Así es el verano turístico de Valladolid: más extranjeros, tirón de las casas rurales y el doble de viajeros en apartamentos
El sector recibe con optimismo los datos de julio y espera al cierre de agosto, pese a las dificultades de un destino que ha de competir con la oferta de sol y playa
¿Cómo competir en agosto con destinos de mar y playa? ¿Cómo convencer al viajero de que hay atractivos en el turismo enológico y cultural, ... gastronómico y monumental? La tarea no parece sencilla. «Valladolid no es un destino tradicional para esos viajeros que buscan lo típico del verano», reconocen desde la Asociación Hoteles de Valladolid, colectivo que agrupa a los establecimientos hoteleros de la provincia y que observa a diario cómo el peso de las pernoctaciones baja con respecto a los meses más cercanos (junio, septiembre, octubre).
Durante el año pasado, julio y agosto concentraron el 15,04% de los viajeros que recalaron en la capital y el 15,33% de las pernoctaciones, de acuerdo con las cifras ofrecidas por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que ha elaborado un informe que analiza, mes a mes, lo que ocurre en cien puntos turísticos del país. Valladolid ocupa el puesto número 14 (entre esas cien localidades) donde los meses de verano tienen menos peso y atractivo para los viajeros.
¿Qué supone esto? Primero, que la ciudad tiene mucho margen de mejora para atraer turistas en este periodo estival. Pero, al mismo tiempo, es señal de que el turismo aquí está más desestacionalizado, que no depende de un momento concreto del año y que cuenta, repartidos por el calendario, con atractivos suficientes para servir de imán para los turistas, especialmente durante los fines de semana.
En una situación similar a la de Valladolid se encuentran importantes capitales del sur, que en julio y agosto se convierten en hornos que, por las altas temperaturas, disuaden a los turistas. Es el caso de Córdoba (solo el 13,07% de sus viajeros llegan en julio y agosto), Sevilla (13,91%) o Granada (14,29%). Con un porcentaje menor al de Valladolid se encuentran también ciudades con un indudable tirón durante el conjunto del año, destinos plenamente consolidados que no fían todo a lo que ocurre en verano, como Barcelona (13,85%) y Málaga (14,76%). Madrid está ligeramente por encima de Valladolid (15,04%), pero también es demostración de que el turismo veraniego no suele recalar en las grandes ciudades.
¿Cuáles son los destinos donde el verano tiene más peso? Pues hay que mirar, lógicamente, a la costa. Si buscáramos un porcentaje equilibrado del turismo, en el que se recibiera siempre la misma cifra de viajeros, el peso de julio y agosto tendría que suponer el 16% del total. En Carboneras y Mojácar (Almería) o Nerja (Málaga), el estío concentra a más del 41% de los turistas. En Ribadeo (Lugo) supera el 35% y en varias localidades malagueñas (Almuñécar, Estepona o Benalmádena) está por encima del 33%. Benidorm o Marbella están en torno al 25%.
De forma paralela, también estos destinos de playa registran mejores cifras de estancia media. En Valladolid, en julio, estuvo en 1,75 jornadas (frente a las 1,66 de julio de 2024). Lejos están las siete noches de media en puntos de Canarias (Adeje, Yaiza, Teguise, Mogán) o las más de cinco pernoctaciones que el viajero hace, de media, en Chiclana o Torremolinos.
Esto demuestra que los intereses turísticos viran en verano hacia destinos de costa y suelen ponérselo más difícil a puntos del interior, grandes capitales o aquellas con gran tirón durante los fines de semana, como es el caso de Valladolid. Y, a pesar de todo, los últimos datos conocidos son buenos para la ciudad. El INE publicó la semana pasada las cifras correspondientes al mes de julio. Subieron los viajeros (el 7%) y las pernoctaciones (el 2%) con respecto al mismo mes del año pasado. Y este incremento hay que anotárselo, especialmente, a los turistas extranjeros. Llegaron más (subió el 13,1%) y, además, se quedaron durante más tiempo (los hospedajes se incrementaron el 16,48%). El turista nacional, en cambio, sí que aumentó en número (el 3,5%), pero las pernoctaciones en este sector bajaron (el 4,85%).
Y esto es algo que confirman desde Hoteles de Valladolid. «Se ha notado un frenazo en parte de los turistas nacionales». ¿Por qué? Valladolid durante estos meses de verano es una ciudad de paso, que utilizan muchos viajeros como punto intermedio para dormir en su viaje hacia la costa. Ocurre con los turistas extranjeros que bajan hacia el sur y el Algarve, pero también con españoles que se recorren el país de punta a punta (gallegos que van hacia el Levante, vascos que bajan a Andalucía) y que paran en Valladolid.
