Un tractor castellano que viaja desde Valladolid para arar los campos de Senegal

Lo encontraron en Arroyo de Cuéllar y ese tractor con pala (un John Deere, modelo 3.130, de segunda mano y 3.430 kilos), junto con dos motocultores nuevos, tres desbrozadoras a estrenar y un cultivador, forma parte del tráiler solidario que este martes partió de Valladolid rumbo a Valencia para ser cargado allí en un buque que, en veinte días, llevará toda esta maquinaria agrícola hasta Dakar.

Esta es la primera vez que la ONG Amyco se embarca en un proyecto así. «Hasta ahora, todos se basaban en aportaciones económicas para acciones en Perú, Camerún, La India, Mozambique...», indica Valentín Rodríguez, tesorero de la ONG, nacida por el impulso de antiguos alumnos del colegio El Abrojo, en Laguna de Duero, un centro vinculado a los Misioneros Oblatos de María Inmaculada. Allí, en Senegal, tienen dos misiones católicas, en Ngueniène (una localidad de 6.000 personas en la región de Thies) y Kounghel (en la zona de Kaolak).

Son dos territorios «en los que la agricultura es su principal recurso económico, aunque cuentan con pocos medios», asegura Emilio Morán, presidente de la ONG. Con este envío pretenden contribuir a «modernizar» la actividad agrícola (la base de la producción es cacahuete, caña de azúcar y arroz, aunque también hay importante presencia de mijo y, en menor medida, de sandía y tomate). El reto es que se convierta en una alternativa laboral que permita mejorar las condiciones de vida de la zona y «frenar la inmigración irregular hacia Europa».

El contenedor solidario se ha llenado además con diez camas hospitalarias (donadas por el Benito Menni), quince pupitres escolares (facilitados por el colegio Jesús y María), siete pizarras (entregadas por el Ayuntamiento de Valladolid), además de 4.500 gafas (de solo y graduadas), mil pares de calcetines, pañales absorbentes, varias sacas de ropa y calzado, sillas de ruedas. «Nos ha ayudado la ONG Amigos de Gambia, ya acostumbrada a este tipo de envíos», dice Valentín, convencido de que el material llegará a buenas manos.

Allí lo gestionará desde el próximo año Jean-Marie, un religioso oblato que será nombrado superior de la comunidad en Dakar. «Nuestra ayuda servirá para mejorar las condiciones agrícolas y atender a muchas mujeres que son víctimas de maltrato, de violencia sexual y que después son abandonadas con sus hijas». «Las aportaciones económicas son importantes, pero este tipo de campañas ayudan a sensibilizar más sobre el mucho trabajo que todavía queda por hacer», indica Morán, quien además colabora con su presencia asistencial en el África subsahariana. Todos los años, junto con su esposa –la pediatra Sagrario Cuadrado–, viaja a Djala (antigua Villa Cisneros, en el Sahara Occidental)para trabajar en un centro de menores con discapacidad donde llegan personas procedentes de países cercanos, como Congo o Guinea-Bisáu.