Vecinos de Valladolid en el centro de la ciudad. Carlos Espeso

Valladolid

Los vallisoletanos ante la nube de humo: «A mi novio le ha saltado la alarma de incendios en el gimnasio»

Las reacciones de los vecinos de la ciudad: desde los que sienten «picor y molestia en los ojos» a los que han decidido quedarse en casa

Raúl R. Méndez

Valladolid

Lunes, 18 de agosto 2025, 21:07

«Yo bajo al trabajo desde un pueblo de Valladolid, e incluso ya ahí se notaba en el ambiente. Esta mañana, en el centro de ... salud, entraba el olor a quemado con solo abrir un poco las ventanas para ventilar». Así describe Maite Ramírez, enfermera vallisoletana, la gran sorpresa con la que se ha topado al prepararse para ir trabajar en la mañana de hoy lunes, en la que una gran manta de humo cargado de partículas contaminantes -el ozono y el monóxido de carbono, las más predominantes- procedentes de los incendios de León y Zamora ha cubierto el cielo de la ciudad y ha obligado a los vallisoletanos con alguna afección respiratoria a rescatar la mascarilla de los años de la pandemia. Al menos en el caso de su centro sanitario, confiesa Ramírez, «de momento no ha habido que atender a ninguna persona» por estas mismas causas.

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Ángel Palacios es entrenador de fútbol, y es evidente su enfado y su hastío ante los incendios forestales que asolan con violencia la comunidad castellano y leonesa, sobre todo en su arista oeste. «La gente no es consciente de la situación en la que nos encontramos, con todo el tema de la ola de calor, tira cualquier cosa y, bueno, se prende. Lo estamos viendo estos días en los incendios», critica. Por la mañana, el susto para él fue pensar que la gran nube de polvo y ceniza que cubría la ciudad, casi como si fuera niebla en pleno invierno, procedía de un incendio cercano. «Pensé que se estaba quemando algo en los alrededores de la ciudad. Incluso llegué a bajar a la calle, asustado, para luego darme cuenta de que era humo de los incendios», relata este hombre afincado en la ciudad.

«La idea es aplicar al pie de la letra las recomendaciones», comenta Ángel Palacios. «La idea es protegernos, y velar por nuestra seguridad. Cerrar todas las ventanas de casa, llevar mascarilla en caso de necesitarlo, evitar bajar a la calle si no es indispensable...», dice, antes de asegurar que él mismo ha empezado ya a aplicar estas mismas pautas, publicadas en la mañana de hoy por el Ayuntamiento de Valladolid a través de sus canales de comunicación oficiales.

Virginia Rico, funcionaria y maestra en un instituto público de la ciudad, pasea por la Plaza Mayor de Valladolid por primera vez en todo el día. «Por suerte no soy alérgica, así que no me he puesto mascarilla, pero por la mañana he decidido quedarme en casa, y ahora salgo simplemente porque tengo que hacer un recado urgente», confiesa. Visiblemente preocupada por la ola de polución, que en su caso particular le está provocando «algo de picor y molestia en los ojos», afirma que, nada más levantarse, se ha dado cuenta de que «había ya algo de brumilla». «Aparte del olor, porque la ciudad huele, en el periódico, en El Norte de Castilla, ya había leído que era posible que parte del humo de los incendios de Zamora y León, que tenemos aquí al lado, cubriera durante el día el cielo de la ciudad», explica.

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Victoria Merino también es enfermera, y afirma que se ha percatado de la presencia de estas molestas partículas contaminantes en el aire de Valladolid «en torno a las doce o doce y media de la mañana». «Me he enterado a esa hora porque a mi novio le ha saltado la alarma de incendios en el gimnasio. Le han dicho que la contaminación estaba llegando a Valladolid y, bueno, la alarma se ha debido activar por eso mismo», dice. «Yo llevo ya una mascarilla en el bolso, por si empiezo a notarme demasiado molesta. Lo que está claro es que la ciudad huele a barbacoa».

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