«Este año, los destinos de playa se han encarecido mucho, los presupuestos familiares dan para lo que dan y tal vez han evitado hacer esas paradas de interior. Es una percepción que tenemos», aseguran desde Hoteles de Valladolid. Hay otro factor que ha podido influir: la ola de calor. Las excesivas temperaturas vividas durante el mes de agosto tal vez han retraído de venir a Valladolid (incluso de salir de casa) a viajeros de fin de semana que preparan escapadas desde ciudades cercanas y han preferido no sufrir los rigores del calor. Habrá que ver si esto ha tenido impacto en las cifras de agosto, todavía no publicadas, y que se conocerán a mediados de septiembre.
Desde el Ayuntamiento subrayan que los datos de julio «confirman la buena tendencia que está marcando el año 2025 en la actividad turística alojativa en la ciudad, que se mantiene por encima de las tasas de crecimiento en visitantes, tanto respecto a la media nacional como la regional». Además, durante ese mes la cifra de visitantes atendidos en las Oficinas de Turismo creció el 4,63% con respecto a julio de 2024. La lista de viajeros extranjeros está encabezada por Italia, Francia y Reino Unido, seguida por México y Portugal. En el turismo nacional, lidera de nuevo Madrid, con Barcelona, Álava, Valencia y Alicante a continuación.
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«El verano, en todo caso, suele ser un periodo de transición entre junio y septiembre», apuntan desde la agrupación hotelera. «Hasta finales de junio, incluso mediados de julio, todavía nos acompaña un poco el cliente de empresa, que prácticamente desaparece en agosto hasta que se recupera después de las fiestas de la Virgen de San Lorenzo». Este tipo de viajero es clave para incrementar la ocupación hotelera en las jornadas laborables. Valladolid es además un destino con una importante dependencia de la generación de eventos, que bajan el pistón en verano. «Organizar actividades con 40 grados es muy complicado, seamos realistas», indican desde Hoteles de Valladolid, que ven cómo este fin de semana comienza de nuevo la actividad con el Cosquin Rock. A partir de aquí, comienza un calendario de eventos con los que Valladolid se adentra en el otoño, uno de sus mejores periodos turísticos. Este año las fiestas vienen con el empujón de la Vuelta Ciclista y después se encadena el campeonato mundial de puzles («con un turista internacional de alto poder adquisitivo»), diversos congresos médicos, Seminci y el mundial de tapas.
El grado de ocupación por plazas en julio se situó en el 55,74%, por debajo del 59% de abril o el 57% de mayo. En fin de semana, el porcentaje subió al 69%. La tarifa media en Valladolid estuvo en 52,54 euros (once por encima de lo que se pagaba en julio de 2024), pero con unos precios más baratos que los de esos meses más turísticos de primavera (el pico estuvo en los 63,89 euros de mayo).
Esta buena tendencia de los datos en los hoteles se acelera en los apartamentos turísticos. Durante el mes de julio, hospedaron a 7.341 turistas (el 93,2% más que en julio de 2024) y las pernoctaciones crecieron el 105%, hasta las 18.310.
En apenas un año, este tipo de alojamientos han duplicado sus cifras en Valladolid, pero también se ha incrementado la oferta. Han pasado de los 186 apartamentos contabilizados en julio de 2024 a los 295 de julio de este año. Este espectacular incremento tiene una explicación no solo en el auge del sector, sino también en el nuevo registro, en vigor desde este 1 de julio, que obliga a las viviendas turísticas a contar con un número (implantado junto al Colegio de Registradores) que deben publicar en las plataformas de alquiler para operar dentro de la legalidad. Así, de los 208 apartamentos registrados en mayo se pasó a los 291 de junio (en apenas un mes) antes de alcanzar en julio los 295.
Junto a estos movimientos en la capital, están los de la provincia, que suelen tener tirón, especialmente en agosto, en torno a las fiestas de verano. «Hay muchos hoteles experiencia, sobre todo en la Ribera del Duero, que se convierten en destino por sí mismos, también en estas fechas», aseguran desde la asociación hotelera. Y además está el turismo rural, con una ocupación media del 70%, que escaló hasta el 90% en torno al 15 de agosto y ha mejorado su cifras con respecto a julio de 2024. «El verano tiene un gran peso para nosotros. Son meses de mucha actividad, sobre todo de turismo familiar», comenta Luis Chico, presidente de la Asociación de Turismo Rural. Julio y agosto suponen el 24,5% de su actividad total en número de viajeros respecto a todo el año y del 27% de pernoctaciones.
Aquí, los establecimientos que cuentan con piscina son los primeros en ser ocupados. «Todo lo que tenga agua funciona, con independencia de la zona de la provincia. Durante estos meses, funcionan muy bien las casas rurales de Peñafiel, de Tierra de PInares, de Torozos o de Tierra de Campos». Y no solo incluye la propia instalación, sino también la oferta de ocio que hay en los pueblos donde el establecimiento está enclavado. «Hay casas rurales que han llegado a acuerdos con las piscinas municipales de su pueblo para ofrecer entradas a los turistas», explica Chico, quien recuerda que esta temporada veraniega enlazará después con la época de vendimia. «Septiembre suele aflojar un poco, pero este año lo estamos enfocado más hacia el turismo senior», concluye.
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