad que pueden esperar las personas del otro sexo», defiende Marcos Reguilón durante la conversación.
Esos cambios en los hombres más jóvenes los reconocen también las estudiantes de Bachillerato, aunque Andrea Pérez pone el énfasis en que es muy importante lo que se aprende desde pequeños.
¿Pero y en su entorno?, ¿Qué les preocupa?, ¿Encuentran los más jóvenes de la sociedad actitudes o comportamientos machistas en su día a día?
Las jóvenes dicen que sí, desde comentarios y chistes en redes sociales a silbidos por la calle o que alguien intente sobrepasarse en la discoteca en una noche de fiesta.
«Es cierto que no son todos los chicos los que hacen esas cosas, pero los que sí lo hacen tendrían que darse cuenta de que no nos sienta bien que nos silben por la calle o que nos hagan comentarios», afirma Claudia Lantarón, quien no limita este tipo de comportamientos a los chicos, sino también a chicas «que no se dan cuenta de estas cosas y también las hacen».
Explican los jóvenes que la violencia en las relaciones de pareja no es habitual en su entorno, pero sí han oído casos, sobre todo, a través de las redes sociales y de la televisión. La joven Claudia Lantarón sí conoce a una joven a la que su novio no le dejaba salir con las amigas o ponerse la ropa que quería. «Vi cómo eso le afectaba y cuando no lo ves, piensas que es algo muy lejano, que realmente no se da tanto, pero cuando le pasa a alguna persona que es cercana a ti, ves que es más común de lo que parece», asegura.
Marcos Reguilón también es consciente de que hay problemas de celos en parejas jóvenes y responsabiliza a las dos partes. «Es culpa de los dos, de ambos, porque por ejemplo, parece que si el chico no es celoso, la chica piensa es que no le importo, y si lo es, es que es muy controlador».
En estas situaciones defiende el grupo de estudiantes que juegan un papel muy importante los estereotipos sobre el hombre y la mujer que reflejan las redes sociales, libros o películas tanto para jóvenes como infantiles, con princesas y personajes femeninos que se encargan de labores de limpieza y consiguen a su príncipe azul o a su chico ideal, o por el contrario, la princesa que quiere ser libre y acaba sola al final del guion. «El pensamiento de que el hombre tiene que ir a por la mujer y que la mujer tiene que ser solo de él debería acabar», considera Marcos Reguilón.
Además de las charlas que reciben en el colegio, los cuatro jóvenes han hablado con sus familias en casa sobre la violencia de género, principalmente cuando salen noticias en los medios de comunicación. Andrea Pérez también ha recibido consejo de sus padres, que son psicólogos. «Hay que comunicar este problema cuanto antes y si ves a alguna amiga que lo sufre, comunicárselo a sus padres o a alguien que conozcas que la pueda ayudar», manifiesta y añade que el problema empieza con pequeñas cosas como prohibiciones para subir fotos a redes sociales o para hablar con las amigas.
Además de contárselo a alguien que te pueda ayudar, Claudia Lantarón cree que la solución es que se sigan dando charlas en los colegios y que sean más habituales, no solo en los centros educativos, sino también en centros de trabajo para «hablar de ello y no ponerlo como un tema tabú». Considera, sin embargo, que puede pasar mucho tiempo hasta que se solucione esta lacra social porque «ha estado ahí desde hace muchos siglos y, a pesar de que se sigue luchando para que no exista, lo tenemos».
Cree David Serrano también que no se va a eliminar de un día para otro porque hay gente que se lo está transmitiendo a sus hijos. «Es cierto que se están tomando medidas y esto está ayudando. Está empezando el proceso para hacer desaparecer esa mentalidad, pero el fin sigue estando muy lejos y aunque se acabe con la mayoría, yo creo que van a quedar algunos minigrupos de personas que van a seguir pensando de esa forma, como ocurre con el racismo o la xenofobia», afirma el alumno.
Por su parte, Marcos Reguilón apuesta porque se tomen medidas y no se piense que no se puede hacer nada por solucionarlo. «Lo primero es no hacerlo tú y lo segundo, hablar con la gente que lo hace y concienciarles de que no está bien», sostiene.
Son jóvenes, en ellos está el futuro, creen que la violencia de género está en proceso de solucionarse y que, con tiempo, quizá demasiado incluso para ellos, se puede conseguir.