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Miércoles, 19 de septiembre 2018, 18:10
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La propuesta lanzada este martes por la consejera de Economía y Hacienda, Pilar del Olmo, de que los comercios deben cobrar a los clientes por probarse la ropa ha causado cierta controversia entre comerciantes y consumidores, que no acaban de ver con buenos ojos la iniciativa e incluso consideran que «no es muy normal». De hecho, algunos como el presidente de la Unión de Consumidores de Castilla y León (UCE), Prudencio Prieto, no terminan de creérselo. «La verdad es que no tiene importancia. No creo que lo haya dicho ni siquiera para sombrear al personal», asegura.
Si la medida se llegara a adoptar sería el principio del fin para muchos de los pequeños comercios. Así lo entiende Prieto, quien opta por «apoyarlo en lugar de ponerle trabas para que se vaya a hacer puñetas». «Con esos amigos, el comercio minorista no necesita más enemigos», incide. «El pequeño comercio tiene que vender sus bondades, que las tiene y muy buenas, y hacer ese esfuerzo para que el consumidor se sienta cómodo», continúa.
Aunque el presidente de la UCE prefiere «no dar importancia» a la polémica, considera que «vendrá bien» para ayudar a replantearse las «verdaderas necesidades» de los usuarios y «el por qué» de esta idea. «Si hay algo que el pequeño comercio necesita es conocer los intereses que tiene el consumidor, saber por qué no compra en el pequeño comercio que tiene al lado de casa y prefiere desplazarse unos kilómetros hasta otro sitio», subraya. Para lograrlo, Prieto lo tiene claro: una «macroencuesta» que determine con precisión lo que el cliente busca y desea. «Alomejor alguien está vendiendo zapatos y los consumidores que habitualmente pasan por la puerta están buscando otra cosa; eso hay que mirarlo».
Javier Labarga, responsable de la Federación de Comercio y Servicios de Valladolid (Fecosva)
Prudencio Prieto, presidente de la Unión de Consumidores de Castilla y León (UCE)
Por su parte, la Federación de Comercio y Servicios de Valladolid (Fecosva), ha calificado como «ocurrencia» la propuesta de la consejera, aunque tal y como asegura su responsable, Javier Labarga, las declaraciones «coinciden con el análisis» de que el comercio pequeño necesita renovarse y adecuarse a los nuevos tiempos y tecnologías. «Coincide, pero no es lo adecuado para nosotros. Nos afectaría muchísimo, entraría muchísima menos gente», lamenta.
Pero, ¿qué opinan verdaderamente los comerciantes de Valladolid? Algunos tienen miedo a las represalias que puedan derivar de su opinión, pero la mayoría coincide en que sería una medida «muy agresiva» para el cliente. «No es muy normal. Qué pretende, ¿que el cliente entre y ya cobrarle? Nos perjudicaría muchísimo», afirma Nuria García, gerente de 'Lollipops', una pequeña tienda de accesorios ubicada a escasos metros de la Plaza Mayor de Valladolid.
Manterías es por excelencia una de las calles de la capital vallisoletana donde se registra más movimiento comercial. Si quieren encontrar entre sus solares grandes tiendas de multinacionales, están en el lugar equivocado; es la cuna del comercio minorista. Su proximidad con el centro de la ciudad favorece la subsistencia de estos negocios, aunque en los últimos años han tenido que hacer frente a un enemigo externo e inesperado: la compra-venta online. «Hoy por hoy, cobrar por probarse ropa es inviable para los pequeños comercios, y si además le añadimos la comodidad que supone la venta online...», apunta Inmaculada Crespo, propietaria de 'Merkurio', una tienda de vestidos de fiesta y bodas.
Sin embargo, los comerciantes prefieren ser optimistas y creer que la propuesta de Del Olmo no se llevará a efecto. «Lo normal es que el cliente entre y sea libre de probarse lo que quiera», prosigue Lourdes Lobato, responsable de 'Santa Cruz'. Ante todo, inciden en las ventajas que supone comprar en una tienda y no a través de internet. «No es para nada lo mismo; aquí lo ves, tocas la tela, miras a ver cómo te queda...».
El comercio online ha llegado para quedarse. Ahora la cuestión está en si se logrará llegar a un punto intermedio que satisfaga los gustos y necesidades tanto de consumidores como de comerciantes. Las grandes perjudicadas con el modelo de negocio actual son las pequeñas tiendas, ya que las grandes cadenas están «muy asentadas» tanto a pie de calle como en la red. «En los dos últimos años la venta en Internet ha crecido mucho», afirma el responsable de Fecosva. Según éste, las dos «posibles» razones de este aumento son dos: «han desaparecido» tanto la desconfianza a la hora de realizar el pago como los gastos de envío. «En muchos de los casos ya no se producen».
Inmaculada Crespo, propietaria de 'Merkurio'
Lourdes Lobato, responsable de 'Santa Cruz'
Nuria García, gerente de 'Lollipops'
En la actualidad, según confirma Labarga, las ventas online de textil y calzado se sitúan en torno al 30%, del cual «muchas salen» del comercio físico. Es decir, la gente acude a las tiendas a probarse la ropa y después deciden comprarlo por internet. «Algunos clientes son descarados y te dicen directamente que se lo vienen a probar para comprarlo por internet», lamenta el responsable de Fecosva.
Para evitar este tipo de circunstancias, la recomendación de la entidad es clara: el precio de venta al público ha de ser el mismo en la tienda y en internet. «Les recomendamos que pongan el mismo precio y, además, mantener esa proximidad y diferenciación que haga disfrutar a nuestro cliente», concluye Labarga. El sector está evolucionando hacia un nuevo modelo de negocio en el que la venta física y online han de convivir. Sea como fuere, habrá que esperar para ver qué solución se encuentra para lograr la confluencia entre ambas opciones.
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